lunes, 22 de octubre de 2012

Media Maratón Valencia 2012; ayer tocaba una de arena

Cartel de la prueba
Sigue pasando el tiempo y poco a poco se va acercando ese gran objetivo para el final del 2012 llamado Maratón Divina Pastora de Valencia; ya son un par de meses centrados en el asfalto de manera casi exclusiva y la carga de trabajo se nota en las piernas. Afortunadamente, creo o espero, ese trabajo está ahí y acabará saliendo el 18N aunque de momento por una u otra razón las cosas no acaban de salir. Es cierto que vamos alternando unas de cal con otras de arena, en Vilafranca y su Entreparets o en el Gran Fons de Paterna las cosas rodaron según lo previsto o incluso mejor. Sin embargo el balance general en estos momentos no es demasiado alentador. Todos los que seguís este blog conocéis a grandes rasgos la situación así que no me voy a extender en describirla pero al final sigo pensando que todas esas cosas acaban afectando en todos los ámbitos de la vida y éste del running no iba a ser una excepción. Y todo ello a pesar de que la última semana, la que empezaba después de la carrera de Paterna ha sido posiblemente una de las menos complicadas en cuanto a esos problemas de los que hablo más de lo que sería deseable y de que a nivel entrenamiento seguramente estamos ante la mejor de mucho tiempo. Buenas sesiones en cuanto a cantidad pero también en cuanto a calidad jalonaban estos últimos días y me hacían ser optimista de cara a esa prueba que, marcada en rojo en el calendario desde hace tiempo, debía ser una referencia más que válida de cara a mis verdaderas posibilidades en el MDP....

En la Feria del Corredor, dorsal en mano
y con el recorrido a mi espalda
El sábado por la tarde acudía, acompañado por Rubén, lleno de ilusión a la Feria del Corredor dispuesto a empezar a empaparme del ambiente que rodea a lo que uno esperaba una gran cita del atletismo popular y de paso a empezar a centrarme en una cita, que como ya he dicho, estaba hace tiempo marcada en rojo en el calendario. Y allí me encontraba con una pequeña desilusión en el momento de ir a recoger la bolsa del corredor, que en esta ocasión era la camiseta del corredor y poco más, al comprobar que no quedaban camisetas de mi talla. Es más, solamente quedaban de la S y de la M para hombres. No sé, ya he comentado en otros foros que para mi la camiseta de la carrera, quitando ocasiones puntuales en las que sí se convierte en mi modesto recuerdo y, por qué no, mi trofeo de finisher, no deja de ser un detalle sin demasiada trascendencia. Igual es porque ya son muchas carreras y eso lleva a que el detalle de la camiseta no pase de un recuerdo sin demasiada transcendencia que la mayoría de veces acaba en una bolsa esperando a ser donada a alguna entidad de las que reparten ropa a la gente necesitada. Pero seguro que había entre los casi diez mil inscritos en la carrera mucha gente para los que la camiseta sí que era un verdadero trofeo. Por ello, y porque en el momento de la inscripción solicitaban la talla de la camiseta, es por lo que no puedo entender que las previsiones fallaran de tal manera. Y siendo cierto que la respuesta por parte de la organización, la S.D. Correcaminos, ha sido rápida (al menos en teoría), creo que este detalle es ya un borrón en la organización. Bien, el caso es que al final pasamos un rato por la Feria del Corredor, recogimos el dorsal e intentamos empaparnos del ambiente previo a la carrera. 

