sábado, 30 de junio de 2012

Después de Benassal... a soltar piernas por Godella. X Carrera Popular Godella-Rocafort


Imagen de la carrera, con la ermita de El Salvador de fondo

Como ya he puesto de manifiesto en la anterior entrada de este blog, esa que me trasladaba a tierras de l'Alt Maestrat a disputar la Carrera de Montaña de Benassal, para la misma tarde del sábado las previsiones me llevaban a Godella a disfrutar, que no disputar, de la Carrera Popular de Godella-Rocafort. Desde hace ya algún tiempo de manera ocasional salgo a entrenar con la maravillosa gente del Club Rocafort Running, colaboradores necesarios para la disputa de esta carrera y, además, en muchas ocasiones las salidas transcurren por los mismos parajes que esta carrera. De hecho, hace un mes aproximadamente el entreno consistió precisamente en dar buena cuenta, y de paso conocer, del recorrido de la carrera del sábado. Con estos antecedentes se me hacía difícil rechazar la posibilidad de formar parte de los casi seiscientos esforzados que iban a tomar parte de la misma así que pese a la previsible paliza de la mañana poco después de una reparadora siesta por tierras de Benicàssim cogía el coche e iniciaba el camino hacia Valencia para recoger a Rubén y juntos afrontar los doce mil metros que nos esperaban para última hora de la tarde.
La llegada a Valencia fue desoladora; desde el viernes a primeras horas de la mañana no había estado por allí y encontrarme ese cielo plomizo por el humo de los incendios y una fina "lluvia" de ceniza no fue precisamente agradable. No me cansaré de repetir que basta ya de imprudencias que esquilman nuestra riqueza forestal y que las penas para este tipo de actuaciones deberían ser ejemplares, algo que de momento no ocurre.
Un momento de la salida con Rubén en el centro,
de negro justo detrás de mi
Una vez recogido Rubén nos dirigimos al Polideportivo de Godella, lugar donde se ubicaba la salida de la prueba y, una vez recogidos los dorsales, nos aprestamos a esperar la hora de salida sin ningún tipo de presión más allá de la "responsabilidad" de disfrutar de la carrera y de acabarla de la mejor manera posible, sin agobios ni objetivos de tiempo por delante. Y así, después de haber disfrutado de los momentos y del ambiente previo a la carrera, a la hora prevista, traca y a correr. La salida la hice de manera muy tranquila, intentando comprobar el estado de mis piernas después del esfuerzo de la mañana y así fuimos afrontando los primeros metros de la carrera. Una carrera, por otra parte, que ya sabía iba a ser dura y complicada, al menos hasta mitad de la misma y en el tramo final. Los dos primeros kilómetros fueron más o menos tranquilos, con un perfil algo engañoso porque parecía picar hacia a bajo pero luego no era exactamente así. De esta manera, una vez alcanzada de nuevo la zona de salida, nos dirigíamos en dirección contraria a iniciar el tramo complicado que se iniciaba con una subida hasta la Ermita de El Salvador de Godella, un repecho realmente significativo. Para entonces ya había transitado por el kilómetro tres, con un parcial de 5.10 el kilómetro y mejores piernas de lo esperado.

Ermita de El Salvador
Actualmente con categoría de parroquia, la Ermita de El Salvador se alza sobre una plataforma a la que se accede por una amplia escalinata en una pequeña colina en la zona residencial de la población. Fue construida entre 1720 y 1730 por iniciativa del vicario de Godella Joseph Estellés, sobre los restos de una capilla anterior medieval, documentada desde 1428. Se trata de un edificio amplio y exento, que sigue el gusto barroco e incluye actualmente dependencias para las actividades parroquiales. Está rodeado por una pequeña zona de pinada con los casalicios del Vía Crucis con paneles cerámicos. Este Calvario se habilitó en la postguerra, ya que antes de que la zona se urbanizara las estaciones se disponían en el camino de subida a la ermita. La parte inferior de su amplia fachada es un porche con cinco arcos, adición del siglo XIX, siendo mayores los tres centrales, y sobre todos ellos, sendas ventanas que corresponden a vivienda. Sobre el arco central hay un pequeño retablo cerámico en nicho con la imagen del Salvador de Godella. La fachada, por encima del alero del tejado, remata en una gran espadaña con campana única, reloj de sol con la fecha de 1958 y adornos de bolas de piedra. El testero sobresale al exterior con ábside semihexagonal con vidriera rectangular y cubierta independiente a tres aguas. El interior presenta nave central con capillas laterales dividida en tres tramos y cubierta por bóveda de medio cañón. A los pies tiene coro sostenido por arco rebajado con la fecha de 1730. El altar está presidido por una talla del Salvador. En las paredes laterales existen diversos cuadros, pinturas modernas copias de clásicos.

Mi entrada en meta, con buena cara...
Sobrepasada la ermita de El Salvador, el recorrido seguía marcando un perfil claramente ascendente, algo que se iba a mantener hasta mitad de carrera. Con las precauciones antes mencionadas, y pese a que las sensaciones eran bastante buenas, me tomé esta parte de la carrera con mucha prudencia pese a lo cual iba adelantando corredores de manera continuada. La verdad es que con la carga de la mañana el perfil se empezaba a dejar sentir pero aún así la cabeza estaba bastante entera e iba manteniendo un ritmo muy cómodo que me llevó hasta el kilómetro séis, prácticamente al final del tramo de subida, a ritmos  por debajo de 5.30. A partir de ahí llegaba un tramo bastante importante en el que el perfil cambiaba y, como todo lo que sube, empezaba a marcar un descenso no muy pronunciado pero sí persistente. Pese a ello en mi mente seguía instalado el modo "amarrategui", sobre todo porque era consciente de que el final, ya de por sí duro, en mi situación podía atragantarse mucho si no reservaba fuerzas para entonces. El caso que a ritmos cercanos a los 5.00 el kilómetro cubrí el tercer parcial, preparándome para dar buena cuenta de la subida final que me aguardaba allá por el kilómetro diez y medio. Entre el ocho, lugar donde se ubicaba el segundo avituallamiento y donde ya se apostaban muchos conocidos del Rocafort Running, hasta el diez el poder ver y saludar a gente con la que he compartido algunos entrenamientos me daba la fuerza suficiente para mantener el ritmo previsto. Sin embargo pronto llegó el inicio del último repecho, más suave al inicio pero durillo a partir de la mitad del mismo y mentalmente me hundí ligeramente lo que me llevó de manera inconsciente a bajar ligeramente el ritmo y, con ello, asegurar el llegar al final en condiciones adecuadas. Y así fue, alcanzado el final del repecho, después de un giro a la izquierda, nos encontramos con la recta de llegada, cuatrocientos metros en descenso en los que poco a poco me animé y acabé, sin esprintar, con un ritmo muy bueno, finalizando la carrera pletórico de fuerzas para lo que uno esperaba, en un tiempo algo superior al 1.04 para los lago más de doce kilómetros de recorrido (una media de 5.20 el kilómetro que no es para tirar cohetes pero que colmaba de largo la mejor de mis expectativas).

