miércoles, 28 de noviembre de 2012

Tiempo de contratiempos; la MDP que no fue


Llevaba mucho tiempo sin visitar este rinconcito donde voy desgranando mis vivencias en el mundo del running, las más de las veces, y en otros ámbitos, las menos. Casi cuatro semanas separan el día de hoy de mi última entrada en el blog y eso no es muy habitual. Y no será que no han ocurrido cosas pero lo cierto es que entre cierto desánimo vital y pocas alegrías que contar no acaba de hallar el momento de entrar a este rincón que en este momento debería servirme de desahogo....
Haciendo un poquito de memoria dejábamos la historia en tierras de la Ribera, en concreto en Alzira, su media y la posterior comida en gran compañía. No fue un buen día en cuestión "runner" pero al final la conclusión era, más o menos, que todo suma y que al final de la jornada la sensación era que esos kilómetros por la Murta iban a ser importantes para el gran objetivo del 18N. La semana siguiente estuvo muy bien, con buenos entrenamientos y mejor cabeza al renunciar a última hora y en la misma línea de salida a formar parte de la edición 2012 de la Subida al Remedio de Chelva. Entre cierto cansancio muscular de la salida del día anterior y el frío que hizo acto de aparición justo ese día justo después de recoger el dorsal tomé la decisión de no tomar la salida. Pese a ello fue una mañana productiva. Quien más y quien menos sabe que en mi cabeza rondan ciertos proyectos (aunque es cierto que muy poquitos sabéis de qué van los más importantes), y esa mañana me sirvió para "presentar en sociedad" uno de ellos a un grupo de gente que creo que puede ser importante a la hora de desarrollar el más importante de todos ellos, el que en los últimos meses llenan el vacío que un trabajo poco motivador y un ambiente peor que enrarecido han dejado en mí. Fue una bonita mañana a pesar de todo y salí de Chelva satisfecho, con la alegría de haber aprovechado el tiempo y de haber podido disfrutar, como no, con la llegada de los galgos a meta.
Entrábamos en la semana decisiva con las pilas cargadas y con muchas ganas de alcanzar el 18N. Una semana de tranquilidad, con la satisfacción del trabajo bien hecho y con ese objetivo ya conocido de bajar de las 3.30 me dejaban en la línea de salida de la MDP donde me aprestaba a dejarme la piel para conseguir ese objetivo. La crónica, desgraciadamente, será breve; trece kilómetros de muy buenas sensaciones, corriendo siempre en plan amarrategui, a ritmo de cinco el kilómetro, controlando en todo momento el mismo y sintiendo muy buenas piernas se fueron al traste en ese momento en el que un pinchazo en el abductor fue preludio de una breve pero desagradable "paseo" hasta el diecinueve, momento en el que, aprovechando la cercanía de casa y la presencia de la familia y amigos, puse "pie a tierra" y abandoné una aventura que me había costado sangre y sudor en abundancia aunque no lágrimas y que acababa de la peor manera posible. Fue una decisión dolorosa, y ello a pesar de que tuve veinte minutos para asimilarla desde el momento en que tuve claro la misma; sin embargo creo que fue la acertada. No hacerlo hubiera supuesto con mucha probabilidad agravar una dolencia que, al final parece quedar en un pequeño susto y que, después de cinco días de reposo, va quedando poco a poco atrás, lo que me permite seguir adelante. No obstante, pese a no ser finisher, sí que me considero legimitado para, siempre de manera constructiva, meterle caña a la organización, y no por esa salida nula producto de vete a saber qué extrañas circunstancias. Señores de Correcaminos, creo que están olvidando la importancia que para este evento, como para casi todos, tiene el corredor popular: al final de la corrida nos ha tocado pagar una cantidad importante en momentos como los actuales, complicados. Y a cambio recibimos una camiseta de mala calidad, una bolsa de plástico llena de papeles y un "Buff". Personalmente entiendo una parte imprtante del trabajo de marketing se fue al garete con el tema de la bolsa de plástico, mal llamada Bolsa del Corredor. La carrera fue un éxito, sí, pero no olviden nunca que si casi llegamos a juntarnos diez mil runners no es por esa pequeña parte, importante pero pequeña, de corredores de "élite". Creo que deberían reflexionar porque de lo contrario muchos de los que allí estuvimos nos plantearemos seriamente volver a formar parte de un evento que tiene un gran potencial pero que necesita algo más que una llegada espectacular para motivarnos.
