lunes, 28 de mayo de 2012

I Carrera x Montaña Ciudad de Teruel



Cartel de la carrera
Semana dos post MiM, semana dos pensando en la MiM de 2013. Las cosas van complicándose a nivel laboral pero afortunadamente de momento no parece afectar de manera significativa a los entrenamientos. Sería absurdo decir que estas y otras cosas no afectan a cualquier aspecto de la vida pero insisto en que de momento no he bajado el ritmo previsto y, como mucho, habría que admitir que el nivel de asimilación de las sesiones de entrenamiento no es el óptimo. Pero tampoco sabría decir si ello es debido a esos problemas ajenos al deporte o a cierto nivel de saturación de piernas y, quizá también, de cabeza. En cualquier caso, y poco a poco, la decepción que dejó la Marató i Mitja va quedando aparcada en un rinconcito y también de manera gradual va a apareciendo esa ilusión por intentar que el año que viene sea distinto, mejor por supuesto. El caso es que estas dos semanas han acabado por ser razonablemente buenas, con buen nivel de carga de trabajo aunque bajando un poquito el listón en cuanto a calidad de las sesiones. Pero a partir de ahora retomamos la exigencia en calidad y a ver cómo responde el cuerpo. Así, para esta semana, y en este caso programado como un entrenamiento más por montaña tenía previsto participar en la I Carrera x Montaña Ciudad de Teruel.

Era el año del Señor de 1217 cuando Juan Diego de Marcilla viniendo de buscar fortuna para hacer dote y pedir matrimonio a su amada Isabel de Segura, acercábase a la villa de Teruel. Diéronle al llegar la noticia de que ésta, creyéndolo muerto el día que el plazo para su vuelta expiró, había celebrado nupcias con el noble Don Pedro de Azagra. Juan Diego, loco de amor, buscó y pidiole a Isabel un último beso que ella negó. Herido en su honor y con inmenso pesar, sorprendiole la Muerte y llevóselo con ella. Dábanle sepultura en la siguiente mañana cuando Isabel acercose entre el gentío a ver el cuerpo de su amado y diole por fin el beso que rechazó en vida. Muerta se desplomó sobre su pecho, y juntos fueron enterrados, dando origen a la más bella historia de amor contada en aquesta villa de Teruel por siempre jamás.

Aprovechando que la carrera se disputaba en Teruel y que en Albentosa se celebraba la Caridad la familia, reunida en Consejo Supremo, decidió que pasaríamos el fin de semana en el pueblo así que el viernes por la tarde ya estábamos instalados allí y ello me permitió acortar el paseo en coche del sábado por la mañana. A pesar de ello había quedado pronto con Pepe en la zona de salida así que con más de una hora de antelación me encontraba en la zona de salida, Pabellón de los Planos, con el dorsal recogido y haciendo tiempo hasta el momento de la salida. Entre conversaciones inevitablemente referidas al mundillo de las carreras, un breve calentamiento y saludos a algún que otro conocido que también se había dado cita allí, fue pasando el tiempo y casi sin darme cuenta ya había pasado el control de dorsales y me encontraba en el cajón de salida a la espera de que diese comienzo la carrera. A pesar de que en mis previsiones iniciales, que tampoco sé yo de dónde salían, me había hecho la idea de una carrera cómoda, ya se había encargado Pepe y otros conocedores de la zona de advertirme de mi error y de dejarme bien claro que se trataba de una carrera complicada. Mejor que mejor, dado que la idea era hacer una buena rodada de montaña la posibilidad de encontrarme un recorrido complicadillo me atraía. En cualquier caso el objetivo estaba claro, disfrutar de la montaña y salir a un ritmo cómodo para ir viendo cómo me encontraba e ir decidiendo sobre la marcha.

Teruel estuvo poblada desde los tiempos de los íberos los cuales llamaban al lugar Turboleta. El topónimo Turboleta podría venir del término vasco-íbero itur + olu + eta (lugar de fuente, manadero) según la teoría del vascoiberismo. Hay restos en el yacimiento del Alto Chacón. La zona fue ocupada posteriormente por los romanos, quedando restos en poblaciones cercanas, como los de Cella. Algunos autores aseguran que en el mismo emplazamiento de la actual ciudad de Teruel (concretamente en el barrio de la Judería) se asentaba Tirwal, nombre que procedería del árabe con el significado de "torre", enclave musulmán citado en el año 935. Sin embargo, aunque se ha detectado arqueológicamente la presencia de ocupación islámica de este espacio, los restos localizados no pertenecen a un núcleo de población, sino más bien a una construcción defensiva.
El Torico es una famosa fuente de Teruel y posiblemente su icono. El termino torico viene dado especialmente al pequeño toro que corona la fuente y le ha dado su mismo nombre, también es una muestra del habla de la zona, ya que normalmente el diminutivo en español corriente sería torito. Esta fuente tiene una gran columna que está coronada por un toro de reducido tamaño, de ahí que se le denomine "Fuente del Torico", en la parte baja cuatro cabezas de toros escupen agua que cae a la base de la fuente.