De azul en esta ocasión, mi pequeño
homenaje a los amigos del Rocafort Running
Los que me conocéis un poquito sabéis que soy una persona que no suele ponerse nerviosa, ni siquiera inquieta, ante la cercanía de una carrera. Estas cosas llamadas carreras, desde mi condición de corredor popular que simplemente intenta disfrutar de esta actividad y que se conforma con ir superándose poco a poco, las vivo como una pequeña fiesta. En esta ocasión, sin embargo, debo confesar que cierto gusanillo corría dentro de mí y me hacía estar algo ansioso porque llegara el momento de la carrera. La noche del sábado la dediqué a preparar todos los detalles de la carrera, ropa, zapatillas, dorsal, .... al final había decidido salir con la camiseta del Rocafort Running a modo de modesto homenaje a un grupo de gente que disfrutan tanto o más como yo de este mundillo y que me han acogido en sus salidas de entrenamientos de manera fenomenal. No soy nadie importante en esto pero era la manera que tenía de mostrarles mi agradecimiento por su apoyo en todo momento. Finalizado el "trámite" de preparar las cosas tocaba intentar descansar de cara a la carrera aunque ese punto de sobreexcitación no me lo puso fácil.
Grande la gente del Rocafort Running!!!
Llegado el día H habíamos quedado en el ya famoso "meeting point" de los RR para después de hacer una primera foto de equipo poner rumbo hacia la zona de salida, en la zona del Puerto de Valencia. En este aspecto nada que reprochar a la organización; no debe resultar fácil conseguir que una multitud de diez mil personas más acompañantes accedan a la zona de salida y no haya problemas en los accesos o en el aparcamiento; pese a ello creo que este aspecto estuvo bien, al igual que el servicio de guardarropía. Bien, ubicados ya en la zona de inicio de la carrera el ambiente era, como no podía ser de otra manera, espectacular. Un gentío de gente que dedicaba estos momentos previos a la salida a calentar, hablar o simplemente a esperar el momento de la salida. Por mi parte hice un calentamiento cortito en compañía del amigo Vicente, como no otro de los RR, y enseguida nos metimos en la zona de salida donde la aglomeración ya era importante. La verdad es que los quince minutos que quedaban para la hora de salida se me hicieron muy largos a pesar de que estaba disfrutando mucho con el ambiente pero como todo al final llegó el momento y tocó empezar a ponerse las pilas para dar buena cuenta de los 21097 metros previstos intentando cumplir el objetivo que en esta ocasión era "simple", que no fácil: ritmo sostenido, intentando ir de menos a más para apretar en el último cinco mil e intentar llegar a meta en el entorno de 1.40 sin sufrir más de la cuenta. Parecía sencillo....

Pues nada, dada la salida toca ponerse a correr; bueno tocaba ir trotando hasta encontrar un hueco que permitiese correr algo que más o menos pronto conseguimos. Creo que nos costó más de un minuto alcanzar el arco de salida y bastante más encontrar un espacio mínimo en el que poder correr sin encontrar a gente que "molestaba", sin "molestar" a otra gente que llegaba desde atrás y que permitiese correr a gusto pero una vez conseguido me centré en encontrar ese ritmo buscado siempre al lado de Vicente. No era fácil mantener el ritmo entre tanta gente así que íbamos muy pendientes de este detalle, quizá más de la cuenta lo que nos hacía ir, creo, demasiado a tirones: ahora vamos rápidos, ahora parece que sí, bajamos ritmo, subimos ritmo, ... Bien, en cualquier caso las cosas inicialmente rodaban bien dentro de lo previsto: piernas cargadas desde casi el principio, algo con lo que ya contaba pero que estaba seguro de "saber" superar y ritmos en los que me encontraba cómodo. Así, superado el primer kilómetro en 5.01, transitamos el segundo en 4.47, el tercero, en el que creo que el Garmin se trastocó un poquito en 5.02, el cuarto en 4.46 y el quinto en 4.56. Creo que en esta serie se ve ese correr a tirones, en ocasiones achacable a la gente que todavía te obligaba a hacerlo pero también por lo que comentaba anteriormente. Llegados al cinco, 24.32, es decir un ritmo medio de 4.54 que aún siendo un poquito superior a lo planificado (4.50) entraba dentro de las previsiones. En este punto ya íbamos por Blasco Ibáñez de "bajada" nuevamente hacia la zona del Puerto para completar la primera vuelta. Hasta aquí todo en orden....
A partir de aquí, una vez alcanzado el primer avituallamiento (por cierto creo que los avituallamientos deben mejorarse en el aspecto de organización porque me parecieron algo caóticos) que supuso casi tener que parar, afrontábamos el segundo cinco mil con la idea de mantener ese ritmo del primero. Y así fue hasta el nueve: 4.55, 5.02, 4.52 y 4.43, lo que demuestra que seguíamos corriendo a tirones (aunque no entiendo el parcial del siete). Sin embargo aquí empezaban los problemas; pese a no querer decirlo a Vicente a partir del siete y medio, más o menos, empecé a sufrir un molesto dolor, inicialmente pequeño pero que fue aumentando en el pié derecho. Sin motivos aparentes que justificasen el mismo intenté no entrar en "pánico" y seguir manteniendo el ritmo pero dado que iba a más decidí, aprovechando que nos habían dado alcance un par de compañeros del RR, decirle a Vicente que se fuese con ellos que yo iba a regular un poquito. El tramo del diez lo hice a un ritmo sensiblemente inferior a los anteriores, a 5.27. A partir de aquí, y dado que a pesar de bajar el ritmo el dolor no remitía, dejó de tener sentido el ir a por marca y el único objetivo que quedaba era acabar la carrera de la mejor manera posible.