Y después de la MDP, ¿qué?. Como ya he dicho, cinco días de reposo dieron paso al sábado en el que tuve la suerte de contar con dos amigos que se convirtieron en compañeros y aliados para poder completar una salida de algo más de dieciséis kilómetros que testaron mi pierna y mi cabeza con resultado positivo. Ese sábado, por tierras de Paterna, La Vallesa y La Canyada, y en compañía de Alfonso "Titonarman", y Tomás "Canh", volví a creer en que la MCS era posible, aunque siempre con un objetivo claro de terminar sin forzar. Después llegó Serra, este domingo, y su K25, donde pude disfrutar del mundo del trail desde la perspectiva del colaborador o voluntario, donde pude disfrutar del enorme placer de ver pasar, uno a uno, cada cual con sus circunstancias, a los más de trescientos corredores que, al paso del 22 dejaban un collage de sufrimiento, dolores, problemas físicos que pese a todo se resumía en una palabra, ILUSIÓN. Pocas veces he disfrutado tanto de las carreras como esa mañana y eso también me reforzaba en las ganas de seguir adelante, buscando nuevos retos y nuevas aventuras que vivir. Y así hasta hoy, con una semana en la que sin forzar más de la cuenta pero disfrutando como hace tiempo que no hacía del placer de correr sin más objetivo precisamente que disfrutar... 
Los objetivos de cara al año que viene están cociéndose a fuego lento; de las carreras alguna hay que ya son "realidad", como esa CBxR del mes de mayo, otras siguen estudiándose. De mi faceta de "organizador" sacando adelante ese nuevo proyecto que esperemos acabe cuajando en otros años de una San Silvestre para una comarca, la de Gúdar-Javalambre, que me ha acogido hace años y que es testigo directo de mis aventuras por las sendas y desarrollando un proyecto de cara al verano que haga de la CxM de Albentosa un referente comarcal y algo más. Y de los otros proyectos, el más importante de todos sigue adelante, con una fecha que debe marcar el inicio de un proyecto empresarial, de una aventura que trasciende al negocio, el uno de marzo... y hasta aquí puedo leer de momento.
¿Lo demás?. Creo que lo único que importa es la familia y los amigos. Tengo el firme propósito de que los problemas en el trabajo dejen de serlo fuera de la jornada laboral. Es difícil, lo sé, y más siendo como este humilde narrador es, pero me siento maltratado por gente que, hasta ahora, más allá de jefes consideraba compañeros e, incluso, algo parecido a amigos, y que en los últimos tiempos me han maltratado dejándome en una cuneta, maltratado y, en cierta manera, despreciado. Pese a ello seguiremos adelante, tratando de desarrollar un trabajo adecuado que me permita sentirme orgulloso de mí mismo y poder presentarme con la cabeza bien alta delante de la gente que quiero y que, estos sí, me quieren. No me tumbarán; es más, de este periodo de "depresión" (no en el sentido literal de la palabra) acabará saliendo lo que estoy convencido que será el proyecto que marcará un antes y un después en mi vida.
En fin, parece que me he adelantado un mes porque esto bien podría ser una declaración de intenciones de cara al 2013 pero necesitaba hacerlo ahora, cuando las ganas me han permitido volver a entrar en este trozo de alma que voy desgranando entrada a entrada. Gracias a todos los que seguís este blog porque también vosotros, en cierta manera, formáis parte de este proyecto vital y me dais soporte y apoyo para seguir adelante. 

Ah, y el domingo....¡¡¡¡montaña!!!!



domingo, 4 de noviembre de 2012

XV Mitja Marató d'Alzira; decir mal es poco.