... i la del veí, a fosques peró satisfet
A partir de ese momento, sorpresa en meta al encontrarme a una representación de las Pinazo, más sorprendido que yo si cabe y un ratito de charla con ellas y ellos a la espera de la entrada en meta de Rubén, que esperaba para la hora y media de carrera y que al final se produjo un poquito por encima del 1.28. Buenas prestaciones las de Rubén para lo que era la carrera y el poco volumen de entrenamiento que lleva a pesar del cuidado con el que le lleva su personal trainer (je,je). Y poco después cogíamos el coche y nos volvíamos a Benicàssim donde nos esperaban las Maris (Monique y Claire) con los churumbeles para pasar un domingo que se esperaba playero pero que el tiempo torció. Al final puedo decir que me llevo buen recuerdo de mi paso por las calles de Godella/Rocafort, con un buen balance de la carrera y una buena organización de la misma, aunque sigo pensando que para estas éopcas del año no estaría mal que en los avituallamientos hubiera algo más que agua. Otra que queda anotada con alta probabilidad de repetir en años venideros. Os dejo los habituales enlaces....


Perfil de la prueba en Wikiloc
Y la semana que viene, si no pasa nada, Chulilla y el Bartolo

A disfrutar de nuestros montes; VIII Cursa de Muntanya Benassal



Tríptico de la prueba, encuadrada en la Lliga Castelló Nord
Después de la encerrona del domingo pasado por Almenara, la semana no había empezado del todo mal. Con la firme intención de que los problemas en el trabajo quedaran de puertas para adentro la primera mitad de la semana había sido bastante buena en cuanto a nivel de entrenamientos se refiere. Además el miércoles tuve la satisfacción de acabar de perfilar lo que será el recorrido de la I Carrera x Montaña de Albentosa que con tanta ilusión estamos preparando para el doce de agosto. El miércoles sí que se puede decir que la desconexión fue total y que durante las casi cinco horas que nos costó el reconocimiento, premarcaje y algo de acondicionamiento del recorrido en mi mente solamente rondaba la satisfacción de poder disfrutar de los montes de un pueblo que en poco tiempo se ha convertido ya en el mío. Sin embargo el final de la semana se iba a torcer de manera radical. Los problemas en el curro tuvieron un nuevo y esclarecedor episodio durante la mañana del viernes y, lo que es peor, los incendios, esa plaga de nuestro tiempo, se cebaron nuevamente en montes conocidos lo que añade intensidad a la tragedia y a los sentimientos que ella despierta en uno. Desgracidamente en estos momentos, domigo ya por la noche, los dos incendios que durante estos días asolan los montes del País Valencià siguen activos y arrasando todo cuanto encuentran a su paso. Tanto el iniciado en Cortes de Pallàs como el de Andilla han avanzado sin control y en estos momentos afectan a áreas que se hace difícil imaginar por su extensión. Y todo por la imprudencia de gente que, a pesar de las condiciones de estos días, siguen campando a sus anchas, haciendo lo que les viene en gana y todo ello con el "apoyo" de un sistema que al final permite que comportamientos como estos acaben en castigo que en el mejor de los casos no pasan de ser testimoniales. Parece que nunca acabaremos de concienciarnos de la importancia que tienen nuestros montes en nuestras vidas y de que ese legado que poco a poco vamos eliminando de aquello que dejaremos para futuras generaciones no podrá recuperarse nunca. No sé, aunque no arregle nada, vaya desde aquí un enérgico rapapolvos para todos aquellos que, intencionadamente o de manera consciente, están acabando con el mejor de los legados que podemos dejarles a los que estén por aquí cuando nosotros seamos historia. Y, sobre todo, quiero agradecer a todos esos valientes que día a día luchan contra esta plaga poniendo en juego sus vidas intentando que el daño que causan aquéllos sea el menor posible.

Benassal es un municipio de la provincia de Castellón, perteneciente a la comarca del Alto Maestrazgo. 
Villa de origen árabe, es reconquistada en 1234, cuando don Blasco de Alagón toma el Castillo de Culla con todas sus pertenencias, entre ellas Benasal, quien otorgó la primera carta puebla el 3 de enero de 1239, pasando entonces a manos de su hija Constanza y del marido de ésta, Guillem d'Anglesola. El hijo de ambos, en 1303, vendió todo el término a la Orden del Temple y, al ser disuelta ésta, se incorporó al señorío de la Orden de Montesa. Históricamente formó parte de la denominada Setena de Culla.
En la Guerra de Sucesión toma partido por Felipe V y por Don Carlos en las guerras carlistas y posteriormente su recuperación tras la guerra civil será lenta y costosa.

Entre los elementos urbanos que podemos encontrar destacamos el conjunto de "La Mola", núcleo primitivo de la población donde todavía podemos ver un lienzo de muralla y las torres de Garcés, Redona, de la Presó y un portal de acceso al recinto con un arco de tradición árabe. La Mola da paso al viejo casco urbano denominado "Els Carrerons" (los Carrerones), conformado por estrechas callejuelas con algunas de las más antiguas casas de la villa. Se conservan varias casonas nobiliarias del siglo XVIII, como las de Sánchez de Cotanda (la cual conserva dos portadas de estilo barroco del siglo XVIII), Matutano y Grau; el Forn de Dalt; y el llamado edificio de la Mola (siglo XIII), con un arco de las murallas primitivas.