Bien, finalmente llegó el momento de empezar a correr y allá que salimos los cerca de doscientos esforzados (locos, dirían algunos) dispuestos a dar buena cuenta de los veinticuatro kilómetros que nos había preparado la organización. A pesar de salir con tranquilidad ya desde el inicio la carrera empezó a mostrar su dureza. Sin hablar de tramos especialmente duros sí que es cierto que el primer kilómetro, superado el primer tramo de salida y una vez giramos a la derecha, la carrera empezó a empinarse y nos tocó empezar a resoplar y a poner en funcionamiento la maquinaria para no quedar demasiado descolgado. Lo peor de todo es que desde estos primeros momentos las piernas empezaron a dejar entrever síntomas de cierto cansancio que no por esperado era menos preocupante. En cualquier caso poco a poco fui tratando de encontrar ese ritmo que me permitiese afrontar la carrera con esa dosis de comodidad necesaria par no forzar más de lo previsto. Los tres primeros kilómetros eran, salvo un pequeño descanso entre el uno y el uno y medio, de continua subida que nos llevaba desde los 960 m de altitud inicial hasta los 1134 del kilómetro tres. Con bastantes y crecientes dificultades fui dando cuenta de la subida y, al tiempo, fui dándome cuenta de que igual había que plantearse ser algo más conservador de lo inicialmente pensado. Así llegué al kilómetro tres a un ritmo medio de 7.03 y bastante cascado de piernas. Sí, ya sé que era pronto pero las cosas estaban en ese punto.
Afortunadamente, alcanzada la cima de esta primera subida nos esperaban tres kilómetros idóneos para recuperar; un descenso continuado por un bonito paraje que me sirvieron para ir ubicándome en los puestos que iban a ser los míos durante la carrera y para seguir dándome cuenta de que el día no iba a ser de los de tirar cohetes. Sin demasiadas novedades alcancé el kilómetro seis con un segundo parcial significativo de la calma con la que me estaba tomando las cosas, 5.35.
Oportuna foto; justo aquí estuve a punto de besar el suelo
Llegados a este punto empezaba el tramo que finalmente se iba a mostrar como el duro y difícil de la carrera. Una concatenación de subidas, hasta cinco, unas más largas y otras más cortas, unas más duras y otras menos, con sus correspondientes descensos con especial mención para el último por lo técnico que se mostró, iban dejando las piernas para el arrastre, encargándose el sol que empezaba a dejarse notar de hacer el resto. Sobrepasado el primer avituallamiento en el que no paré, el tramo que quedaba hasta alcanzar el segundo control, pasado el kilómetro diez y medio se me hizo especialmente complicado. Las piernas no iban finas y la cabeza tampoco.
Complicadilla la bajada sí que era
Paso por el kilómetro nueve, con un parcial de 8.24 que demuestra que pasé más tiempo caminando que trotando y desde este momento kilómetro y medio de subida hasta alcanzar el avituallamiento. En este sí que paré, aprovechando para tomarme un gel que falta me hacía y sin prisa por reemprender la marcha me hidraté convenientemente, comí algo y a seguir con el sufrimiento que seguro que me esperaba. Una nueva bajada, más técnica que las anteriores me dejó en el 12 (8.42 de ritmo en el cuarto parcial) y de nuevo a subir. Un kilometro de nueva subida, seguido por una bajada también de un kilómetro y una nueva subida de un par de kilómetros hasta alcanzar el tercer control. Como podréis comprender el perfil no era el más adecuado para mis piernas y pese a que poco a poco parecía que iban mejorando la cabeza seguía sin funcionar así que el ritmo continuaba siendo mediocre (alcancé el kilómetro quince con un quinto parcial a 9.02, de mal en peor vamos). En este punto todavía quedaba un kilómetro más de subida que no fue mal del todo y arriba el tercer avituallamiento. También en éste me lo tomé con calma porque en mi mente solamente estaba el objetivo de acabar como fuera y sufriendo lo menos posible. Además ya había oído que la bajada que venía ahora era de las difíciles así que me hice algo el remolón en este tercer control. Al final me decidí a seguir y a dar cuenta de esa bajada que nos esperaba y que parece ser que fue motivo de controversia al perder algún corredor de los de cabeza, circunstancia que pudo alterar el orden de llegada. Aprovecho esto para indicar que bajo mi punto de vista el marcaje de carrera fue espectacular así que si alguien se perdió no creo que haya que ponerlo en el debe de la organización.
El momento de la llegada
Bien, bajando, bajando llegamos a un nuevo tramo teóricamente más sencillo pero que tampoco daba mucho respiro. Alcanzado el kilómetro dieciocho y medio, con un perfil rompepiernas y que tampoco dejaba coger un buen ritmo llegábamos al último control y desde ahí la última de las subidas. En el tramo anterior al control las piernas parecían haberse recuperado bastante así que antes de salir del control me exigí un último esfuerzo para intentar acabar la carrera de manera más digna. Sorprendentemente la subida que quedaba fue muy bien, sobrepasando a un buen número de corredores y así llegó la parte final de la carrera que nos debía "bajar" hasta la zona de meta. Animado por esta última subida seguí con ese nivel de exigencia y, a fuerza de parecer inmodesto, debo decir que acabé muy satisfecho de la parte final de la carrera. Todas las buenas sensaciones que no habían aparecido hasta entonces salieron de golpe y estos últimos kilómetros de carrera me fueron muy bien acabando mucho más fuerte de lo esperado pocos kilómetros antes y casi diría que con ganas de más traca (igual fue la euforia de la llegada). Al final algo menos de tres horas y, pese al sufrimiento, contento por haber acabado la carrera.
Resumiendo; buena carrera con una organización que bajo mi punto de vista (y seguro que habrá quien no coincida conmigo) rozó el sobresaliente. Personalmente un suficiente pelado porque a pesar de que fue un mal día al final no acabó del todo mal y cubrimos el objetivo de seguir acumulando kilómetros. Y poco más, a ver si la semana se da bien y podemos salir el domingo por Tuéjar a forzar un poquito, ya os lo contaré. De momento los habituales enlaces.

domingo, 20 de mayo de 2012

I Trail 7 Cimas Gandía; volver a empezar


Cartel de la carrera, tercera
etapa del CTV2012
El Mondúver (Montdúver en valenciano) es un macizo montañoso situado en el sureste de la provincia de Valencia (España), en la comarca de la Safor. Su cima tiene 841 metros de altura y se encuentra entre los términos municipales de Xeraco y Xeresa.
La sierra del Mondúver sigue una orientación noroeste-oeste, entre los valles de Barx y de la Valldigna. Se trata de un macizo cretácico donde destacan las potentes formas kársticas como los poljés de la Drova o de Barx o la cueva del Parpalló. También presenta gran cantidad de dolinas y profundas simas por donde se filtran las aguas que después brotarán en forma de surgencias a los pies del Mondúver, como la Fuente de Simat, donde nace el río Xeraco o río Vaca.
Si bien su cima pertenece al término municipal de Xeresa, buena parte de la montaña corresponde a los de Barx, Xeresa y Xeraco. Se puede subir a su cumbre mediante un camino asfaltado que parte del lugar conocido como La Drova. Desde arriba se extienden las magníficas playas mediterráneas de Xeraco y Gandía, y es posible disfrutar de unas vistas magníficas de todo el Golfo de Valencia, que incluyen el cabo de San Antonio, la ciudad de Valencia y, si el día presenta una buena visibilidad, la isla de Ibiza.