Entrada en meta (Gloria Manzanera). Como veis
llegue tarde a recoger mi trofeo, jeje
Aproveché el avituallamiento que había pasado el diez para parar un poco y tratar de "averiguar" que era lo del pié pero aún hoy sigo sin saber qué pasó. De hecho las cosas todavía fueron a peor porque en el otro pié pronto aparecieron molestias que en esta ocasión eran clara referencia de la aparición de una ampolla en la misma zona que me impidió ser de la partida en Alpuente. Las cosas, como veis, pintaban de maravilla... Insisto en que desde este momento, descartada la idea del abandono que en algún momento rondó mi mente, me contenté en ir rodando de la mejor manera posible, a modo de semilargo de cara al 18N, y ello a pesar de que de manera puntual me tocaba parar para tomarme un respiro. Debo reconocer que estas paradas eran más fruto del bajón moral que del dolor ya que éste estaba ahí pero tampoco me impedía correr aunque molestaba bastante. Y a partir de ahí, los parciales, quitando un par de excepciones, hablan pos sí solos: 5.18, 5.45 (parón), 5.12, 5.36 (parón), 5.17, 5.11, 4.53 (zona de Colón), 5.14 (parón), 5.18 (parón), 5.02, 5.00 (parón) y el último tramo hasta meta en 4.37. Es decir, al final, y para una distancia que según mi Garmin (y es una distancia en la que han coincidido muchos corredores) llegó hasta los 21520 metros, el tiempo real fue de 1.49.40.
Evidentemente no puedo estar satisfecho del resultado, muy por encima de lo esperado, y me preocupa lo del pié derecho que al acabar la carrera parecía un pequeño chorizo por la inflamación que presentaba. Aún hoy están las molestias a pesar de que la inflamación prácticamente es recuerdo aunque espero que para mañana hayan desaparecido y confío en que no se reproduzcan. Lo de las ampollas es harina de otro costal; descartadas de momento las nuevas zapatillas sigo con otras que hasta ahora no me habían dado problemas y pese a ello sigo con las ampollas; ya veremos qué pasa estos días pero tampoco me gusta nada esta situación.
No era lo esperado, claro, pero al final una más al coleto
Apartado organización... no me voy a extender demasiado en consideraciones y solamente quiero hacer una reflexión: creo que la búsqueda de una carrera de renombre y con categoría "mundial" no debe pasar por olvidar que también, y sobre todo, los corredores populares hacemos grande la prueba. Sin nosotros no serían casi diez mil y eso debe notarse en el trato que recibimos. Y me estoy refiriendo a avituallamientos, bolsa de corredor, tema de las camisetas, ... En fin, creo que Correcaminos debería reflexionar y plantearse ciertos aspectos. De lo contrario igual la carrera muere de éxito (y conste que lo digo desde el cariño y la admiración por ser capaces de sacar adelante un monstruo como éste).
En cualquier caso, y a modo de conclusión, os aseguro que no voy a renunciar ni voy a cejar en el empeño de conseguir sacar adelante ese reto de la MDP. Ahora, creo, con más fuerza que nunca. En fin, os dejo con los habituales enlaces...


Epílogo.- Permitidme que felicite a la gente del Rocafort Running por su participación en la carrera de ayer y, de manera muy especial a Vicente: sigo pensando que la marca la tienes ahí así que no cejes en el empeño. Y ya puestos quiero felicitar a la gente de "El Turmell" de Xert; ayer celebraban su primera carrera de montaña y, según todos los comentarios, con gran éxito. Personalizo la felicitación en el amigo Jordi Tena, que seguro que nos deleitará con una gran crónica en su blog.

domingo, 14 de octubre de 2012

XVIII Gran Fons de Paterna... ¡subidón!


