domingo, 3 de febrero de 2013

V Cursa Muntanya Torreblanca; de nuevo con dorsal


Espero que este logo de mucho de
que hablar los próximos años
Mucho tiempo ha pasado desde la última entrada en el blog y eso suele ser mala señal, algo que en esta ocasión también se cumple. Cierto es que no puedo decir que haya pasado nada malo, casi al contrario; las noticias positivas superan al lado oscuro pero no lo es menos que durante este largo mes sin competir los entrenamientos no han sido todo lo buenos que deberían haber sido. La Navidad por medio ha colaborado a ello y un periodo de mucho trabajo también ha puesto su granito de arena. Unámosle a ello una dosis de cierta perrería (quizá no sea la palabra más adecuada pero no se me ocurre otra) y cierto problemillas físicos y tendremos el cóctel perfecto que define este periodo de final de 2012 y principio de 2013. Pero bueno, como todo en esta vida parece tener solución parece que las cosas empiezan a funcionar un poquito mejor y de momento llevo diez días bastante buenos en relación a entrenamientos y temas relacionados con las carreras. Y así llegó el reestreno en carreras de montaña el domingo por las sendas de Torreblanca. Pero antes de entrar en esa historia me permitiréis que os cuente algo diferente pero que en estos momentos es el factor principal que tira de mi carro de la motivación: Corremón.

Hace ya bastante tiempo que en compañía de Rubén, "el veí", llevábamos dándole vueltas a la idea de desarrollar un proyecto relacionado con el mundo de las carreras, en especial con las de montaña. Pasaba el tiempo, hablábamos mucho de ello, parecíamos decididos a tirarlo adelante pero a la hora de la verdad no acababa de cuajar. Pero ahora ya es una realidad; bueno, será una realidad en cuanto acabemos de adecuar el local y podamos inaugurar, espero que en algo más de un mes. Corremón es, en esencia, una tienda de running especializada en la montaña; sin embargo, desde el primer momento, aquel en el que nos planteamos la posibilidad de abrir algo, tuvimos claro que no podía quedarse ahí. Y por eso creo que puedo decir que con Corremón pretendemos desarrollar un nuevo concepto de tienda especializada en trail. No voy a desvelar nada todavía porque queremos hacerlo cuando esté todo un poquito más avanzado (mantendremos la incógnita de momento), pero ya anticipo que pretendemos dar un servicio integral a corredores y clubs, ofreciendo un espacio diferente en el que se puedan desarrollar actividades en un espacio preparado para ello. Nosotros le llamamos el "Aula de Corremón" pero hasta aquí voy a leer.. En fin, pasamos por momentos difícil en los que parece una locura embarcarse en proyectos empresariales pero la ilusión mueve montañas (nunca mejor dicho) y con el aval de la ilusión y del conocimiento que tenemos del mundillo estamos seguros de poder ofrecer un proyecto diferente y alternativo a lo ya existente. Pretendemos ocupar un espacio que ya tiene dueños pero desde la base de llenar otros espacios que en estos momentos están huérfanos y que pueden ayudar a conseguir un enfoque más integral del servicio a la ingente cantidad de hombres y mujeres que día a día convierten el running en general y el trail en particular en una válvula de escape de todos los problemas que día a día nos acechan en estos tiempos convulsos.