Cartel de la prueba
Dejábamos el hilo de este blog en el final de la Media Maratón de Valencia, con unas prestaciones mediocres pero con ganas de retomar los entrenamientos y afrontando con optimismo las cuatro semanas que restaban en aquel momento para el día H de la Maratón Divina Pastora de Valencia. Hasta ese punto las cosas no estaban yendo como me hubiera gustado y era un buen momento para tratar de reconducir la situación, al menos durante estas dos semanas que han transcurrido desde entonces, y conseguir que las piernas, pero sobre todo el coco, fuera asimilando correctamente el trabajo realizado. Durante estas dos semanas que han transcurrido desde entonces el trabajo ha sido bastante convincente, tanto en volumen como en calidad. Cierto es que alguna sesión no ha sido tan buena como me hubiera gustado pero en general podría decir que llegaba a este domingo razonablemente satisfecho de cómo se había desarrollado este periodo de tiempo. Buenos largos a ritmos bastante decentes, alguno de ellos con cierta dureza que ayudaba a mejorar, sesiones de series también convincentes y, claro está, algún día de esos en los que parece que no hay manera de tirar adelante y en los que piensas que más valdría no haber salido (al final todo suma así que incluso esos días malos son, a su manera, buenos). Por el camino quedó atrás la Subida al Pico del Remedio de Chelva, carrera de esas que me gustan, montañeras y sufridoras, pero que, incluso estando en la línea de salida, acabé por descartar después de sentir cómo las piernas no estaban preparadas para semejante batalla y que era más lo que podía perder que lo que podía ganar (parece que por una vez hice lo debido y no arriesgué en absoluto). De lo que hubiera sido el relato de aquel día y de aquella carrera queda un pequeño comentario que refleja lo bien que lo pasé y lo mucho que disfruté de la compañía de verdaderos cracks de este mundillo, cada uno a su manera, y al tiempo de grandes personas: Héctor de Leonia, Jaime González (espiquer.com), Llargo Tuéjar, Iván de Inforunnning. Todos ellos contribuyeron a que esa mala leche que se te queda cuando no puedes (en esta ocasión quizá debiera decir no debes) ser de la partida quedara atrás y los recuerdos del domingo sean agradables, algo a lo que ayudó, sin duda, poder compartir un rato antes de la salida con amigos como Torko, Kike Gallego, Manoli, Paco, Anita y otros muchos que quedarán en el tintero...

En fin, el caso es que casi sin darme cuenta la semana tres antes de la MDP llegaba a su fin y con ella tenía una cita ineludible con una prueba que no conocía pero en la que había comprometido mi asistencia por obra y gracia de David, compañero de fatigas y de alguna que otra aventura, con el nexo de Albentosa por medio, y que en esta ocasión iba a correr en casa. Pese a la cita todas las miradas de la semana iban dirigidas al 18N así que realmente me planteaba la cita de Alzira como una nueva ocasión de hacer un entrenamiento, esperaba que de calidad, con dorsal y viviendo nuevamente desde dentro ese ambiente, siempre especial, que dejan las carreras populares. Ya el día anterior tenía claro cuál era el objetivo, rodar a ritmos próximos al objetivo de la maratón, y también que ese objetivo se antojaba difícil por la carga que durante la semana había metido al cuerpo y a las piernas. Pero sobre todo pensaba que era una buena oportunidad para volver a poner a prueba a mi cabecita, esa que tantos disgustos me está dando últimamente y a la que tanto le cuesta asimilar las carreras de asfalto. Debo reconocer en este punto que se me está haciendo duro el tramo final de la preparación de la maratón, que incluso por momentos he pensado, y pienso, en rebajar el objetivo para hacerlo más asequible y, quizá, más realista a mi actual estado de forma. Creo que estoy entrenando bien pero a pesar de ello, esos otros factores externos de los que en otras ocasiones he hablado y, además, un periodo en el que no estoy consiguiendo alimentarme con la disciplina que sería conveniente, están siendo obstáculos difíciles de superar y ello, poco a poco va menguando mi confianza. Además me da la sensación de que he dejado de saber competir; tal vez es cuestión de que me esté presionando demasiado, no sé, pero el caso es que todo lo bueno que desarrollo en los entrenamientos no acaba de salir en las carreras y eso es algo que me tiene algo alicaído.