Cartel de esta edición
Después del mal día que pasé el martes por tierras de Meliana (a nivel resultado, claro) el resto de la semana ha venido marcada por las dudas. La sensación de que los entrenamientos no se estaban asimilando iba "in crescendo" y, con ello, las dudas de cara a la ya próxima Maratón de Valencia también iban incrementándose de manera significativa. Pese a ello durante la semana seguimos intentando cumplir al máximo la planificación prevista, si bien es cierto que en la sesión del jueves opté por limitarme a rodar en compañía de los RR a ritmos más que suaves con la única intención de soltar piernas, renunciando por ello a la cita en el río con el grupo de entrenamiento. Después de esa suave sesión del jueves decidí respetar el descanso del viernes y centrarme en las dos "citas" previstas para el fin de semana, el largo que esta vez pasaba al sábado y la carrera de Paterna del domingo. Así pues el viernes, ya en el pueblo para pasar el fin de semana aprovechando la festividad del viernes, fue de total y absoluto relax, algo que esperaba me sirviese para recobrar fuerzas en todos los sentidos. Pese a ello, tampoco la salida del sábado fue precisamente alentadora; pese a que físicamente no me encontré mal, la motivación fue escasa así que tampoco acabé cumpliendo las expectativas para ese día. Como veis la cosa no pintaba demasiado bien para el domingo y, con ello, seguía planteándome muchas, demasiadas quizá, cosas de cara a la MDP...


Para conocer los orígenes de la Vila de Paterna hay que trasladarse a los yacimientos que existen en La Vallesa y Despeñaperros, donde se encuentran restos arqueológicos pertenecientes al Neolítico y a la Edad de Bronce. Estos yacimientos evolucionaron alcanzando cierta relevancia en la época ibérica.
Con la llegada de los romanos se inicia un cambio en las formas de vida. Es durante este periodo, según las crónicas, cuando se configura la toponomía originaria de Paterna y que haría referencia a "paternus" o perteneciente al padre, referido al estatus social y jurídico que ocuparía el dirigente dentro de la comunidad.
En la época musulmana, Paterna adquiere cierto esplendor sobre todo a través de su cerámica y su actividad manufacturadora. También se observa un mayor desarrollo de la agricultura introduciendo cultivos desconocidos hasta el momento como el arroz, la morera y la caña de azucar.
Durante los siglos XIII al XV la población de Paterna tendrá a los Luna como señores feudales. Es una época en la que actividad ceramísta es muy importante figurando en distintos palacios y centros de poder europeo. Merecen especial atención los socarrats que son utilizados para decorar las casas y que conforman una señal de identidad paternera.
A inicios del siglo XX, Paterna estaba poblada por 3.500 habitantes, pero el número irá rápidamente en aumento hasta los 64.000 actuales. Durante los años 50 y 70 se produce una gran corriente de inmigración debido a la elevada demanda laboral que genera el Polígono Fuente del Jarro.
El municipio se convertirá en un importante núcleo industrial y de servicios a través de los diferentes polígonos industriales que culminará con la creación del Parque Tecnológico destinado a los últimos avances en tecnología. A todo esto hay que añadir la extraordinaria importancia que Paterna ha adquirido en el sector servicios gracias a su extenso término municipal que incluye nuevas y prominentes áreas residenciales que se han convertido en verdaderos núcleos de población como La Canyada, Terramelar, La Coma, La Creu de Gràcia i Mas del Rosari, Lloma LLarga y Valterna.


Y éste es el de la primera edición,
allá por el año 1995 nada menos
Organizado, entre otros, por el C.A. Cárnicas Serrano, uno de los clubs de referencia del atletismo en el País Valencià, el domingo se disputaba la decimoctava edición del Gran Fons Vila de Paterna. Lejos ha quedado ya 1995, año de inicio de esta tradicional prueba dentro del calendario de carreras populares de la zona y cuyo cartel dejo a modo de curiosidad en esta entrada. Es una prueba de esas a las que desde mi inicio en el mundillo del running, y más aún desde que empezaron mis internadas por el asfalto, "tenía ganas". Por ello este año no me lo pensé más y decidí ser de la partida. Así pues el domingo tocaba madrugar porque había que bajar del pueblo y llegar con tiempo suficiente para recoger a Rubén, quien finalmente, y a pesar de acudir a la carrera, no fue de la partida, y encontrar plaza de aparcamiento, algo que se me antojaba complicado por el elevado número de inscritos a la carrera. El caso es que llegamos con tiempo a Paterna, pudimos aparcar sin demasiadas dificultades y ello hizo que tuviésemos tiempo de sobra para el "tallaet" de rigor, para saludar a algún conocido y para palpar el ambiente y, de paso, hacer un reconocimiento somero de parte del inicio del recorrido. ¿Calentar?, pues en esta ocasión me salté el trámite ya que el objetivo de la mañana pasaba por hacer la rodada tranquila que inicialmente tocaba el sábado. A pesar de que las banderas de la zona avisaban de la presencia de un viento que podría ser molesto lo cierto es que a nivel de asfalto no parecía tanto. De hecho puedo anticipar que las condiciones meteorológicas fueron durante la mañana de ayer casi perfectas para correr, con una temperatura más que agradable donde el calor no llegaba a molestar lo más mínimo.