Bonita foto gracias a Kike. A la izquierda Rubén
Después de la decepción de la semana pasada en la que problemas físicos y, después del análisis, también de coco, me obligaban a abandonar la Marató i Mitja apenas transcurridos 25 kilómetros, para esta semana me había propuesto participar en la primera edición del Trail 7 Cimas de Gandía, que como su nombre indica NO supone la subida a siete picos sino que se reduce a la subida y bajada desde la localidad de Gandía a la emblemática cima del Montdúver. Un par de días de descanso, necesarios más desde un punto de vista psicológico que físico, dieron paso esta semana a un par de rodaetas, martes y jueves, la primera de ellas de doce kilómetros recuperando el trote culón (es decir, a poco menos de seis el kilómetro), para seguir con una segunda el jueves de quince kilómetros a ritmos más vivos, 5.10 en concreto. Entre medias más reposo y una sesión de gimnasio para tonificar el cuerpo. Y así, con demasiada tensión en el ámbito de lo laboral llegó el fin de semana con un objetivo claro: para el sábado una salida tranquila con la gente del Rocafort Running (que acabó convirtiéndose en quince kilómetros bastante duros aunque a ritmo suave) y para el domingo otra salida, esta con dorsal pero sin ningún objetivo que no fuera el de rodar tranquilo durante los 28 km de la carrera y poder subir al Montdúver en grata compañía. Alguno de vosotros pensará que es hora de ir pensando en descansar después de un inicio de año bastante exigente (Maratona di Roma + Marató i Mitja) pero la verdad es que aunque pretendo bajar una marcha no lo es en menor medida que se me hace necesario seguir con un plan de entrenamiento que permita olvidar otros aspectos del día a día. Además, durante esta semana ya he acabado de perfilar los objetivos de cara a lo que resta de año, objetivo que se traducirá si nada lo impide en la disputa de un nuevo Maratón de asfalto a finales de año (Valencia o Castellón, ¿quién sabe?) y tratar de iniciar y seguir un buen plan de alimentación que me permita acabar de afinar mi cuerpo (suena un poquito mal, ¿no?) para poder afrontar con mayores garantías éste y otros objetivos que tengo en mente aunque no desvelaré. Bueno, sí, uno de ellos es evidente: la Marató i Mitja 2013 será, seguro, de las elegidas y además con un objetivo que ya adelanto será más que ambicioso. Pero bueno, eso será objeto de muchas entradas en el blog más adelante...