Alzira es la capital de la Ribera Alta del Xúquer. La ciudad está situada a 36 kilómetros al sur de valencia y a 25 de la costa. Alzira disfruta de un clima mediterráneo con temperaturas suaves, tanto en invierno como en verano, lo que le permite ofrecer unas condiciones óptimas para residentes y visitantes. Su población actual es de 44.690 habitantes (2009).
El término municipal tiene una superficie de 111,4 kilómetros cuadrados. Presenta marcados contrastes que van desde los catorce metros sobre el nivel del mar del amplio llano de inundación del Xúquer, la fértil huerta poblado de extensos campos de naranjos, hasta las pronunciadas sierras del "Cavall Bernat" y "Les Agulles", donde los frutales enfilan sus faldas junto con las pinadas y donde despuntan las agudas crestas montañosas que tienen su altura máxima en el "Pic de la Ratlla" con 625 metros de altitud.
 Rodeada por frondosos campos de naranjos, regados por innumerables acequias que cogen sus aguas de la Acequia Real del Xúquer, y enmarcada por una fascinante sierra, esta localidad permite disfrutar de un agradable encuentro entre la historia y la naturaleza.

Con todo lo anteriormente relatado en la cabeza y con las piernas en no demasiado buen estado el domingo, bien prontito, poníamos rumbo hacia Alzira, en esta ocasión acompañado por Mónica y Leyre para enfrentarnos a todos esos fantasmas que rondan por mi cabeza. Previa parada en Sueca para recoger a Rubén, improvisado fotógrafo de esta jornada, y dejar a mis niñas que acudirían después a Alzira, nos presentamos en Alzira con tiempo de sobra para, acompañados de David, ir a recoger los dorsales, disfrutar de una agradable tertulia con los "Vila Brothers" (tres de los cuatro hermanos de David y él mismo iban a correr la media juntitos), calentar brevemente y prepararnos para la batalla que estábamos a punto de librar. La verdad es que el día, a pesar de algún amago de ventolera y del bochorno que sorprendentemente nos acompañaba, presentaba unas condiciones casi perfectas para correr. Así, pronto, nos vimos ya entre el gentío, cerca de mil corredores, esperando la salida para tratar de superar un recorrido que, para añadir dificultades a lo antes expuesto, se presentaba como algo más que exigente. De pronto, justo cuando el speaker, Recaredo Agulló, decía "queda un minuto para la salida" sonó un cohete y eso, disparados como tales a completar los veintiún kilómetros de recorrido. Salida como siempre más rápida de los previsto, siguiendo la estela de esos hombres de negro de la fotografía y de esa guisa pasamos el kilómetro uno en 4.48 y el dos en 4.30. Sorprendentemente al poco de marcar el Garmin el kilómetro 2, cuando aproximadamente transitábamos por el dos trescientos "aparece" el cartel del kilómetro 1. Lo que parecía un error acabaría por no serlo y fue confirmándose kilómetro tras kilómetro: la causa era bien fácil, la cabeza de carrera, en un error achacable a la organización, se saltaba un giro a la izquierda y la vuelta "pequeña" que debíamos hacer en primer lugar se convertía en la primera de las dos vueltas grandes que dimos por las calles de Alzira, algo que acabó por convertir la media maratón en un rodaje de 22300 metros.
Bien, pasado el kilómetro dos uno de los Vila ya me advertía de que iba demasiado rápido para el objetivo marcado, algo que era cierto así que pisé un poquito el freno y me coloqué en un cómodo ritmo (eso pensaba yo) de aproximadamente cinco minutos el kilómetro. Y así fui transitando por las calles de Alzira, por donde nos zampamos cuatro kilómetros más en los que marqué 4.57, 5.06, 5.00 y 5.04. Hasta este momento todo iba según lo previsto, kilómetro seis a 4.54 de media. Sin embargo en este momento empezaba la carrera de verdad. Llegados a la recta de meta giramos a la derecha y transitando por un repecho, inicialmente suave pero que poco a poco se iba endureciendo, nos dirigimos hacia el paraje de la Murta en un camino sin retorno que picaba de manera constante hacia arriba aunque siempre en un camino plagado de toboganes, un verdadero rompepiernas que, evidentemente, consiguió lo que buscaba, "romperme" las piernas.