Este dorsal debe marcar el inicio de un nuevo periodo
Y dicho esto, volvamos a Torreblanca. Después de un largo periplo de malas experiencias en el ámbito del running, de renunciar a alguna San Silvestre (eso sí, con la satisfacción del éxito organizativo y de participación de la San Silvestre Comarca Gúdar-Javalambre que montamos en Albentosa), de renunciar también al tradicional comienzo de temporada en el 10k Divina Pastora de Valencia, a cambio, eso sí, de un satisfactorio entrenamiento en los dominios del Tossal Gros que creo que marcó un punto de inflexión, los últimos diez días han venido marcados por el regreso de las buenas sensaciones en los entrenamientos que, si bien no han sido muy intensos, sí que comienzan a tener cierta carga de intensidad que poco a poco seguro que van dando resultado. Llegaba el fin de semana y tocaba meter un poquito de carga de trabajo; la idea era acumular dos sesiones de quince-dieciséis kilómetros, la primera de ellas por el circuito matahombres (tal y como empezamos a conocer al recorrido que empezamos a tener trillado por la zona de Paterna-La Vallesa) se desarrollaba el sábado en compañía de Tomás (Alfonso, el otro habitual del mismo nos dejaba abandonados al estar recuperándose de un inoportuno esguince en pleno GR10 Extrem) que como suele ser habitual acabábamos completando a ritmos superiores a los que habíamos planeado, y superiores a los que imponía la prudencia. Lo que en un principio se planteaba a ritmos cercanos a los seis minutos por kilómetro acababa en un resultado que se refleja en este enlace al Garmin Connect. Y con ese esfuerzo en las piernas, después de siete días de intenso entrenamiento que en cualquier momento podía pasar factura llegaba el domingo en el que tocaba volver a ponerse un dorsal. Lejos, muy lejos, estaba el lugar elegido; menos mal que en este caso iba acompañado, nuevamente por Tomás, así que en un ratito nos plantábamos en Torreblanca dispuestos a recoger el dorsal y hacer tiempo hasta el momento de la salida. Una enorme alegría el volver a ver tantas caras conocidas con las que hacía tiempo que no coincidía: el maestro Rafa Murcia que no se pierde una, acompañado por Adrián al que espero ver pronto delante de la cámara fotográfica, Zapa, otro grande como Ritxi al que vi mejor de lo que esperaba, Kineta a la que apenas pude "saludar" en su entrada en meta, y así podría estar citando a muchos....