Volviendo a Gandía en esta ocasión el viaje lo realizaba acompañado por Rubén, en su retorno a las carreras, y por Jesús que después de su bautismo en Utiel hoy se aprestaba a confirmar su entrada en el mundo del trail. Después de un pequeño madrugón nos presentábamos con tiempo de sobra en la zona de salida y allí me encontraba con David y con el grupo de Alzira (un placer chicos haber podido conoceros y compartir la carrera). En un primer momento nos sorprendía cierta falta de ambiente en la zona de meta y que parecía que los trabajos de acondicionamiento de la misma llevaban cierto retraso. En cualquier caso poco a poco se fue acercando la hora oficial de la salida y nos dirigimos a la misma para empezar la aventura. Nueva sorpresa; problemas de última hora retrasaban la misma hasta las nueve y cuarto y hacían que se diese de manera conjunta con los participantes en la modalidad de iniciación (por cierto, en mi modesta opinión creo que la salida conjunta es mejor opción, siempre que sea posible, que salir por separado). Finalmente, con quince minutos de retraso, se daba la salida a la carrera y allá que nos íbamos a dar buena cuenta de esos veintiocho kilómetros inicialmente previstos y a merendarnos esa subida al Montdúver que tanta ilusión me hacía. 
Altimetría de la subida al Montdúver desde Gandía
Desde el momento de la salida me había propuesto no olvidar en ningún momento que el planteamiento era el que era, es decir, salir a rodar durante un largo rato y poder disfrutar de lo que preveía una espectacular ascensión hasta el Montdúver. Con ese planteamiento, durante esos primeros kilómetros que nos conducían por asfalto en un recorrido suave aunque ligeramente ascendente, fui intentando coger un ritmo cómodo que paulatinamente iba incrementando pero siempre con bastante comodidad. Integrado en el grupeto de Gandía alcanzamos el kilómetro tres a un ritmo de 5.07 el kilómetro y enseguida empezamos con un tramo de barranco bastante incómodo por el terreno y que seguía con esa ligera tendencia ascendente. Alrededor del kilómetro cinco se ubicaba el primero de los avituallamientos que a la vista de que seguía cómodo y de que alrededor del nueve estaba previsto un segundo control decido saltarme para no perder el ritmo. Ello hace que temporalmente pierda el contacto con la gente de Alzira aunque imagino que no deben andar demasiado retrasados. La carrera seguía empinada hacia arriba aunque se dejaba trotar y así casi sin darme cuenta alcanzaba el segundo tres mil a una media de 5.51.
Un kilómetro más de perfil suave nos dejaba ya a las puertas de las primeras dificultades importantes del día. Poco a poco los tramos de subida se iban haciendo duros y en este momento ya empezaba a alternar los tramos de trote con otros en los que me limitaba a caminar, a buen ritmo sí, pero intentando guardar fuerzas para la subida importante del día. Durante todo el recorrido el Montdúver se alzaba imponente al fondo, cada vez más cercano, y ello ayudaba a no perder de vista la necesidad de mantener un ritmo sostenido pero no demasiado exigente. El recuerdo todavía presente de los problemas en la MiM también ayudaban a ello. Además en este momento el calor empezaba a apretar y ello también hacía que intentase seguir tranquilo (afortunadamente el tema del calor acabó por no ser un problemas más que puntual y las condiciones meteorológicas acompañaron en esta aventura en la mayor parte del trayecto. Bien, el caso es que aproximadamente a partir del kilómetro siete y medio (y aprovecho aquí para comentar que el marcaje de los puntos kilométricos es uno de los aspectos a mejorar en la carrera; de hecho solamente vi puntos hasta el dieciocho si mal no recuerdo y en ese momento mi GPS marcaba apenas dieciséis) la carrera empezaba a endurecerse de manera clara así que me preparé para lo que tenía claro que iba a ser un largo tramo de subida hasta la cima del Montdúver dispuesto a sufrir lo que fuera necesario en este tramo. El kilómetro nueve ya marcaba un parcial de 8.52 el kilómetro pero a partir de ahí, quizá un poquito más adelante empezaba la verdadera subida.
En pleno esfuerzo llegando a la cima del Montdúver
Un primer kilómetro menos duro que nos dejaba en el diez, y con ciertos problemas porque el avituallamiento se encontraba prácticamente en el kilómetro once y no en el nueve como se había indicado, dio paso a los primeros tramos verdaderamente difíciles de la subida. En este punto David ya me había alcanzado y durante toda la subida hasta la cima fue siempre ligeramente por delante, convirtiéndose en mi principal referencia a la hora de marcarme un ritmo. No voy a extenderme demasiado en la subida; al final se trataba de marcarse un ritmo lo más vivo posible en ese caminar que me imponía y de disfrutar en la medida de lo posible de una subida exigente, de esas en las que a base de sufrir se pasa bien y, sobre todo, de disfrutar también de unas maravillosas vistas desde las alturas. Dejaré un dato relevante de la subida; desde el kilómetro 9,6 (268 metros de altitud) hasta el 12,76 (841 metros de altitud) tenemos algo más de tres kilómetros con un desnivel medio del 18% algo que es fácil de comprender que acaba de agarrarse en las piernas. Pero bueno, al final como casi siempre acabamos por alcanzar la cima y en el avituallamiento de arriba estaba David esperándome así que después de hidratarme convenientemente nos dispusimos a dar buena cuenta de la segunda parte de la carrera, que a partir de ahora cambiaba radicalmente y se convertía en un descenso continuado hacia Gandía. Antes de ello comentar que el cuarto parcial, al paso del 12 lo había cubierto a una media de 11.56 el kilómetro cifra que habla a las claras de la dureza de la subida.
Tal y como he comentado se inicia ahora un largo y continuado descenso hacia el mar. Un breve tramo por una pista hormigonada con una buena pendiente nos deja a las puertas del inicio de una senda bastante técnica que será compañera de fatigas durante un largo tramo. Siempre en compañía de David, con caída de éste incluida, vamos dando cuenta de un recorrido complicado porque el terreno no acompaña demasiado para poder mantener un ritmo constante y está plagado de obstáculos que dificultan la carrera. En este escenario, con tramos más difíciles a los que siguen otros más cómodos, con continuos repechos que, aunque cortos, van haciendo mella en las piernas y menguando las cada vez más exiguas fuerzas llegamos hasta el kilómetro veintiuno (en este intervalo tres parciales a 8.37, 7.10 y 6.00). En este punto se encuentra un nuevo avituallamiento y el inicio de la última dificultad importante de la jornada. Antes de seguir destacar que uno de los puntos débiles de la organización se visualiza en este tramo: un marcaje insuficiente, con cintas de color negro que en ocasiones se hacen difíciles de ver y con algún punto conflictivo con escasa señalización, hacen de este aspecto uno de los que será urgente mejorar en próximas ediciones. Además se echa en falta también una mayor presencia de voluntarios en esos puntos conflictivos.

Entrando en meta; buen montaje y entrada bonita,
una de los mejores aspectos de la carrera
Iniciamos la última subida reseñable de la carrera; se trata de una subida corta, de apenas 900 metros, pero intensa, con un desnivel medio del 17% y que a estas alturas de carrera, y después de ocho kilómetros largos de bajada, se agarra bastante a las piernas. A la vista de ello me refugio en la cola de un pequeño grupo de cuatro o cinco corredores que hemos formado y me dejo llevar (aunque claro está el esfuerzo es mío y no de los demás). Nos sobrepasan un par de corredores, entre ellos la que finalmente sería tercera mujer en meta, pero es un detalle que no me preocupa en absoluto. A estas alturas sigo manteniendo como único objetivo el llegar en buenas condiciones a meta y todavía queda bastante carrera por delante. Cuando llegamos arriba todavía nos quedan un kilómetro largo de descenso técnico, momento que aprovecho para ponerme delante del grupo y tratar de marcar el ritmo; sin grandes alardes pero la bajada me sale bastante bien lo que hace que al llegar abajo casi haya vuelto a dar caza a la chica que nos había pasado en la subida pero también que David se haya rezagado. A la vista de ello, una vez alcanzado el asfalto decido marcar un ritmo suave que permita que David vuelva a alcanzarme. Sin embargo veo que no llega y cuando consigo verle parece que su ritmo no es demasiado bueno así que me olvido de él y vuelvo a marcarme un ritmo más elevado aunque incluso ahora sigue siendo cómodo. El paso por el veinticuatro me marca un parcial de 9.13 producto de la subida anterior y del tramo de descenso técnico que antes comentaba. A partir de aquí la carrera se convierte en tratar de regular con el calor empezando a apretar y así, sin demasiado que reseñar alcanzo el kilómetro veintisiete en un ritmo de 6.28, lento para el perfil del mismo pero que tampoco supone problema alguno en mis objetivos. Desde este punto queda teóricamente un kilómetro aunque el GPS me marca casi dos algo que al final acaba por confirmarse ya que la meta se encuentra en el kilómetro 28,85, punto que alcanzo después de tres horas y treinta y ocho minutos que a priori pueden parecer demasiado pero que a mi saben muy bien después de analizar el recorrido.
Llegado el momento de las conclusiones empezaré por las personales. Después de la mala experiencia de la Marató i Mitja y de una semana de entrenamientos a buen nivel aunque sin forzar creo que los objetivos para esta prueba se han cumplido con creces; conseguir acabar una prueba de esta distancia y con buenas piernas era lo deseado y en ese aspecto contento. En cuanto a la organización, en el momento de escribir estas líneas existe cierta polémica en las redes sociales por los fallos que se han cometido. Mi valoración es clara: existen aspectos ciertamente importantes, principalmente el del marcaje de la carrera (y parece ser que ciertas deficiencias en los avituallamientos que yo no he sufrido), pero también la salida que son claramente mejorables. Pese a ello sigo manteniendo que por mi parte la gente de CTV (por haberlo demostrado en anteriores carreras) y también la del 7Cimas (porque no es fácil empezar una aventura como la de organizar un trail sin cometer ciertos errores) tienen un voto de confianza en el convencimiento de que próximas ediciones de esta carrera y las siguientes carreras del circuito mantendrán un alto nivel en lo organizativo.
Una cosa más; felicitar a Rubén, por haber conseguido acabar su particular reto de completar la versión iniciación de esta carrera, y a Jesús que hoy ha conocido de verdad lo que es un trail y pese a ello ha completado una más que digna carrera.
Bien, lo dejo ya. La próxima entrada nos llevará, si no pasa nada, a tierras de Teruel en lo que será también el nacimiento de otra carrera de montaña en la misma capital turolense. Hasta entonces os dejo con los habituales enlaces.