El sábado tocaba madrugar porque la carrera empezaba prontito y, a pesar de estar en Benicàssim, la distancia a Benassal todavía era considerable así que todavía de noche sonó el despertador y después de acabar de preparar la ropa de faena cogía el coche para dirigirme hacias las tierras del norte de Castellón. Después de una agradable viaje por lugares ya de sobra conocidos me presenté en la zona de salida con tiempo suficiente para poder departir con amigos y conocidos que por allí se encontraban para formar parte de la misma aventura a la que me disponía a hacer frente yo. Como siempre, se hace difícil nombrar a todos porque siempre corres el riesgo de dejar a gente en el tintero pero aún a sabiendas de ello, y sabiendo también que cuento con el perdón de quien se quede sin nombrar, por allí andaban, entre otros muchos, Jordi y la gente de El Turmell, Virgilio, en representación de Los Lastres, Sonieta, que sigue muy fuerte a pesar de todo, Cristóbal, del At-zenet, José Vicente, con quien compartí momentos inolvidables hace ahora casi un año en tierras francesas, Alicia Chaveli (todo un placer conocerte en persona y poder hablar después de hacerlo muchas veces a través de las redes sociales), los hermanos GUinot, JAvier y Vicente, y muchos otros que, insisto, quedan en el tintero... Poco a poco se iba acercando la hora de la salida y en esta ocasión, pese a que el objetivo no era en absoluto ambicioso, sí que me animé a hacer un calentamiento decente y las sensaciones desde ese mismo momento fueron buenas a pesar de los malos ratos de días anteriores. Finalizado éste me dirigí a la línea de salida para aprestarme a aguardar la señal de salida, espectacular en esta carrera, para iniciar así el recorrido de esta clásica del calendario y que iba a completar por segunda vez en mi historia como corredor popular. El objetivo era nuevamente, y es que las fuerzas y los ánimos no dan para mucho más, sencillo; se trataba de disfrutar al máximo de la carrera, imponiéndome un ritmo más o menos cómodo que me permitiese evadirme de los problemas por un rato y, al tiempo, no forzar más de la cuenta teniendo siempre presente que por la tarde tenía previsto, si las cosas no se torcían, tomar parte en la Carrera Popular de Godella para lo que sería necesario dejar algo de gasolina en el motor.

Así pues en el momento de la salida me concentré en encontrar ese ritmo que pretendía mantener a lo largo de la carrera, si bien es cierto que en el inicio de la carrera se hace difícil hacerlo por cuanto después de un breve tramo para entrar en calor, enseguida, todavía dentro del casco urbano, el recorrido empieza a picar para arriba y hace difícil encontrar ese ritmo. Sin embargo, la propia suavidad del ritmo e imagino también que haber calentado convenientemente, hicieron que desde el primer momento las sensaciones fueran mejor de lo esperado y que la pulsaciones se mantuvieran dentro de parámetros más que razonables. A poco de salir del pueblo, y dentro de un tramo de subida, nos encontramos con el inevitable tapón que se forma al inicio de la senda, tapón que siempre es recibido con sensaciones contradictorias; el alivio de poder recuperar un poquito la respiración frente al desagrado derivado de la pérdida de ritmo que provoca. En esta ocasión no se trata de un tramo largo así que tampoco me planteé adelantar porque creo que no hubiera    mejorado en nada. Acabado el tramo de subida "dura" se inicia una segunda parte que nos llevará hasta el kilómetro cuatro y que se inicia con una ligera pendiente positiva que se deja correr que acabará dejando paso a un cómodo descenso que nos llevará, allá por el kilómetro cuatro, al inicio de un nuevo repecho. En este momento ya tenía un primer parcial, al paso por el km tres, que me marcaba una media de 6.22, dentro de las previsiones que me había marcado. El repecho al que antes aludía, de apenas cuatrocientos metros, daba paso a un nuevo escenario de un par de kilómetros de descenso, mucho más pronunciado al principio y que, después de sobrepasar el primer avituallamiento en el que no me detuve, nos llevaba hasta el kilómetro seis, con un segundo parcial de 6.20 el kilómetro, donde se iniciaba una nueva subida, de distancia y desnivel similar a la anteriormente citada, que requería de un nuevo esfuerzo para cambiar el ritmo y volver a tirar de riñones para afrontarla. Superada ésta volvía un terreno que permitía rodar con cierta comodidad, con un terreno en la mayor parte del tiempo muy cómodo de pisar, salvo algún tramo algo más complicadillo que exigía de un plus de concentración, y que nos iba a dejar en el kilómetro diez en un recorrido que convertía esta primera mitad de carrera en la más cómoda de las dos. En medio de este tramo un segundo control que aproveché para hidratarme porque el calor empezaba a dejarse sentir aunque, a decir verdad, éste no apretó tanto como se esperaba, y también en este tramo el paso por el tercer parcial, marcado en 6.44 en gran parte debido a la parada en el avituallamiento.

En la cima del Moncatil,
dispuesto a dar buena cuenta del avituallamiento
Llegados a este punto comienza la parte más dura de la carrera, esa que nos llevará desde una altitud de 753 metros al paso por el kilómetro diez hasta los 1111 metros de altitud máxima al paso por el kilómetro 16,7. Se trata de una subida constante, jalonada por breves tramos de descenso, los menos, subida en la que intentaba mantener el trote aunque fuer a ritmos bajos, pero en la que en ciertos tramos no fui capaz de hacerlo. Y así, manteniendo un ritmo más o menos tranquilo y pensando siempre en que lo más duro estaba por venir y en que por la tarde me esperaba un duro paseo por tierras de Godella, me planté en el kilómetro quince donde se inicia la subida más dura del recorrido, aunque seguramente no encontremos en ella las mayores pendientes. Antes de llegar a este punto llegó el cuarto parcial, 6.53, y en este momento el quinto, 6.45. Alcanzado el kilómetro quince, después de un agradable ascenso por escaleras, que siempre acaban por agobiar, donde sobrepaso a Vicente Guinot, y después de hidratarme nuevamente, llenar el botellín y refrescarme en las improvisadas duchas allí instaladas, afronté el inicio de la subida larga de la carrera, aquella que nos llavaría hasta la Ermita de San Cristóbal, situada en la cima del Moncatil, a 1111 metros de altitud, y que fue construida en el siglo XIII y reformada en el XVIII, de la que destacan los enormes contrafuertes que la sostienen. La subida la hago, como en todo momento, tratando de regular mucho pese a lo cual el calor empieza a dejarse notar y el cansancio empieza a dar muestras de querer aparecer.
Sin embargo al llegar arriba me encuentro razonablemente cómodo así que después de un último avituallamiento me apresto a dar buena cuenta de lo que se anuncia desde el control como una última bajada hasta el pueblo. Así es durante algo más de un kilómetro pero transcurrido éste nos llega un último repecho de importancia que nos llevará hasta el Balneario de Fuente en Segures, subida que debo reconocer que sí se me atragantó en alguno de sus tramos porque en ciertos momentos puntuales los desniveles se muestran importantes. No obstante ello, poco después de marcar el sexto parcial en 8.25, dejándose notar aquí la subida al Moncatil y este importante repecho) acaba la subida y se inicia la parte final del recorrido.