El caso es que así, sin presiones de ningún tipo y disfrutando del ambiente y de la gente, me planté en la zona de salida donde coincidí con el amigo Canh, a quien ya había podido saludar en la zona de entrega de dorsales y con quien iba a "compartir" los momentos previos y, posteriormente, la parte inicial de la carrera. Como ha quedado dicho hoy tocaba disfrutar sin objetivo ninguno más allá de intentar, si ello era posible, reencontrar mis buenas sensaciones, desaparecidas hace algún tiempo, y seguir adaptándome a ese asfalto que tanto me cuesta. Quizá por ello tuve, tuvimos, que volver a sufrir en la salida a esa gente que siempre se coloca fuera de sitio, y que acaba estorbando claramente por ubicarse fuera de su lugar en las salidas. Iniciada la marcha, la carrera empezaba por dar una pequeña vuelta de un par de kilómetros por las calles de Paterna para volver a la línea de salida donde ya enfilaríamos rumbo a la Cañada. A pesar de lo dicho siempre es complicado encontrar el ritmo deseado en estos primeros momentos donde la masa hace que te aceleras más de la cuenta. Por ello, y ayudado por un perfil favorable durante los primeros metros, transité los dos primeros kilómetros a un ritmo aproximado de 4.50, haciendo la goma con Cahn quien poco después se adelantaría ligeramente pasando a ser compañero en la distancia, y ello a pesar de que a partir de los quinientos metros, más o menos, empezamos a sufrir lo que iba a ser una primera mitad de carrera de las duras. Casi al final de esta primera vuelta pude saludar a la amiga Laura, que tampoco se pierde una, y que con muy buen criterio sigue sin entender qué hago preparando una maratón (en fin, son cosas que pasan). Por cierto, aprovecho ahora para saludar desde aquí al amigo Manuel Tarín a quien la propia Laura tuvo el detalle de presentarme al acabar la carrera.
Pero sigamos con la carrera; poco después del paso por meta tras dar buena cuenta de ese circuito pequeño, llegábamos al kilómetro dos en pleno descenso que iba a ser preludio de un par de kilómetros de continuos toboganes que nos dejarían allá por el cuatro al pie de una subida que durante cuatro kilómetros iba a ser compañera casi constante de todos nosotros. A lo largo de estos dos kilómetros que nos llevaban al cuatro (y que posteriormente recorreríamos en sentido contrario para llegar a meta) continué marcándome un ritmo superior al inicialmente previsto pero en el que me encontraba cómodo, algo inferior al listón de los cinco minutos por kilómetro, 4.59 y 4.45 fueron los dos parciales de este tramo. Buenas sensaciones pese a que las piernas no iban frescas, como ya imaginaba, me acompañaban para afrontar, ahora sí, la parte más dura del recorrido, cuatro kilómetros hasta La Cañada que nos llevarían desde los 41 metros, cota mínima de la carrera, en los que empezaba hasta la cota máxima de 118 metros un poquito más allá del ocho. Sabedor de lo que venía aunque sin conocer el recorrido, y dado que las cosas parecían rodar medio bien, me planteé un nuevo objetivo para este tramo, el de rodar cerca de ese ritmo de cinco el kilómetro hasta arriba. Y casi lo consigo; de hecho los tres siguientes parciales a 5.03, 5.07 y 5.04 dan buena fe de ello. Más difícil fue el ocho; las piernas daban muestras de flaqueza así que decidí bajar un poquito el ritmo para tratar de llegar arriba sin quemar todas las naves. Durante este kilómetro me alcanza Jorge, compañero de club pero que en esta ocasión iba de incógnito y, me temo, que con un dorsal de otro por cuanto no aparece en la clasificación final, quien intentó que me uniese a su ritmo, no demasiado superior al que llevaba yo, aunque acabé por descartar la propuesta ya que preferí seguir a mi ritmo y escuchando los mensajes de mis piernas y mi cabeza. También en este tramo recibo el apoyo de un atleta del C.A. Puçol a quien no reconocí pero que se declaró seguidor del foro (si lees esto espero que te identifiques). Bueno, el caso es que al final conseguí llegar arriba, con un parcial en este kilómetro de 5.34 pero con las piernas en condiciones, creía yo, para seguir adelante.