El valle de la Murta es un exuberante paraje de frondosos bosques, donde se encuentran las históricas ruinas del monasterio Jerónimo de Nuestra Señora de la Murta. Las obras del antiguo monasterio se iniciaron en 1357 y se retomaron en 1401, y fue desamortizado en 1835. De todo el conjunto destaca la Torre de las Palomas. A lo largo de su historia ha sido meta de peregrinaciones, visitado por destacadas personalidades. En su entorno, hay una casona del siglo XIX que cuenta con un hermoso jardín, también existe una almazara, nevero, ermita rupestre, acueducto y balsas. En la zona se puede practicar el senderismo en las siguientes rutas: PR-CV 334 la Creu del Cardenal; PR-CV 335 Cavall Bernat; SL-CV 81Senda Botánica; SL-CV 82 Senda Histórica y GR-236 La Ruta de los Monasterios - Pas del Pobre, que une los monasterios de Cotalba (Alfauir), Corpus Crhisti (Llutxent), Santa María de la Valldigna (Simat), Santa Maria d’Aigües Vives (Carcaixent) y la Murta.

Bajo el arco azul podéis verme en los inicios de la prueba,
un momento en el que ya íbamos con ese kilómetro de más
Lo cierto es que resultó una sorpresa muy desagradable; sabía que mis piernas no estaban para lanzar cohetes e iba mentalizado para sufrir pero ya en los primeros compases de la subida las piernas dijeron que no estaban dispuestas a sostener un ritmo decente ni un momento más. Y eso era un problema porque tal y como me habían avisado hasta el parking de la Murta quedaban unos seis kilómetros de subida más o menos constante, con toboganes que iban a ir sucediéndose y que convertían esta segunda parte de la carrera en un pequeño infierno. Acabada la primera de las subidas fuertes llegaba un pequeño respiro y en ese momento, al comprobar lo mal que andaba, estuve en un tris de parar, darme la vuelta y dar por acabada la aventura. Sin embargo un "penúltimo" momento de locura me hizo seguir adelante y tratar de acabar la carrera aunque fuera a ritmos que seguramente serían sensiblemente inferiores a los previstos, convirtiendo la carrera en un entrenamiento de fondo más. Desde este momento hablar de ritmos pierde sentido porque al mismo ritmo que se sucedían los toboganes iban apareciendo mis, eufemísticamente hablando, cambios de ritmo. Me marqué no perder la estela de un grupete de corredores que iban cerca de mi y así, cuando llegaban las bajadas incrementaba el ritmo y a la hora de volver a subir pues hacía lo que buenamente podía. Era en estos momentos cuando realmente me daba cuenta de lo mal que iba porque por mucho que intentara meter ritmo no había manera. El caso es que poco a poco fui restando kilómetros y al final llegamos a ese soñado parking de la Murta donde la carrera se suavizaba un poco.
Llegada en compañía de Leyre, Biel y Oriol
En este punto, kilómetro doce y medio oficioso (poco más del once oficial) la carrera cambiaba, más que nada porque tocaba volver al pueblo y, claro, esos toboganes se mantenían pero con tendencia a bajar. Después de un breve respiro que traté de darme para dar tregua a mi maltrecho cuerpo me autoimpuse la obligación de marcar un ritmo decente y así me lancé hacia abajo; siguiendo la estela de una compañera del 42 y pico, que finalmente me dejaría atrás como no podía ser de otra manera nos plantamos en el dieciséis, donde estaba el tercer avituallamiento, con cuatro parciales que sin ser para tirar cohetes dado el perfil descendente de los mismos, al menos me dieron un pequeño respiro: 5.20, 5.03, 5.19 y 4.39. Sin embargo llegados a este punto apareció un nuevo repecho de más de medio kilómetro que, ahora sí, acabó con mi ánimo y me hizo volver a la cruda realidad a pesar de que en el 18 volvía a bajar de cinco. Pero si soy sincero estos seis kilómetros que quedaban se convirtieron en un martirio. Lo único que quería era llegar lo antes posible pero, claro, tampoco podía apretar más así que este tramo final se hizo eterno. Nuevamente hablar de ritmos es absurdo porque iba a tirones, la mayoría de ellos "hacia atrás"; y así, poco a poco, con la sorpresa esperada de un nuevo repecho, de esos que se ven desde lejos, que nos llevaría al tramo inicial de subida, llegábamos a la última bajada, que me permitió volver a marcar en el 22 un 4.54 y finalmente, en compañía de estos locos bajitos que veis en la foto de la llegada me planté en meta. El tiempo no tiene mayor trascendencia, 2.01.01 (5.25 de ritmo medio) según el Garmin pero ahí queda. En meta, al margen de estos enanos me esperaban todos, incluyendo David que al final se marcaría una buena carrera junto con el resto de hermanos. Y de allí a por una reparadora ducha, no sin antes recoger una muy buena bolsa del corredor (en esta ocasión la relación calidad-precio fue espectacular), que daría paso a unas cervecitas en Alzira como paso previo a una comida de esas que quitan las penas, a base de carne torrada, en el bar del paraje de la Casella, lugar donde un paseo posterior a una buena sobremesa pondría punto y final a nuestra estancia en la capital de la Ribera. Agradecer desde aquí las atenciones de los amigos David y Loles y trasladar que en mi cabeza está volver el año que viene a sufrir por un recorrido duro pero bonito de verdad.