Si hay algo que caracteriza a Benassal por encima de todo es el agua y la conocida Fuente de En Segures. Esta se sitúa en un casco urbano de igual nombre separado en dos kilómetros del pueblo. Conocodas las aguas desde el Siglo XVI, con la mejora de las comunicaciones de final del siglo XIX, pasó a ser claro referente del turismo de descanso y de salud. Fundamentalmente era visitado por la burguesía comercial y terrateniente del País Valenciano. La mayoría de los visitantes, desde el siglo XIX, provenían de Valencia y también de la llanura. En buena parte venían por las propiedades mineromedicinales del agua de la fuente, muy apreciada por aliviar enfermedades, especialmente las renales.
El alto y específico prestigio del agua del manantial de Fuente En Segures, juntamente con las características climáticas y paisajísticas del término, motivaron y motivan la fama y la consiguiente afluencia de visitantes. Esto ha generado la proliferación de hoteles, apartamentos, pabellones y casas, configurando un espacio urbano diferenciado del núcleo de Benassal. Aparte de la calidad del agua debemos destacar ciertas construcciones, como la conocida "Fuente de los Xorros", construcción hecha al acabar la Guerra Civil con bloques de piedra picotazo culminada con una impresionante cúpula de forma triangular.

A partir de este momento sí que se puede decir que lo que quedaba era un descenso hasta el pueblo, en general bastante cómodo, aunque salpicado con algún tramo de toboganes que te dificultaba mantener un ritmo. Incluso en este último tramo me tomé las cosas con calma, aprovechando para comentar con los compañeros de carrera aspectos de la misma y para bromear con hachazos de última hora y demás comentarios tan habituales entre nosotros. Y así, bastante entero, me presenté en las calles del pueblo que nos recibieron con un trayecto predominantemente ascendente y que desembocaba en la recta final que, al contrario de la salida, entonces descendente, nos exigía un último esfuerzo para dar buena cuenta de estos últimos metros de subida. Y poco más, entrada en meta con un tiempo de 2.28.34 que ya sé que a alguno le pareció resultado de un paseo por los montes de Benassal (que tampoco le falta parte de razón pero tampoco fue para tanto). Buena organización, como suele ser habitual en esta carrera así que aprovecho para felicitar a la misma y agradecer, como siempre a los voluntarios su empeño en hacernos el esfuerzo más llevadero.

Y poco más que contar; me gustaría acabar este relato volviendo al inicio del mismo. Con nuestros montes quemándose en estos momentos al final acabaremos por echar en falta los mismos (o eso espero porque igual cuando no los tengamos tampoco los añoraremos). Insisto en que nunca será suficiente el agradecimiento a aquellos que dejan sus fuerzas y arriesgan sus vidas para tratar de minimizar el daño que otros inconscientes provocan en nuestros montes. Y aunque a menor escala, y con resultados directos mucho menos impactantes, debo incluir en estos a aquellos que en el transcurso de las carreras se dedican a ensuciar los montes con botellines, geles y demás accesorios que todos conocemos. Para todos ellos un cero absoluto y mi más absoluta repulsa. Estas actitudes son poco diferentes a las que han provocado la catástrofe de este fin de semana y creo que merecen una profunda reflexión de todos nosotros, los que se supone que hacemos esto como una muestra de amor y respeto a las montañas. En fin, acabo ya, ahora sí. Os dejo los habituales enlaces a los datos de la carrera. En breve colgaré también una reseña de la aventura de la tarde del sábado por tierras de Godella.


Perfil de la carrera en Wikiloc




domingo, 24 de junio de 2012

IV Cursa x Muntanya Almenara Xtrem; lógico final para una semana de locos

Cartel de la carrera

Después de la aventura por tierras de Tuéjar llegaba un periodo de quince días en el que las carreras desaparecían de la planificación y, en principio, tocaba apretarse y meter calidad en los entrenamientos. Sin embargo las cosas ha sido muy diferentes a lo que tenía planificado; diversos factores se aliaban para que estos días hayan sido más que complicados. Días muy duros en el trabajo que han hecho que la motivación en general, y particularmente para entrenar, haya sido más bien baja lo que me hallevado a cambiar los planes y sustituir esa calidad prevista por cantidad, intentando acumular kilómetros a ritmos suaves para no perder demasiado del trabajo ya realizado. Si a eso le sumamos una alimentación poco adecuada en regularidad y calidad de la misma, el calor que ya empieza a apretar y que complica los entrenamientos a mediodía hasta que el cuerpo se aclimate a las nuevas condiciones y, para rematar, que las piernas y la cabeza empiezan a notar lo cargado de la temporada y sigun mandando mensajes en la dirección de parar y descansar durante unas semanas, el resultado no puede ser demasiado alentador. Sin embargo la ilusión sigue por ahí por lo que después de mucho darle vueltas sigo con la intención de no parar hasta la segunda quincena de julio para entrar en agosto con las pilas cargadas y empezar a preparar esos retos que de cara a final de año rondan por mi cabeza. Y con esa intención, después de un sábado en el que se juntó una rodada de casi noventa minutos por el río (a ritmos suaves, sí, pero casi hora y media) que tuve que improvisar para sustituir la rodada prevista por la Calderona, y una fiesta de cumpleaños de esas que sabes que acabará complicándose, para el domingo tocaba nuevamente ponerse un dorsal y sentir ese gusanillo que todavía hoy, después de cerca de doscientas carreras desde finales del 2007, se deja notar a la hora de vivir el ambiente de cada una de las carreras en las que vamos participando. Para el domingo tocaba conocer las montañas de Almenara y su Cursa x Muntanya Almenara Xtreme, prueba en la que a pesar de ya la cuarta edición y estar cerquita de casa todavía no había tenido ocasión de participar.

El término Almenara proviene del árabe (al-manara), "faro", a su vez derivado de  (nar), "fuego". El nombre hace referencia a las torres árabes situadas en el cerro del Castillo, desde las que se encendían fuegos como señal de aviso. Los testimonios más antiguo del término de Almenara consisten en unos hallazgos líticos del Estany Gran, fechados en el epipaleolítico, así como de unos dólmenes y un posible menhir del eneol´ítico. Hay un poblado de la Edad de Bronce en la Montaña Blanca, y pequeños restos en la Corona y el Abric de les Cinc. En la zona que ocupa el actual castillo se han hallado un poblado y necrópolis ibéricos, bastante destruidos por las construcciones posteriores. Hay, asimismo, restos de una intensa romanización, ligada a la vecina Sagunto y que atestiguan el yacimiento del Punt del Cid y los restos de un embarcadero que han aparecido en los marjales costeroos. Se conocen, además, dieciocho lápidas romanas, algunos tramos de caminos y los restos de una villa y una torre en las cercanias de los estanys.