Entrada en meta (Cortesía de Rubén, "el veí")
Empezaba en este punto una nueva carrera donde tocaba bajar lo subido. Pese a ello preferí ser cauto, un poco por desconocimiento del perfil real y un mucho por precaución no fuera a ser que mis piernas acabaran por dejarme tirado, y no incrementar demasiado la marcha. Así, el noveno kilómetro, claramente descendente lo pasé en 4.46, muy cómodo, y el siguiente, también en ligero descenso, en 4.48. En este punto todavía me encontraba sorprendentemente entero y con buen ánimo; incluso las piernas seguían funcionando decentemente así que seguí a la misma marcha durante el once, 4.49. El siguiente kilómetro ya era menos favorable y, ante la perspectiva de que todavía quedaba un tramo, que anteriormente hicimos en bajada, de "considerable" subida, bajé un poquito el ritmo para clavar el doce en 5.01, y el trece ligeramente más favorable, coincidiendo en parte con el tramo de subida que afrontábamos en el cuatro pero en sentido contrario, en 4.51. Llegados a este punto tocaba apretar los dientes y afrontar los dos últimos kilómetros que iban a ser complicados, especialmente el catorce por cuanto teníamos que dar cuenta de un corto pero intenso repecho que nos dejaría ya en la zona de toboganes que nos llevaría a meta. Transitado este kilómetro catorce en 5.13 me armé de valor para intentar apretar un poco de cara al último kilómetro y, así, pese a que el repecho final se hizo durillo, pude acabar el último kilómetro en 4.42, el mejor parcial de la carrera, algo que creo que confirma la sensación que tenía en aquel momento de haber acabado la carrera sorprendentemente entero, sin llegar a poder decir que sobrado pero sí con fuerzas en la recámara. Al final, un tiempo en mi cacharro de 1.14.47 para 15080 metros a un ritmo ligeramente inferior a 5.00, mucho mejor de lo previsto y esperado.

Como epílogo, y a modo de conclusión, comentar que después de unas horas desde que acabé la carrera creo que el hecho de rodar a ritmos tan cercanos a los que tengo previsto en la maratón, y ello a pesar de la dureza del recorrido, y de hacerlo con esa relativa suficiencia me da mucha moral de cara a lo que está por venir. Quedan cinco semanas para la gran cita y en medio un par de pruebas en forma de medias (Valencia y Alzira) pero espero que el fin de semana que viene pueda confirmar con una táctica similar a la de ayer esa cierta suficiencia con la que ayer lo hice a pesar de los inconvenientes que planteaba la carga de trabajo acumulada. Espero que esa prueba de fuego del domingo por las calles de Valencia salga bien y refuerce un poquito más esas buenas sensaciones de ayer por Paterna. Sé que mi "velocidad" no está en su mejor momento pero poder rodar como ayer a ritmos cercanos al objetivo fue importante. En fin, ya os contaré cómo va esa prueba del domingo pero eso será otro día. Os dejo con los enlaces de siempre. 


Perfil en Wikiloc; engañoso como siempre
en asfalto pero significativo

martes, 9 de octubre de 2012

XXVIII Volta a Peu a Meliana; acumulando kilómetros


XXVIII Volta a Peu a Meliana
En esta entrada no pienso aburrir al personal con mis historias personales (en concreto, temas laborales); simplemente comentar, de pasada, que las cosas van de mal en peor y que, desgraciadamente me declaro incapaz de apartar ese aspecto del día a día. Y digo esto, no como excusa, pero sí como factor que en cierta manera justifica mi sensación actual de que estoy entrenando más que nunca y de que, pese a ello, el progreso no acaba de satisfacer mis perspectivas. Igual estoy apretando más de la cuenta y eso también influiría en esa falta de resultados, pero tengo el convencimiento pleno de que si las cosas a nivel de trabajo fueran mínimamente bien ahora estaría hablando de otra manera y con unas sensaciones más que buenas. Dicho lo cual, acaba la fase lamentaciones y/o justificaciones y voy a intentar relatar con cierta alegría estos días pasados desde la última entrada.