Bonito grupo, sí señor
El día se presentaba complicado por el fuerte viento que soplaba y que me recordó que pese a lo que parece seguimos estando en pleno invierno; la sensación térmica era al principio de frío aunque en realidad la temperatura era superior a la que parecía. Pero el problema era el viento; qué poco me gusta cuando sopla y el domingo lo hacía con fuerza así que íbamos a tener que lidiar con él. En fin, el caso es que un breve calentamiento dio paso a una sesión de fotos, de la que dejo una nuestra en muy buena compañía. Y así llegó el momento de la salida. El objetivo estaba claro; salir tranquilo y llegar también tranquilo, siempre pendiente de las sensaciones y tratando de disfrutar al máximo esta nueva experiencia por montaña. Mi intención era hacer la carrera completa con Tomás pero a la vista del perfil de salida éste ya se había autoconvencido de que al principio iba a quedarse así que decidí salir a la mía con el convencimiento de que finalmente Tomás me alcanzaría. Y así fue; en el momento de darse la salida, tras un brevísimo callejeo por el pueblo de inmediato giramos a la derecha en dirección a la carretera nacional que cruzamos por debajo y en ese momento se iniciaba un tramo que iba picando hacia arriba de manera suave y que, como suele ser norma al inicio de las salidas, se le atragantó a Tomás. En ese momento abandoné su compañía y seguí con una marcheta tranquila que se quebró allá por el kilómetro 1,3 momento en el que se formó un tapón de cierta importancia. Me permitiréis que aproveche esta circunstancia para reprender a todos aquellos que aprovechan estas situaciones para hacer gala de su enorme capacidad para el recorte. Al margen de una falta de respeto para el resto de los que sufrimos el tapón creo que deberían pensar en que no es de recibo transitar por zonas distintas a las marcadas por la organización, dejando con ello su huella en terreno que nunca se sabe qué puede contener. Y ya de paso nuevo toque de atención a los cochinos que dejan impronta de su paso por las carreras en forma de envoltorios de geles abandonados en las sendas (en esta ocasión pude comprobar allá por el doce, poco después del último avituallamiento y coincidiendo con el inicio de la última subida, cómo tres restos de geles se amontonaban en apenas cincuenta metros)...
Volviendo a la carrera, en el momento del tapón pude hacerme una idea clara de dónde iba Tomás así que superado éste afronté el primer tramo de subida, que nos llevaría hasta prácticamente el kilómetro tres, con la tranquilidad prevista y siempre pensando en que Tomás me pillase y poder hacer la carrera en compañía. Llegamos arriba y seguía sin noticias de éste así que decidí olvidarme de él con la certeza de que antes o después acabaría alcanzándome. De momento las cosas iban bien; esta primera subida, aún sin forzar, la había superado con bastante alegría y sin problemas físicos derivados de estos días pasados, catarro incluido. Se iniciaba aquí un descenso prolongado de algo más de kilómetro y medio que también me tomé con calma, siempre siguiendo la estela de la gente que me precedía pero sin intención de forzar ningún adelantamiento a pesar de que ahora sí, iba bastante cómodo, quizá algo más de lo deseable. Y así, finalizado el descenso enseguida llegó el primer avituallamiento y el kilómetro cinco, que transité en 37.40 y muy bien de piernas.
Otro momento de la carrera
Se abría aquí un largo tramo de prácticamente ocho kilómetros bastante corredor, mayoritariamente por buenas sendas y agradable de correr, con la excepción de una tachuela de aproximadamente un kilómetro allá por el siete. Un tramo de los que me gustan y que va "toboganeando" de manera continua y que se hace ameno al tener que ir cambiando de ritmo de manera continuada. Y así, sin noticias de Tomás fui dando cuenta del mismo, a ritmos que siempre estaban cercanos a los seis minutos por kilómetro y con cierta sensación de suficiencia que se completaba con la ausencia de molestias de entidad. Y en esas estaba cuando superé el kilómetro diez, marcando en el segundo cinco mil un tiempo de 32.18. Convencido de que Tomás no podía estar demasiado detrás seguía con paso decidido hacia delante y poco después ya pude observar a éste bastante cerquita por detrás. Coincidiendo con el segundo avituallamiento, en pleno "repecho" llegó el primer aviso muscular de cierto cansancio así que decidí tomarme un respiro hasta que me diese caza Tomás (algo que igual iba a suceder) para poder recuperar y pegarme a él cuando esto ocurriese. Y efectivamente enseguida, superado el kilómetro once se produjo el encuentro. A partir de ahí sabía que, quitando el tramo de subida en el que seguro que me iba a dejar marcar el ritmo, la carrera se iba a convertir en una persecución al compañero así que me dispuse a ello... 
Poco después de cruzar la carretera,
momento de ritmos vivos pero sin perder la sonrisa.
Foto de Adrián Murcia
Llegábamos al momento de inicio de la última subida del día y la verdad es que ese breve tramo en compañía de Tomás me había servido para recuperar las sensaciones y abandonar esas molestias que habían amagado con aparecer breves momentos antes. La subida era complicadilla y constaba de tres tramos de ascenso. Un primer tramo de apenas cuatrocientos metros al trece por cien, con un brevísimo descanso de apenas cien metros que nos dejaba a los pies de otro repecho de apenas doscientos cincuenta metros al dieciocho por ciento, para acabar con un último esfuerzo después de cuatrocientos metros de "recuperación", esfuerzo más suave que nos dejaba al final de la subida después de una cuesta de esas "rectas" pero no demasiado dura al final de la cual nos detuvimos brevísimamente para hidratar un poquito el cuerpo y afrontar, ahora sí, la parte final. Lo que quedaba hasta meta era un descenso de aproximadamente 2200 metros, inicialmente algo más técnico aunque mucho menos de lo anunciado y que nos dejaba a la altura de la autovía, que cruzamos por un paso subterráneo. En estos momentos el amigo Tomás ya había tomado el mando de las operaciones y empezaba a imponer un ritmo alto que por momentos me costaba seguir. Y así llegamos al quince, donde el terreno ya se suavizaba y se dejaba querer; y claro, a meterle caña al cuerpo, de manera que este kilómetro lo superamos en 4.29. Y hasta aquí, en el momento del giro para entrar en la recta de meta solamente quería una cosa, disfrutar del momento así que baje el pistón para cubrir esos últimos ciento cincuenta metros "escuchando" a mi cuerpo y disfrutando del momento de completar esta carrera que por todo lo dicho espero sea un punto de inflexión y preludio de buenos momentos. Al final entraba en 1.52.25, por debajo de siete minutos el kilómetro que era un poco el listón marcado y que fue guiando mis pasos desde prácticamente el inicio. Así, con la satisfacción del deber cumplido y con la de comprobar que muscularmente estaba muy entero, dimos cuenta de manera rápida pero intensa del buen avituallamiento de meta y al poco tiempo, después de comprobar la entrada en meta de Rafa y de Kineta (a la que achuchamos un poquito, la verdad) emprendimos camino de vuelta a casa pensando en nuevas metas. Y es que el 24 de febrero está ahí, a la vuelta de la esquina, con Espadán esperando amenazante. Tiempo habrá de contarlo... de momento los habituales enlaces a mis datos en carrera.


Perfil de la carrera en Wikiloc