Así, después de una larga fiesta de cumpleaños el sábado y de no haber podido pegar ojo en toda la noche por culpa de un agobiante bochorno, a las seis y media ya estaba el despertador recordándome que tocaba ponerse en pie, preparar los trastos, "recoger" a Rubén y poner rumbo a Almenara. En poco menos de media hora ya estábamos allí dispuestos a saludar a conocidos que por allí se citaban (al margen de la invasión de los Groc Men, algunos camuflados en esta ocasión, Rafael que cumplía 64 añazos, ¡pedazo de campeón!, Alfonso que pese a la salida de la Calderona del día antes andaba por allí, Luciano, Sofía, también de incógnito). Recogido el dorsal ya solamente quedaba esperar a que llegase el momento de la salida (una de las pocas cosas a mejorar porque eso del silbato no acabó de funcionar) y ponerse a correr un rato. El absoluto desconocimiento de lo que nos esperaba iba cambiando minuto a minuto porque los compañeros allí presentes ya iban dejando claro que nos esperaba una carrera dura a pesar de que las montañas que por allí podíamos ver no parecían indicar eso. Las perspectivas para la carrera no eran demasiado halagüeñas así que el objetivo era, ni más ni menos, que acabar de la mejor manera posible y disfrutar todo lo que se pudiese. El caso es que a la hora prevista, más o menos, se dio la salida y después de un primer intento en el que los allí presentes parecimos no darnos por aludidos, a la segunda fue la vencida y, como siempre digo, todos a correr como locos. En esta ocasión ya desde el principio la carrera picaba hacia arriba, de manera que el callejeo previo a la senda de subida al castillo ya iba dejando huella en las piernas. En cualquier caso, aunque con tranquilidad, estos primeros tramos los cubrí sin demasiados agobios y enseguida llegamos al inicio de la subida al castillo.

Castillo de Almenara
El castillo de Almenara es una fortaleza musulmana del siglo X, construida sobre restos romanos, que se localiza en una colina que domina el núcleo urbano de la ciudad a la que da nombre.  El topónimo de Al-manara, faro o atalaya, indica la posible función de este lugar estratégico en la frontera entre los estados de taifas de Valencia y Tortosa. Desde el castillo se controlaba el paso de la costa entre Castellón y Valencia así como la ruta interior que comunicaba con Aragón. La fortaleza, que aparece citada en el Cantar del Mio Cid, se desarrolla longitudinalmente sobre la colina escarpada. De planta irregular dispersa, constaba de tres recintos, con el castillo en la parte alta y dos torres aisladas (Bivalcadim y Bergamuza) situadas en los extremos. En la parte anterior al castillose situaba el albácar donde se encontraban el aljibe y la mezquita. Si bien se encuentra en ruinas, se conserva parte del recinto exterior al noreste, con defensas dispuestas escalonadamente, así como restos de edificaciones en la parte sur.

Empezaba aquí una subida que nos llevaría prácticamente hasta el kilómetro tres en la que después de pasar por una de las dos torres que flanquean el castillo llegaríamos hasta la parte principal del mismo. A pesar de que había algún tramo de reposo se trata de una subida que no deja demasiado respiro a pesar de no ser especialmente dura y en la que, dado lo estrecho de la senda, íbamos "sufriendo" pequeños tapones que nos hacían parar. En otras condiciones seguramente hubiera intentado pasar y adelantar, evitando los mismos, pero en esta ocasión, a pesar de los pocos metros recorridos, ya las sensaciones eran malas, con las piernas cansadas, mucho calor y cierta sensación de ahogo que achacaré a los excesos de la tarde anterior. En esas condiciones fuimos dando cuenta de la subida y después de sobrepasar el castillo empezábamos una de las innumerables bajadas a las que tuvimos que enfrentarnos, en esta ocasión de cerca de quinientos metros, y que no eran precisamente de esas que te permiten relajarte, antes al contrario. En pleno descenso llegó el primer aviso del cacharro, kilómetro tres en 26.59 que ya lo dice todo. Para este momento yo ya me había hecho a la idea, más teniendo en cuenta que todos los avisos iban en la dirección de que lo duro llegaba más tarde, de que iba a ser más una salida senderista que una carrera. En cualquier caso, fuimos bajando al trote, con mucho cuidado porque las piernas no me inspiraban confianza, sobrepasamos la segunda de las torres y a partir de ahí nos dirigimos a cruzar la AP-7 para enfrentarnos a la "Montaña del Cid".

El Punto del Cid se halla en el término municipal de Almenara, sobre una elevación del mismo nombre en la zona de L'Estany. En él se llevan a cabo actualmente investigaciones arqueológicas. Frecuentemente es asociado con las ruinas de un antiguo asentamiento romano que también cumplía funciones militares y que posiblemente fuera utilizado también por los visigodos, relacionado en todo caso con la vigilancia de la Vía Augusta y la defensa del litoral costero. Sin embargo, los restos que han llegado a nosotros son indudablemente medievales. Se trataba de un gran recinto amurallado, orientado hacia el sur y reforzado por numerosas torres. La tradición cuenta que este lugar fue tomado por El Cid en su marcha hacia Valencia, de ahí su nombre, aunque históricamente ese hecho de armas debió producirse en el Castillo de Almenara.

Cortesía de Laura, toda una crack de este mundo
Quizá estemos ante el único momento de la carrera (hasta llegar al mismo punto en sentido contrario ya llegando a meta) que daba un pequeño respiro. Un pequeño tramo asfaltado que aproveché para tratar de recuperar sensaciones y darme ánimos de cara a lo que ya temía iba a ser una pequeña gran encerrona. Finalizado este pequeño tramo, en torno al kilómetro cuatro y medio dimos cuenta del cortafuegos que nos iba a dejar al otro lado de la loma y de ahí, después de descender por el otro lado llegar al pié de la Montaña del Cid. Una vez allí lo primero que nos encontramos fue una inscripción en una roca que decía algo así como que si Anibal pudo cruzar los Alpes porqué no íbamos nosotros a vencer esta montaña (lamento no recordar la cita original porque me pareció curiosa y, al tiempo, admonitoria de lo que nos íbamos a encontrar). El caso es que la primera rampa que nos introducía en la montaña ya era durilla pero es que una finalizada ésta daba comiendo un sinfín de "subiditas", bajadas técnicas y un zigzagueo continuado que desde luego no invitaban a coger un buen ritmo. En este tramo en que nos enfrentamos a la montaña llegó un momento en el que uno se perdía y no tenía ni idea de dónde andaba (aprovecho el comentario para felicitar a la organización por un marcaje impecable y por un exhaustivo control de pase cada pocos kilómetros que pretendían, imagino, evitar los problemas de la primera edición donde los tramposos parecieron campar a sus anchas y las pérdidas fueron elemento común de muchos corredores. Acompañado por gente de "Los Lastres" y de "Los Coyotes" fuimos dando cuenta de las continuadas trampas que la montaña nos iba poniendo de manera que a final conseguimos llegar al final del laberinto que nos dejaba en pleno Marjal de Almenara. En este punto ya había dado cuenta de dos parciales más (26.37 y 40.43 que lo dicen todo). De hecho en alguno de los tramos de esta zona iba de traspiés en traspiés ya que las piernas no parecían acabar de responder a los órdenes que recibían. 