Perfil en Wikiloc

lunes, 14 de mayo de 2012

Marató i Mitja; la decepción

Cartel de la edición del 2012
La Marató i Mitja Castelló-Penyagolosa (MiM) organizada a iniciativa del Club Deportivo Marató i Mitja Castelló-Penyagolosa, es una carrera de montaña de gran distancia pionera en nuestra provincia (en la Comunidad Valenciana y a nivel nacional). La MiM es una prueba de resistencia bajo la categoría de semi-autosuficiencia, que a partir de la ciudad de Castellón, recorre caminos de montaña y senderos de las comarcas de L’Alcalaten, L’Alt Maestrat  y del Parque Natural del Penyagolosa, atravesando en su trayecto las localidades de Borriol, Les Useres, Xodos y Vistabella, para llegar a la meta situada en Sant Joan de Penyagolosa.
marató i mitja.com


Después de dos participaciones en la prueba, años 2009 y 2010, la primera de ellas con la única intención de conocer tanto una distancia como esta como la carrera en sí, y la segunda convertida en, más que probablemente, la mejor experiencia que he tenido a lo largo de mis casi cinco años como corredor popular, el año pasado una serie de circunstancias desfavorables, básicamente en el ámbito laboral, desembocaron en mi renuncia a participar en la decimotercera edición de la prueba. Ya desde ese momento por mi cabeza rondó la idea de que para el 2012 la MiM pasaba a ser objetivo prioritario. Y esa idea acabó de tomar forma cuando la desgracia se cebó con esta gran familia runner pocos días después de la celebración de esa edición; la desaparición en trágicas circunstancias de una de las personas que más ha podido disfrutar compitiendo o simplemente formando parte de esta carrera me hizo plantearme que pasase lo que pasase en mayo de 2012 formaría parte de la historia de esta carrera y que lo haría, en gran parte, como homenaje a Irene, la Niña de la Lloma desde esa espectacular edición del 2010 en la que compartimos la ilusión de intentar ser sub8, y un largo periodo de entrenamientos, además de la mayor parte de la carrera formando parte de ese ya "famosillo" Tren de las 8.30.

Muchas jornadas de preparación, muchas horas invertidas, no diré que mucho sufrimiento pero sí dedicación quedaban detrás el viernes cuando me acercaba a la Plaza de las Aulas para cumplir con el trámite de recogida del dorsal y, de paso, palpaba lo que se intuía como un inmejorable ambiente de cara a la jornada del sábado. Muchísima fue la gente con la que pude compartir un rato durante la tarde pero me vais a permitir que lo personalice en la figura de Raccca al que volví a ver después de mucho tiempo antes de que afrontase su gran aventura de la CSP. En fin, una buena tarde con la gente del mundillo, compartiendo experiencias, anécdotas y alguna que otra cervecita fueron testigos del paso de la tarde y de los nervios de todos y cada uno de los que por allí estábamos. Y así pasó la tarde, llena de momentos mágicos pero sobre todo llena de esperanzas e ilusiones, cada uno de nosotros con sus objetivos en mente y con sus miedos, sobre todo a ese calor que ya se anunciaba y se dejaba ver, dentro de lo más profundo. Al día siguiente, cuando apenas habíamos podido conciliar el sueño tocaba despertar pronto, dar buena cuenta de ese ritual de preparación que todos tenemos para las carreras (que en ocasiones como éstas suele ser todavía más maniático) y desplazarnos hacia el lugar de salida, en esta ocasión en la Universitat Jaume I lo que se configura como uno de los aciertos de esta edición. Una vez allí, más nervios, más esperanza, más ilusiones y más amigos a los que saludar antes de que, a las seis de la mañana, una vez ubicados en el cajón sub8, se diese la salida a esta edición de la Marató i Mitja. Desde el principio el objetivo claramente marcado (acercarme a las 7.30) y el grupeto con Sanmi y con Pepe, enhorabuena a los dos, claramente marcado.