En cuanto a la MDP... casi puedo decir que lo que había que hacer está hecho. A partir de esta semana toca bajar el ritmo y la que viene será casi de trámite a la espera del 18N. Seguramente habré hecho cosas mal aunque insisto en que a nivel de entrenamientos creo que lo he llevado mejor que nunca. Pese a ello toca ser pesimista porque las cosas no están rodando bien en carrera y eso no es un buen presagio de cara a esos cuarenta y dos kilómetros. Si embargo sigo pensando que en mis piernas está ese objetivo buscado y desde luego no voy a renunciar a intentarlo; si no lo consigo no será por ello así que en un par de semanas tocará ponerse el traje de sufridor y buscar fuerzas donde no sé si las habrá en busca de ese objetivo soñado. Esa historia, supongo, será la que cuente en la próxima entrada del blog así que hasta ese momento os emplazo. De momento os dejo con los habituales datos de carrera y un perfil que, siendo engañoso como suele ocurrir con los de Wikiloc y el asfalto, sí que nos ayuda a hacernos una idea de lo que fue la carrera.


Significativo perfil el que sale en Wikiloc
Epílogo; os reproduzco un mensaje recibido por parte de la organización explicando el error y solicitando disculpas (como se suele decir, al César lo que es del César)

Hola CORONEL SáNCHEZ, ROBERTO JAVIER

El C.A. Alzira vol que sigues el primer en saber el que va passar ahir a la Mitja. Al inici de la prova un cotxe desorientat es va ficar al capdavant dels corredors y per darrere de la policia i organització, la resta ja la sabeu tots.... tirareu darrere d'ell augmentant en 1,3 km. el recorregut. El més important es que gràcies a tots vosaltres no va ocórrer cap desgracia. Vos demanen personalment disculpes i posarem els mitjos per que no torne a passar.

De nou perdó i gràcies.
C.A. ALZIRA