Marjal de los Ullals: se trata de un humedal que ocupa una franja de 1.486,76 ha paralela a la costa mediterránea repartida en los municipios de Almenara, Moncofa, Chilches, La Llosa, Cuartell, Benavites y Sagunto. Buena parte de estos marjales han sido ocupados por el cultivo de cítricos y urbanizaciones, lo que, junto con la desecación, ha disminuido considerablemente su extensión desde principios del siglo XIX. Entre la flora cabe destacar el endemismo exclusivamente valenciano Thalictrum maritimum, y como especie amenazada en la Comunidad Valenciana el nenúfar blanco (Nymphaea alba). En cuanto a fauna, es una de las áreas más importantes de la Comunidad Valenciana, con más de 300 especies de vertebrados (muchas de ellas amenazadas a nivel autonómico, estatal, e incluso internacional) correspondiendo 7 especies a peces, 4 a anfibios, 15 a reptiles, 254 a aves y 26 a mamíferos. Este humedal destaca especialmente por ser una localidad de gran importancia para la nidificación, migraciones e invernada de las aves acuáticas y marinas, habiéndose censado durante el invierno hasta más de 20.000 individuos pertenecientes a diversos grupos. Entre los reptiles destaca la presencia del galápago europeo y del galápago leproso, éste ya prácticamente desaparecido. Dentro del Catálogo de Zonas Húmedas de la Generalidad Valenciana pertenece al grupo llamado albuferas y marjales litorales.

Finalizado el suplicio de la Montaña del Cid nos esperaba un agradable aunque corto paseo por la Marjal de Almenara. A través de pistas corredoras, otro de los pocos tramos que daban respiro, y a pesar del calor que ya apretaba de valent, pudimos disfrutar de un maravilloso paisaje húmedo de los pocos que quedan en esta zona. En este tramo volví a alcanzar a los dos compañeros coyotes que me habían dejado atrás en el último descenso y después de alcanzar la parte final de la Marjal nos aprestamos a dar buena cuenta de los últimos kilómetros de carrera, que volverían a ser de nuevo "pestosos". En estos momentos todos los voluntarios que te encontrabas te iban diciendo que solamente quedaba volver a subir y bajar el cortafuegos del principio pero la verdad es que alcanzado el kilómetro once volvía a empezar esa sucesión de subidas, algunas más duras y otras menos, y bajadas, todas técnicas que impedían de nuevo poder coger un ritmo cómodo. En el doce recibí con alegría el remojón de una manguera allí dispuesta para aliviar el calor que apretaba y a partir de ese punto esperando en todo momento la llegada del cortafuegos. Alcanzamos aquí el cuarto parcial en 23.02 y alrededor del kilómetro trece y medio iniciamos el último ascenso del día, el esperado cortafuegos, seguido por la consiguiente bajada que nos dejaba de nuevo en ese tramo anterior de asfalto que, ahora sí, nos llevaría hasta el pueblo donde, después de un pequeño descenso nos plantábamos en meta ligeramente recuperado (creo que al final fue donde mejores sensaciones encontré) y un tiempo más que siginificativo de 2.27.59 para apenas quince kilómetros y medio.

En fin, poco más se puede decir respecto de la carrera que calificarla como una pequeña gran encerrona, plagada de trampas y en la que, como era mi caso, si no llegas en buenas condiciones acabas pagándolo caro. Pese a ello, o a lo mejor por eso, quiero dar mi más sincera enhorabuena a la gente de la organización porque creo que en un recorrido muy complicado de controlar dieron un ejemplo de cómo marcar una carrera y de cómo controlar la misma. Otro de los pequeños peros a poner sería la falta de isotónica en los avituallamientos que dado el calor de esta época del año quizá sería conveniente. En cuanto a la hora de inicio creo que hay otros factores que deben influir a la hora de marcar el inicio de la carrera que el calor así que no entraré a valorar el horario de inicio (todos nosotros sabemos a qué hora empezaba la carrera y si decidimos acudir lo hicimos con todas las consecuencias).
En fin, creo que hasta aquí hemos llegado. Felicitar a Ramón y Sofía por sus victorias y ahora ya a pensar en la siguiente que será el próximo sábado en Benassal. Mientras os dejo los habituales enlaces...



Perfil de la carrera

domingo, 3 de junio de 2012

Media Maratón de Montaña Montes de Tuéjar; malditos incendios


Más de 300 profesionales de extinción de incendios trasladados desde los retenes más cercanos. Siete vehículos aéreos, entre hidroaviones y helicópteros. 16 autobombas. La plantilla de vehículos y agentes trasladados avalan por sí solos la importancia del incendio declarado el pasado viernes al mediodía en una zona montañosa perteneciente a los términos municipales de Benagéber, Chelva y Tuéjar. Ahora, tras tres intensos y complicados días, todos los indicios apuntan a que la situación está estabilizada. Estas líneas, extraídas del diario Levante, sirven para dejar constancia de lo que desde el viernes por la tarde-noche, momento en el que me enteré del incendio que afectaba a la comarca de los Serranos en Valencia, vienen haciendo un ingente número de voluntarios y profesionales para salvaguardar la integridad de uno de los mayores patrimonios que en la actualidad nos queda, nuestros bosques. No sé todavía si este nuevo incendio hay que "agradecérselo" a la mano oculta y malintencionada de alguna mala persona pero no me extrañaría en absoluto. De todas formas creo que es momento de extremar las precauciones ya que las condiciones son del todo propicias para la proliferación de estos incidentes a lo largo de lo que queda de periodo de calor. Y me gustaría hacer también un llamamiento a nuestras autoridades para que se dejen de milongas y pongan los medios necesarios para que la prevención de estos incidentes no se vea mermada por esos recortes que afectan a todos los aspectos de nuestras vidas. Una de las entradas en el facebook hacía mención al "rescate" de Bankia porque con ese dinero se podrían mantener los montes en mejores condiciones. No pretendo hacer demagogia, sé que las necesidades en todos los ámbitos de la economía son muchas, pero solamente quisiera que nuestros políticos supieran entender la importancia de mantener el legado de nuestros bosques a futuras generaciones: ya basta de falta de prevención, de leyes poco concretas que permiten la utilización de montes quemados para otros menesteres. El monte es de todos y sin nuestros bosques algo muy importante nos faltará.