Todavía con buenas piernas y cómodo
Y así, con el "pistoletazo" de salida, primeros metros por la pista de atletismo y enseguida a salir a la carretera para ir al encuentro del trazado original. Un buen tramo añadido, en torno a los 1200 metros parece ser, todo ello por asfalto y en el que conseguí de manera inmediata entrar en dinámica y marcar un ritmo bueno para el objetivo marcado. Y así hasta la llegada a la zona de Penyeta con el primer repecho fuerte y con la ascensión a la cantera que empezaron a poner a prueba las piernas. Primer examen pasado sin dificultades y enseguida hacia La Coma y de ahí a Borriol. El ritmo seguía siendo bueno y las piernas seguían respondiendo cuando alcanzamos Borriol y nos dirigimos a la Pedra (en la foto podemos vernos en los primeros momentos de ascensión, todavía suaves). Cierto es que en los primeros compases de la ascensión llegó el primer momento de "crisis" ya que las piernas parecieron notar el cambio de ritmo después de una hora de trote constante y cómodo, pero también es verdad que pronto volvieron las buenas sensaciones y sin querer forzar más de la cuenta y con "Lorenzo" empezando a dejarse ver dimos buena cuenta de la primera dificultad seria de la prueba. A partir de ahí, con el intermedio del avituallamiento, que hicimos breve, volvía otro tramo suave que nos debía llevar a les Oronetes, segundo avituallamiento del día. Nuevamente volvimos a poner el ritmo reservón especialmente en mi caso que iba reservando fuerzas en los pocos repechos de este tramo y cuidando mucho de no tener accidentes en algún tramo técnico que nos encontramos. Y así hasta cruzar la carretera de Moró donde nuevamente nuestro equipo de logística (Jorge, Alonso y Jordi) nos surtía de líquido algo muy necesario porque el calor empezaba a dejarse notar...

Poco después de esto, sin saber por qué, llegó el final. Pese a tratar de reservar en el tramo último antes de les Oronetes, de pronto un pinchazo en la parte trasera del muslo hizo saltar las alarmas. No pasa nada, ando un rato y recupero. Pues no señor, después de andar un par de minutos, quizá algo más vuelvo a trotar con el grupo todavía a la vista pero nuevamente pinchazo lo que me hace temer lo peor. ¿Solución?. Todo el tramo de subida hasta casi el avituallamiento andando de nuevo con la esperanza de poder recuperar pero desgraciadamente, ya casi llegando al avituallamiento, aprovechando un tramo de descenso intento trotar pero no hay manera así que al llegar al mismo decido poner pie a tierra y abandonar la MiM más amarga de todas las que pude imaginar.

Han pasado ya dos días desde la decepción y todavía le doy vueltas a qué pudo haber fallado. No tengo nada claro pero siendo sincero con todos debo reconocer dos cosas; la primera de ellas es que el cuerpo llevaba un mes dando señales de fatiga (y eso debo achacarlo a la Maratona di Roma y su preparación; no me arrepiento de ello pero parte de lo de ayer es el peaje que me ha tocado pagar). La segunda; a pesar de que físicamente me encontraba bien, mentalmente no había alcanzado la dureza de hace dos años y eso en la MiM se paga. Igual hubiera sido peor pero creo que estas circunstancias en el 2010 no me hubieran llevado a dejarlo, al menos hasta Les Useres...

Bien, lo dejo ya porque poco queda que contar. Es difícil contar decepciones y hoy no es una excepción. Solamente me queda felicitar a la organización y, sobre todo, a todos los valientes que nos atrevimos con esta aventura, y más en un día como el del sábado (vuestras caras en Xodos eran auténticos poemas). Y felicitar doblemente a todos los que acabasteis. Y todavía más a Sanmi, un verdadero campeón en carrera y más aún como persona: tu llegada me emocionó como pocas veces me ha ocurrido. Me hubiera gustado entrar contigo y compartir esa dedicatoria que teníamos preparada así que me permitirás que la haga un poquito mío. Gracias por compartir esta ilusión.

Y solamente una cosa más; de todo este periodo de reflexión desde el sábado solamente he sacado una cosa clara, un objetivo: la Marató i Mitja 2013. Allí estaré y allí espero encontrarme con vosotros.

lunes, 7 de mayo de 2012

I Trail Sierra de Utiel; último rodaje previo a la MiM


Cartel de la carrera
Después de una semana en la que tuve que renunciar a la MAMUFI para no arriesgar de cara a la ya inminente Marató i Mitja y de la que ya dejo constancia en la anterior entrada de este blog, la primera semana de mayo había continuado siendo bastante buena en cuanto a los entrenamientos, incluyendo una buena rodada de cerca de treinta kilómetros el martes, aprovechando que era fiesta. No obstante, a medida que la semana iba acercándose a su final el ritmo de entrenamiento ya fue decreciendo, sobre todo porque ya tocaba ir bajando el ritmo de cara a una última semana donde debe primar la cabeza y el "reposo activo" para evitar que el sábado podamos pagar los excesos por esos caminos del GR en dirección a Sant Joan, pero también porque para hoy domingo tenía prevista la última salida montañera previa a la Marató i Mitja, con la disputa de la primera edición del Trail Sierra de Utiel, una carrera que a priori se presentaba como una carrera "sencilla", sin desniveles importantes y bastante corredora, algo que la hacía muy apetecible para testar mi estado de forma de cara a esa primera mitad de la MiM, la que nos deja en Les Useres y a la que este año, vaya usted a saber porqué, es a la que más respeto le tengo.