Ha pasado demasiado tiempo desde aquella entrada, que correspondía al relato de mis aventuras por tierras de Vilafranca y su Entreparets que tan buen sabor de boca me dejaron. La semana posterior a la misma fue una sucesión de entrenamientos, en general, bastante buenos y que dejaron buen sabor de boca, incluyendo los dos primeros con el Grupo de Entrenamiento que la organización de la Maratón Divina Pastora de Valencia (la ya famosa MDP en Facebook) ha puesto a nuestra disposición. La verdad es que se ha montado un grupete majo y las dos sesiones de la primera semana fueron muy productivas. Cómo agradezco, e imagino que será algo bastante común al resto de los corredores esos entrenamientos en compañía. Y ahora puedo dar gracias de que durante alguna de esas sesiones tengo la posibilidad de hacerlo en compañía de este grupo o de los queridos Rocafort Runners que tan bien me han acogido. El caso es que la semana de marras, la que iba del 24 al 30 de Septiembre fue buena en general con un solo pero; la rodada del sábado dejó en mí secuelas en forma de dolorosa ampolla en el lateral del empeine del pié derecho y ello me "obligó" a abandonar mi cita con el Trail de Alpuente, cosa que me dolió en el alma a pesar de actuar como creo debía hacerlo.

Parte de los esforzados integrantes del largo del domingo;
parece una foto promocional vete a saber de qué
Y llegaba esta semana, semana de mucha carga de trabajo y a ello me puse. A pesar de las molestias del pie, la semana se saldaba con unos ochenta kilómetros de rodadas en distintas formas y condiciones pero con sensaciones agridulces. A unas buenas sesiones se le unían otras menos buenas y, sobre todo, el no poder acabar la del jueves en las condiciones previstas porque, vaya usted a saber el porqué, el cuerpo dijo basta a falta de un kilómetro para finalizar la última de las series y hasta ahí llegó. Pese a ello, descartada la Aragón Sur para poder seguir centrado en el asfalto, el sábado salía una buena rodada con gente de los Rocafort Running, dieciocho kilómetros de rodaje suave pero bien aprovechados, y el domingo hacía el largo con gente también de Rocafort para completar veinticinco kilómetros a ritmos similares a los del sábado aunque en los últimos seis o siete las piernas notaron el esfuerzo de los días anteriores y me tocó bajar ligeramente la marcha. Por cierto, muy curiosa la sensación de rodar contracorriente cuando en plena sesión por el río nos topamos de frente con los cuatro o cinco mil participantes de la Carrera per la Salut, del CrM Valencia. Y así acababa la semana para empezar otra, la actual con un día de merecido descanso que daba paso al martes, Nou d'octubre, día de la Comunitat Valenciana...

No sabemos con certeza cuál es el origen de Meliana. Por un lado puede ser romano, derivado de una antigua Villa Aemiliana, que, como todas las villas romanas se habría convertido en una alquería. Pero por otro lado ese origen podría ser árabe ya que en la Mauritania de César había un lugar denominado "Milianàh" de donde se supone que llegarían los grupos fundadores. Además, al norte de Africa, un río de Tunez y una ciudad del macizo del Atlas se denomina "Miliana". En cuaqluier caso, también hay quien defiende que el nombre de Meliana viene del primer señor feudal que tuvo la población después de la reconquista.
En cualquier caso, Jaume I conquistaría estas tierras en 1238 y del suceso de la Batalla del Puig quedó recuerdo en Meliana con la construcción de la Ermita de la Misericordia, en cuya puerta existía un retablo de azulejos que se trasladó posteriormente al nuevo ermitorio y que llegó a su punto más crítico con la expulsión de los moriscos en 1609.
Como curiosidad destacar que los dos otros núcleos urbanos actuales de la localidad, Nolla y Roca, tienen la consideraciónd e barrio desde 1900. Los orígenes del barrio de Nolla se remontan a 1860, cuando el industrial catalán Miquel Nolla i Bruixet instaló "Mosaicos Nolla" en la antigua "Alqueria dels Frares". Roca, por su parte, data de 1884, cuando el propietario de gran parte de aquellas tierras, Vicent Roca, construyó una casa de campo y una capilla alrededor de las cuales se fueron añadiendo más casos con el paso del tiempo.