VALGA ESTE MODESTO RELATO COMO HOMENAJE A TODOS AQUELLOS QUE DURANTE EL FIN DE SEMANA TRABAJARON PARA APAGAR EL INCENDIO

Cartel de la prueba
La casualidad quiso que esta semana, trágica para la comarca de los Serranos, la pasión por el trail nos llevara hasta la localidad de Tuéjar, una de las afectadas por el incendio de este fin de semana., donde se celebraba la segunda prueba de la Liga CxM de la Serranía, la VI edición de la Media Maratón Montes de Tuéjar. Evidentemente la carrera quedaba en un segundo plano frente a las noticias que desde el viernes por la tarde hablaban de este desagradable incidente, pero también es cierto que el esfuerzo de la gente de Tuéjar por sacar adelante una carrera en momentos como los actuales hacía necesario que, el domingo más que nunca, acudiéramos todos en masa para mostrar nuestro apoyo a una comarca que sufría en sus carnes tremenda desgracia como la del fin de semana. Por eso, una vez confirmada la disputa de la carrera, el domingo prontito cogimos los bártulos y, en compañía de Rubén, nos dirigimos hacia Tuéjar para dar buena cuenta del recorrido que nos habían preparado Emilio y el resto de gente de la organización. Como siempre que me desplazo hacia esta zona de Valencia, el recorrido se hizo muy agradable, disfrutando siempre de un bonito paisaje que nos ayuda a olvidar de manera progresiva las "bondades" de la ciudad y nos introduce en un modo de vida que, seguro, acaba siendo mucho más agradecido que el que sufrimos los urbanitas. El breve paseo en coche nos permitió pasar por Chelva y por las inmediaciones de Benagéber, las otras dos localidades afectadas por el incendio. Sin embargo durante el mismo no pudimos ver ni rastro del fuego así que solamente la presencia de camiones de bomberos y de la UME, con su base instalada en Tuéjar, daban fe del siniestro. 

Los Serranos es una comarca del Comunidad Valenciana (España) situada en el interior de la provincia de Valencia. También recibe los nombres de La Serranía y de Alto Turia. Comprende el curso alto del río Turia y territorios adyacentes. Zona con baja densidad demográfica, la capital tradicional es Chelva, mientras que el municipio más poblado es Villar del Arzobispo.
Corrales de Silla, lugar de pinturas
rupestres en el pueblo de Tuéjar
En cuanto a Tuéjar, localidad perteneciente a esta comarca, aunque no es posible situar en el tiempo de una forma exacta el origen de esta población, está claro, según se desprende de los restos arqueológicos hallados por doquier, que por esta tierra han pasado todo tipo de pueblos o civilizaciones. Se han encontrado desde hachas de sílex hasta restos ibéricos, monedas romanas, cerámica árabe, etc. Podría decirse, teniendo en cuenta los más antiguos vestigios descubiertos, que los primeros asentamientos datan de la Edad del Bronce. Tuéjar adquiere su condición de pueblo mediante el otorgamiento de su Carta puebla por la viuda de Pedro de Jérica, señor feudal de estos territorios. Pedro IV de Aragón ordenó, en 1370, a Doña Buenaventura de Arborea la repoblación del Valle del río de Chelva con cristianos y no con moros, como ella pretendía. La repoblación estaba basada en la previa expulsión, que el rey había ordenado, de los moriscos "por los nefandos crímenes de lesa majestad" que éstos habían cometido. Como consecuencia de ello, se da la citada carta de población y, por lo tanto, a partir de entonces, Tuéjar es un lugar de cristianos viejos.


Cortesía de Kike Gallego, admirando el dorsal
Llegados a Tuéjar nos dispusimos a cumplir con el trámite de la recogida de dorsales, ritual que en esta ocasión escondía la "sorpresa" de que la organización había decidido vestirme con el número uno algo que siempre coloca a uno en el punto de mira del resto de participantes que piensan que uno es candidato a disputar los puestos de privilegio, algo que evidentemente no se iba a producir. El momento de la llegada la zona de salida siempre es un hito para quien esto escribe. Es difícil describir lo que siento, innumerables carreras después, al poder comprobar el ambiente que siempre acompaña estos momentos previos a la carrera. Es el momento de saludar a amigos y conocidos, en este caso representados por Torko y el propio Emilio, así como de ir poquito a poco matando esos nervios previos al momento de la salida echándonos unas risas y tratando de olvidar esa sensación que siempre aparece al llegar de estar metiéndonos en la boca del lobo, dispuestos siempre a pasar un rato de sufrimiento que al tiempo se convierte en disfrute por poder hacer lo que nos gusta. En fin, el caso es que entre bromas, risas y alguna que otra "xarraeta" fuimos apurando el tiempo que quedaba hasta el momento de la salida y ahora ya nos encontrábamos listos para, al oír el imaginario pistoletazo de salida, salir a dar buena cuenta de esas sendas y caminos del término de Tuéjar. Además en este caso el día prometía; con el monte húmedo por esas más que nunca oportunas lluvias de la madrugada y que nos deleitaría con una recorrido en perfectas condiciones y sembrado por ese olor que tiene el monte mojado, con un cielo que a pesar de que abría algún hueco para que asomase el sol nos resguardaba del calor que empezaba a dejarse sentir, las condiciones para correr eran prácticamente perfectas.