Los orígenes de Utiel se remontan al neolítico, con yacimientos iberos y romanos; pero no existía tejido urbano hasta el Bajo Imperio, notando en el diseño del Cardum y del Decumanum en la Calle Santa María y Calle Real. Salvo algunos hallazgos de bóvedas de cimentación y algunas lápidas, no hay ningún resto arqueológico importante. Sobre el origen del nombre se considera que es una deformación del latín Ottiello, que significa montículo, pero también existen teorías distintas. Utiel perteneció al Reino Visigodo, siendo conquistada después por los árabes. Fue reconquistada posteriormente, y pasó a formar parte del Reino de Castilla, como extensión del Marquesado de Moya. Pedro I de Castilla "El Justiciero" le otorgó la Carta Puebla en 1355 en Curiel de los Ajos. Durante la guerra civil de Isabel de Castilla, la ciudad se rebeló contra el Marqués de Moya, a su vez, contra el Marqués de Villena, don Juan Pacheco; eso le valió la desvinculación como municipio independiente respecto al municipio de Requena. Felipe IV le concedió el título de Ciudad en el año 1645, en una noche en la cual se hospedó en la Casa de las Cadenas (hoy es el Salón Bar Pérez), siendo pues una de las ciudades más antiguas de España. Cabe destacar, la participación de Utiel en la "batalla del Tollo", también conocida como "acción de Utiel" (agosto de 1812) que fue capitaneada por el Capitán General Pedro Villacampa Maza de Lizana contra el enemigo invasor "las tropas napoleónicas del imperio francés". En dicha batalla, a pesar de estar en inferioridad numérica y sin artillería, el Capitán General Pedro Villacampa fue capaz de derrotar a unos 1800 franceses que acabaron en retirada en el pueblo vecinal de Requena.

Mi dorsal en esta carrera, en esta ocasión
"imagen" en la web del circuito
Con el único objetivo de acabar de afinar mi estado de forma y de volver a disfrutar de un agradable día de montaña hoy domingo tocaba madrugar para, esta vez, en compañía de Rubén y de Jesús, otro vecino del complejo con quien prácticamente acabaría por compartir todo el recorrido, plantarnos en el entorno del Santuario del Remedio, en concreto en el Circuito de la Pinada donde se ubicaba la zona de salida y de meta de esta nueva carrera del panorama del trail running. Y después de un breve viaje nos plantábamos en la zona de salida con tiempo más que suficiente para palpar el ambiente, estudiar un poco las condiciones meteorológicas (al final casi ideales para correr) y poner en orden los últimos detalles antes de empezar a correr por los montes de Utiel. En esta ocasión no había demasiados conocidos en la carrera, apenas un par de compañeros de club además de Jesús, quien vino a presentarse indicando que fue él el artífice de que fuera precisamente mi dorsal el que apareciese en la web del circuito. Poco a poco fuimos desgranando los momentos previos de la salida y en cuanto quisimos darnos cuenta allá que estábamos, listos para empezar a correr. Como ya he dicho en esta ocasión el objetivo era salir tranquilito y sin forzar más de la cuenta, arriesgando menos incluso de lo imprescindible y tratando de encontrar buenas sensaciones de cara al reto del sábado que viene.

El Santuario de la Virgen del Remedio está situado a 1.900 m sobre el nivel del mar, en la falda de la Sierra Negrete a 12 km de Utiel, en un paisaje único entre densos pinares, donde se venera la Virgen del Remedio, patrona y alcaldesa honoraria de la ciudad. La construcción data de 1564, aunque las obras continuaron después ininterrumpidamente hasta nuestros días. En él, se guarda el tríptico Adoración de los Reyes Magos de Vicente Macip. La iglesia es de estilo barroco, con interesante azulejería de Manises del siglo XVII. Tras el altar el bello Camarín de la Vírgen, con pinturas al fresco de Felipe Navarro. El claustro, de robustos muros de piedra, la sala de exvotos, la cripta donde yace el cuerpo de Juan de Argés, primer ermitaño, la subida a la aparición y la simple contemplación del edificio, sus aledaños y el paisaje, son suficientes elementos para la visita obligada.