Vista aérea de la salida (Ana Mestres)
Y es que el martes, Nou d'octubre, la preparación de la MDP me llevaba hasta Meliana donde se disputaba su ya vigésimo octava edición de su Volta a Peu. Aunque en el momento en que me inscribí el objetivo era intentar rodar durante esos diez kilómetros en ritmos algo más rápidos que los que deben guiar mis pasos durante las más de tres horas de la maratón, la presencia del compañero Vicente (Rocafort Running) me hizo cambiar mi idea inicial y salir a intentar que aquél bajase de los cuarenta y cinco minutos. Tampoco me hubiera venido mal, creo yo, rodar a 4.30 durante ese tiempo para convencerme de que en estos momentos me encuentro capacitado para ello (algo de lo que, debo confesar, estoy convencido a pesar de que hay indicios que me hagan dudar en ocasiones). El caso es que en compañía de Rubén nos dirigimos a Meliana, recogimos los dorsales y enseguida nos encontramos con Vicente con quien compartí el calentamiento previo a la carrera, calentamiento durante el que pude saludar al incombustible Danny Berunner, y al alma mater del 42yPico, Gustavo, colaboradores del evento. Ubicados en la salida un poco más atrás de lo que hubiera sido adecuado, una vez se dio el pistoletazo de salida nos tocó "rebasar" a gente que, y lo he dicho más veces, no sé cómo se atreven a ponerse tan adelante. El caso es que entre unas cosas y otras, entre tener que dar cuenta de esta gente y la propia inercia de la salida que siempre acaba empujándote, creo que empezamos demasiado rápido y al final lo pagamos. Empecemos reconociendo que ya en el calentamiento, pese a no decir nada, los mensajes que me mandaban las piernas no eran del todo tranquilizadores. El cansancio de la carga acumulada estaba ahí y eso, en mi actual situación de escasa fortaleza mental, no era un buen presagio. A pesar de ello, primer kilómetro de callejeo por el pueblo en 4.25 y segundo kilómetro, todavía de callejeo en su mayor parte pero que ya nos sacaba hacia la zona de los barrios en 4.26. En este momento, y aprovechando algún que otro repechillo que aparecía en el perfil, conseguimos bajar el ritmo para completar el tercer kilómetro en 4.41. Pero aquí acabó todo; kilómetro cuatro en 4.51 y kilómetro cinco en 5.01 (momento éste en el que ya le di "permiso" a Vicente para marcharse en solitario) pero en los que a pesar de intentar poner un ritmo más vivo las piernas no daban más de sí. A nivel de caja todo iba fenomenal pero el ritmo no salía y el cansancio en las piernas iba tornando en "dolor".

Entrada en meta
A la vista de ello, decidí que mi afán competitivo había acabado y que desde ese momento me limitaría a acabar la carrera; buena prueba de ello lo tenéis en el enlace al GarminConnect donde se refleja claramente, por un lado, ritmos de 5.14, 5.45, 5.39 y 5.20 para los kilómetros del seis al nueve, y por otro, en la gráfica todas las paradas a caminar con las que fui salpicando mi devenir por Meliana. Y el caso es que llegado al nueve, imagino que fruto de un ataque de vergüenza torera, decidí que ya estaba bien y que había que acabar con dignidad, esto es por debajo de los cincuenta minutos, así que me armé de valor, aceleré el ritmo hasta allá donde las piernas me dejaron y acabé este último tramo a 4.48 a pesar de no esprintar en el final. Aquí tenemos una nueva muestra de mi "debilidad mental" porque acabé a nivel pulsaciones fresco de verdad pero la cabeza no pudo con esas malas sensaciones y me arrastró a unas prestaciones desalentadoras. En fin, es lo que hay. Al final tampoco Vicente fue capaz de bajar de cuarenta y cinco (ánimo que lo tienes ahí, seguro) así que el día fue poco propicio.
Bien, intentaré quedarme con lo positivo de este periodo que es esa carga de trabajo que seguro que va dejando poso y que saldrá pronto en forma de buenos resultados aunque insisto en que todo se complica por esos aspectos colaterales que, en cierta manera, no permiten que los entrenamientos se asimilen tan bien como uno quisiera. Ya se sabe, preocupaciones, poco (y malo) descanso, .... Bueno, seguiremos entrenando tan bien como podamos y el domingo nos daremos un garbeo por el Gran Fondo de Paterna donde seguro que las piernas seguirán quejándose pero donde intentaré que en esa ocasión podamos vencer a la mente y rodar en ritmos que me permitan seguir albergando esperanzas de cara a la MDP. Mientras, os dejo los habituales enlaces a los datos en Garmin y WIkiloc.