Con Torko y Rubén al fondo, en
animada conversación con Kike Gallego
Al final de la cuenta atrás empezaba el sufrimiento; como suele ocurrir la salida se convirtió en una especie de "el último paga" porque desde el primer momento la gente se puso a correr como si estuviera poseída por algún mal espíritu. Y claro, como es habitual una vez te metes en un grupo se hace difícil sustraerse al ritmo que marca el mismo. Nunca se sabe quien lo marca pero al final acabas llevando un ritmo que seguramente nadie quisiera o al menos eso se deduce teniendo en cuenta que el comentario habitual es el de "vamos demasiado deprisa". Bien, el caso es que tras un breve garbeo por las calles del pueblo, enseguida desembocamos en una pista que poco a poco nos fue alejando del pueblo en dirección al río. Estos primeros kilómetros se demostraron corredores de manera que los dos primeros los hicimos a ritmos sensiblemente inferiores a los cinco minutos por kilómetro. Sin embargo, sobrepasado el kilómetro dos la carrera empezó a empinarse y, con ello, el ritmo fue bajando al tiempo que se incrementaba la dificultad del recorrido. Aproximadamente en el kilómetro tres empezaba la primera subida significativa del día. Se trataba de una subida no demasiado exigente, de aproximadamente un kilómetro, que pese a ello ya se encargaba de ir poniendo a cada cual en su lugar y, sobre todo, dejando que las piernas empezaran a mandar mensajes quejándose por el esfuerzo a las que les empezábamos a obligar. En cualquier caso casi sin darnos cuenta dejamos atrás esta primera dificultad del día y empezamos un cómodo descenso de kilómetro y medio en el que aprovechamos para pegar un pequeño trago en el primero de los avituallamientos del día.
A pesar del esfuerzo hay que mantener la buena cara
Sin ir ni mucho menos a tope, que a estas alturas de temporada los esfuerzos se pagan más que nunca, afrontamos la bajada disfrutando de las sensaciones que da el correr por el monte y agradeciendo más que nunca la posibilidad de hacerlo. Fue un tramo muy especial porque me permitió relajarme y disfrutar, algo que en momentos como los actuales no tiene precio. Pero como todo lo bueno "acaba" enseguida nos dimos de bruces contra la realidad de una nueva subida, un tramo de kilómetro y medio posiblemente el más duro del recorrido si bien íbamos a estar subiendo con pequeños descansos hasta el kilómetro doce. Con las fuerzas todavía casi intactas afrontamos este tramo de subida intentando alternar momentos de trote, los menos, con otros en los que íbamos caminando aunque intentando mantener un buen ritmo. Y esta cadencia se mantuvo hasta el kilómetro doce, poco después del segundo avituallamiento, aprovechado este sí para meterle combustible al cuerpo en el que iba a finalizar la parte más dura del recorrido. Llegados a este punto se puede decir que llegaba bastante entero a pesar de que ya habíamos superado, a priori, la parte más dura del recorrido. Buenas sensaciones hasta este momento y con ganas de más traca así que tocaba cambiar el chip y preparar el cuerpo para empezar a correr cuesta abajo. De momento el recorrido me había sorprendido gratamente, sobre todo por los recuerdos del 2009, tratándose de un circuito bastante más montañero que aquél, como a mí me gusta, y con un terreno muy agradable para correr.
Como ya he comentado, a partir del doce empezaba una nueva carrera en la que debíamos bajar lo que hasta ahora habíamos subido. Poco después del segundo avituallamiento se iniciaba un prolongado aunque sostenido descenso que, aunque jalonado por puntuales repechos, se dejaba correr bastante cómodamente. El recorrido seguía transcurriendo mayoritariamente por sendas y así, acompañados por algún bosquecillo que nos permitía correr resguardados de nuestro amigo Lorenzo, seguíamos dando buena cuenta de los kilómetros. A pesar de tener que asistir en directo a la caída, sin consecuencias, del compañero que me precedía en carrera, se trataba de un descenso bastante sencillo, dentro de lo que cabe, a pesar de que en algún momento la cosa se complicaba ligeramente. Y así hasta el kilómetro dieciséis con un par de tachuelas en el camino que ponían a prueba las piernas de los corredores.
Dando cuenta del técnico descenso del dieciséis
Y llegamos al dieciséis y su anunciado descenso. Desde la organización se nos había puesto sobre aviso de que en este punto había aproximadamente un kilómetro, que al final se quedaba en setecientos metros, de descenso muy complicado así que llegados a la marca del dieciséis que coincidía con un giro a la derecha que nos metía por terreno más incómodo nos preparamos para afrontar lo que al final sería la última dificultad seria del día. Después de un inicio más o menos sencillo, de golpe nos encontramos con un tramo muy complicado que nos obligaba a bajar con sumo cuidado, evidentemente sin poder correr, y tratando de no ser víctimas de alguna caída. La verdad es que en este primer tramo de descenso, corto pero difícil, quizá sería conveniente colocar alguna cuerda que permitiese ayudarnos de ella pero en cualquier caso al final el mismo desembocaba en un segundo tramo de descenso, de esos de piedra suelta, en el que a pesar de ir zigzagueando tienes que intentar no acelerarte y en el que a pesar de la precaución tuve la "suerte" de besar el suelo. Bueno, más que besar fue otra parte de mi cuerpo la que tuvo el honor de probar la dureza del terrenos de Tuéjar después de un resbalón provocado seguramente por un exceso de confianza que me animó a intentar trotar un poquito con el resultado de un pequeño incidente que, aún hoy, tiene mis posaderas resentidas. De todas formas la caída fue de esas con rebote porque sin saber cómo me vi de nuevo corriendo sin un momento de pausa como da buena muestra este última foto tomada poco después de la caída (y en la que a pesar de todo mantengo la compostura y la sonrisa). Bien, finalizado el tramo de piedra suelta todavía quedaba un último tramo, de menor dificultad pero que seguía poniendo a prueba las piernas y el espíritu de los corredores. Al final alcanzábamos el camping y con ello de nuevo a correr por una pista que nos dejaría poco después en el Azud del Tuéjar por el que ya habíamos pasado al principio de la carrera y que ahora nos alegraba los últimos momentos de carrera rodeándonos de agua por doquier y refrescando a su manera el ambiente ahora que ya el calor empezaba a dejarse sentir. Sobrepasado este punto ya solamente quedaba disfrutar de los dos últimos kilómetros de carrera, un agradable paseo por la ribera del río que nos dejaría a las puertas del pueblo el cual alcanzamos por el mismo lugar que un par de horas antes había sido testigo de nuestra partida.
Y así llegamos al final; nunca se agradece suficiente a la gente que espera nuestra llegada, dándonos ánimos en esos momentos en los que las fuerzas empiezan a ser escasas aunque el ánimo se recupera ante el sonido de la megafonía de meta y la visión del arco que desde el primer momento ha sido el objetivo buscado. El caso es que después de poco más de dos horas y veinte minutos de agradable sufrimiento, de 22.700 metros de recorrido,  y de 1.400 metros de desnivel acumulado, la mitad de ellos positivo, cruzaba el arco de meta (mucho menos sobrado de lo que dijo Emilio) pero contento por poder añadir otra muesca en forma de carrera finalizada a mi historia de, hasta el momento, cuatro años y medio de corredor, popular donde los haya, repletos de grandes satisfacciones. Como siempre, agradecer a la organización y, sobre todo, a los voluntarios y a un pueblo volcado en su carrera, por todo el cariño con que nos reciben. Felicitar a los ganadores, Juan María Jiménez, del Runnersworld Valencia, y Alicia Hernández, del Iron Trial Women Evasion (si mal no recuerdo, las Anxoitas).
Permitidme en esta ocasión una felicitación especial a Emilio Illueca: tú sí que eres un crack!!. No olvides nunca que mientras las cosas se hagan con la ilusión que tu pones no se podrá reprochar nada. Gracias por todo y por permitirnos disfrutar, un domingo más, de nuestra pasión. Ale, os dejo hasta la próxima con los habituales enlaces

Perfil de la prueba