Llegado el momento, una vez dada la salida pues como pasa siempre, todos a correr como locos. No obstante en esta ocasión sí que lograba calmar esas ansias de salir a toda leche y sin dejar de ir a un ritmo decente cierto es que la salida se hizo exigente de lo que suele ser. Ya de inicio el perfil empezaba a picar hacia arriba, dejándonos casi dos kilómetros de subida poco exigente hasta el tramo final donde aparecían unas "molestas" escaleras y que hicimos a un ritmo sostenido que no nos evitaba el ir adelantando a gente que nuevamente iba muy por delante de lo que debería. Llegado el final de este primer tramo, tocaba bajar y en ese momento el compañero Jesús empezó, según él, a dejarse caer de manera que fue dejándome atrás de manera sostenida aunque muy poco a poco. Pese a ello mantuve la calma y evité irme con él así que en unos minutos pasó a ser una imagen en la lejanía (aunque en todo momento lo iba viendo en torno a 100-200 metros por delante) mientras que yo iba manteniendo la prudencia. Así, casi sin darme cuenta llegó la primera marca del Garmin, kilómetro tres que salió a una media de 5.19, no demasiado rápida para lo que eran estos tres primeros kilómetros. Olvidaba decir que estábamos completando una primera vuelta a un circuito que nos llevaría de nuevo a la línea de meta para "volver a empezar". Es más, al paso del kilómetro dos ya se pudo ver cómo volveríamos a pasar por allí al paso del kilómetro trece.
Llegados a meta cambiamos el rumbo y nos dirigimos hacia lo que parecía iba a ser la subida dura de la carrera, aquella que a lo largo de dos kilómetros y medio a partir del cinco y medio marcaría una pendiente media del 9.5%. Todavía quedaba algo más de un kilómetro suave y por aquí seguimos intentando no acelerar el ritmo. En cualquier caso antes de llegar a la subida empecé a ver las cosas de otra manera. Me explico, el inicio de la carrera iba dejando en mi una extraña sensación de no ir del todo fino a pesar de no ir forzando la máquina. No sé, falta de calentamiento, exceso de kilómetros, ¿quién sabe?. Afortunadamente con el paso de los kilómetros esa sensación fue desapareciendo y dejó paso a cierta comodidad en la carrera que al fin y al cabo era lo que buscaba.
En pleno esfuerzo
Bueno, dejábamos la carrera en el kilómetro cinco y medio, inicio de la subida y con mejores piernas que al inicio. A partir de aquí la subida se demostró como una pendiente "trotadora" aunque en algún tramo pesaba más que en otros. Pese a ello, se trotó donde se podía hacer con comodidad y se caminó el resto de la subida. Enseguida saltó el check del segundo parcial, en este caso a 5.48 el kilómetro que ya evidenciaba el inicio de la subida. A partir de aquí, hasta el final de la subida como ya he dicho al trote a ratos y andando el resto, algo que me permitió acabar de calentar las piernas y el cuerpo para afrontar el resto de la carrera, que parecía mucho más corredora. Acabada la subida todavía nos quedaba un tramo de falso llano de prácticamente tres kilómetros que darían paso a un buen repecho allá por el kilómetro once. El tercer parcial sonó en medio de este tramo corredor y me marco una media de 7.04 por kilómetro, evidencia de que la subida al final tampoco fue tan fuerte.
Y así, corre que te corre, íbamos devorando kilómetros con cierta comodidad a pesar de que tampoco era tan favorable como podría parecer cuando, de pronto, sin previo aviso, a la salida de una revuelta nos encontramos con "el repecho": doscientos cincuenta metros de subida con una pendiente media del 18% que además se agarraba de una manera bestial como consecuencia de aparecer así, sin previo aviso, después de tres kilómetros bastante corredores. Pero bueno, como ocurre siempre igual que empezó acabó el repecho y a partir de ahí llegó probablemente el tramo más bonito de la carrera, con un par de kilómetros de descenso técnico, combinado con alguna zona de pista que, como en el resto de la prueba me tomé con calma aunque siempre es complicado no acelerarse en tramos como estos. Al poco de empezar el descenso llegó el aviso del cuarto parcial, a 6.06 el kilómetro, y a seguir bajando hasta prácticamente el quince. Llegados a este punto (quinto parcial a 5.13), llegaba una nueva carrera...
Cierto es que hasta el dieciocho, una vez se superaba lo que uno de mis acompañantes en este momento calificó como la última tachuela del recorrido (medio kilómetro con una pendiente superior al 8 por ciento), el circuito volvía a marcar bajada hasta prácticamente el dieciocho (momento en el que marca el sexto parcial en 5.41). Pero a partir de aquí el perfil de la carrera marcaba una primera subida de algo más de medio kilómetro de pendiente media y desde entonces, y hasta el veintiuno una ligera pendiente ascendente que parecía suave pero que en la práctica se revelaba como una continua sucesión de subidas y bajadas con bastante dureza. En este tramo di alcance a Jesús y a partir de ahí, ahora sí, hicimos el resto de la carrera en agradable compañía. En cualquier caso los repechos iban pesando y el check del veintiuno dio una media de  6.51).
Y llegado el veintiuno, aviso de que "se acercaba la pájara". Con la curiosidad en mente lo que se acercaba de verdad era una última subida que se hizo dura de verdad pese a ser corta; seiscientos metros a un desnivel del 10 por cien a estas alturas de carrera junto con el calor que en este tramo comenzaba a picar se hicieron notar y llegamos a arriba con el gancho (bueno, tampoco fue para tanto pero un poquito de épica siempre vende). Llegados aquí solamente quedaba dar buena cuenta del último kilómetro, medio de descenso que nos dejaba al final en forma de suave ascenso hasta la línea de meta que alcanzamos después de 22430 metros (D+ de 668 metros que a mi juicio no dejan una imagen real de la dureza del circuito) en 2:16:55 y bastante sobrado de fuerzas.
En fin, que hasta hemos llegado. El trabajo hecho y a esperar que los resultados sean, o al menos se acerquen, a lo esperado el sábado que viene en Sant Joan. De momento me queda felicitar a la organización y voluntarios de Utiel porque siendo una primera edición pocas pegas se le pueden poner: buen circuito, buen marcaje, buena atención al corredor, ¿qué más queremos?. En fin, os dejo con los habituales enlaces y espero que la próxima entrada sea la crónica de un éxito personal.


Perfil de la carrera en Wikiloc


Epílogo; El Santuario de San Juan Bautista de Peñagolosa y Santa Bárbara (Santuari de Sant Joan de Penyagolosa en valenciano) está situado en el término municipal de Vistabella del Maestrazgo (Provincia de Castellón, España), a los pies del Macizo del Peñagolosa. Situado a 9 km de la población, se configura como el elemento arquitectónico emblemático de la zona. Los comienzos del culto a San Juan deben ser posteriores a la conquista de Jaime I. Es habitual citar el santuario como Cenobio, ya que probablemente fue construido en forma de "u" sobre el cenobio del siglo XVI. Parece indudable la existencia de ermita y hospedería o casa del ermitaño en el período gótico,desaparecidas por las transformaciones que sufre por el auge del santuario en la segunda mitad del siglo XVI. El Santuario está formado por un conjunto de edificaciones en torno a una plaza general, y un pequeño patio interior alrededor del cual se articulan las diferentes dependencias que son las más antiguas.

Pero más allá de lo que dicen los libros, Sant Joan de Penyagolosa se ha convertido desde hace ya muchos años en cita ineludible para miles de traileros que esperan ver cumplido su sueño de pasar bajo el arco de meta situado en su explanada después de haber dado buena cuenta de los 63 kilómetros que separan la salida en Castellón de ese momento. Estamos ante una carrera especial, al menos para la gente de Castellón y eso se traduce, se traducirá el sábado que viene, en miles de historias personales de superación, de éxitos y, también, de algún desencanto (nunca fracaso). Esperemos que para todos vosotros, y también para mi, este año la MiM venga cargada de buenas noticias. De momento será una edición especial con el recuerdo siempre presente de una amiga de todos que en su última carrera dejó escrito que en cualquier caso "lo importante es estar". Este año, en mi caso y seguro que en el de muchos compañeros, mi participación será una manera de homenajear la memoria de Irene que prácticamente un año después de que nos dejase en busca de nuevas y lejanas sendas sigue presente, cada día de manera más clara, en el corazón de todos nosotros. Amiga, allí estaremos, y tú con todos nosotros. Seguimos echando de menos tu alegría en todo momento.