lunes, 26 de marzo de 2012

III Trail Les Rodanes Vilamarxant; empieza la cuenta atrás hacia Sant Joan

Cartel de la prueba
Todos sabéis que estos últimos meses he andado muy "ocupado" preparando algo que no estaba previsto para este momento pero que las circunstancias pusieron a tiro de piedra y no hubo más remedio que afrontar. Pero a pesar de la ilusión y la entrega con las que he estado preparando la Maratona di Roma en ningún momento he olvidado cuál era el objetivo prioritario y casi absoluto para este año 2012, la Marató i Mitja. Después de un magnífico año 2010 en el que conseguí algo que parecía una quimera como fue ese sub-8, el 2011 vino cargado de malas sensaciones hasta bien avanzado el año y ello provocó, entre otras cosas, mi renuncia a la MiM. Desde ese mismo momento, un par de semanas antes de la prueba, la edición del 2012 se convirtió en objetivo prioritario para este año, situación que desgraciadamente se consolidó con la tragedia que nos tocó vivir pocos días después de la edición del año pasado. Y es que, si como esa Amiga que nos dejó decía en su última entrada en el blog, lo "importante es estar", evidentemente allí estaremos con todas nuestras ganas para dedicar el día a la memoria de un ángel que nos abandonó. Y todo esto viene a cuento porque esta mañana, en tierras valencianas ha empezado mi asalto a esa carrera mítica ya que si en ningún momento he abandonado mis sendas y mis montañas, ahora sí podemos decir que ha empezado de verdad mi temporada montañera.

Declarado por Acuerdo del Consell de la Generalitat de fecha 8 de febrero de 2002, el Paraje Natural Municipal Les Rodanes, con una superficie de 591,77 ha, se localiza en el monte de utilidad pública denominado Les Rodanes, en el término municipal de Vilamarxant en la provincia de Valencia, estableciéndose además una franja de protección de 500 m. Les Rodanes presenta un elevado valor natural, pudiéndose ser catalogado como una singularidad litológica, incluso de la Comunidad Valenciana, por presentar litologías silíceas de areniscas del triásico de la facies del Bundsantein, conocidas como rodeno y que tan escasas son en el resto de la Comunidad Valenciana, donde predominan las calizas y dolomías cretácicas y jurásicas. Además presenta una desarrollada geomorfología hipógea, constituida por 11 cuevas y simas. La presencia de estas litologías originan, junto a los distintos factores ambientales, que se desarrollen suelos característicos que sustentan un elevado número de especies vegetales, contabilizándose hasta un total de 170 taxones distribuidos entre las diferentes asociaciones vegetales presentes en Les Rodanes. Destaca la vegetación característica de suelos pobres en bases desarrollados sobre las areniscas y argilitas del Bundsantein, dominada por formaciones de estepa negra y jaguarzo morisco. La fauna también se encuentra bien representada en este paraje natural municipal, destacando el grupo de las aves con cerca de 50 especies presentes y el de los mamíferos con 15. De entre las aves se puede citar el ratonero común, el cernícalo vulgar, la lechuza común, el autillo y el mochuelo común, de los mamíferos destaca la comadreja, el zorro y el jabalí. Posee además un elevado valor de posición al constituir la masa vegetal mejor conservada en el entorno metropolitano de Valencia, razón por la cual ha sido incluida en el futuro Parque Metropolitano del Turia.

Encuadrada dentro del Circuito Trail Valencia 2012, de la que es la primera carrera, la aventura de esta mañana nos llevaba a afrontar el III Trail Les Rodanes de Vilamarxant. Hace un par de años tuve el placer y la sorpresa de descubrir la zona de Les Rodanes gracias a lo que fue la primera edición de esta carrera. Por aquel entonces me impresionó la zona así que a pesar de lo cerca que estaba de Roma, desde el momento en que vi que se celebraba esta tercera edición me pareció una buena carrera para iniciar mi asalto a la MiM 2012. Dicho y hecho; de nuevo en compañía de Rubén, quien en esta ocasión se decantaba por la prueba para principiantes, afrontábamos el breve recorrido en coche que nos dejaba en el Polideportivo Municipal donde se ubicaba la zona de salida de la carrera dispuestos a dar buena cuenta de un recorrido que recordaba como bastante más exigente de lo que a priori marcaba el perfil. Además para esta edición el kilómetro diecisiete parecía esconder una subida de esas en las que como llegues justito puedes pasarlo mal de verdad.
Después de saludar a alguno de los conocidos que en todas las carreras vana apareciendo por la salida, me dispuse a colocarme en la línea de salida dispuesto a afrontar los veintitrés kilómetros de que constaba esta edición. Para el regreso a la montaña mi objetivo era solamente disfrutar, sin marcarme ningún tiempo previsto, y tratar de correr durante las dos horas y media largas que calculaba a priori con buenas sensaciones y dominando un cansancio muscular que imaginaba que estaría ahí como recordatorio de la aventura romana. Así que en el momento de empezar me coloqué en una posición intermedia, bien arropado por el grupo y me dispuse a iniciar esta nueva aventura por las sendas, la que hace 111 si mis cuentas no fallan. Al principio el circuito daba una vuelta por los alrededores de la zona de salida, imagino que para que el pelotón se disgregase y evitar en lo posible los tapones. De esta manera, después de aproximadamente setecientos metros nos adentrábamos ya en las pistas de tierra y durante un par de kilómetros el recorrido iba llevándonos por una continua sucesión de sube y bajas que finalmente desembocaban en un pequeño tramo de asfalto que nos llevaba a las faldas de las Rodanas, ya metidos en pleno Paraje Natural.
Y me permitiréis que aproveche este momento para volver a mostrar mi indignación con todos aquéllos que van sembrando el monte de restos de geles y barritas sin importarles lo más mínimo este detalle. Con lo poco que cuesta guardar los restos hasta el siguiente avituallamiento es una verdadera lacra observar carrera a carrera como las sendas se llenan de porquería. Un cero absoluto para todos...
Decía antes que la carrera nos dejaba a las faldas de Les Rodanes. Para este momento ya habíamos transitado el kilómetro cuatro y de momento las cosas marchaban según lo previsto, a ritmo de crucero y con buenas sensaciones. Se iniciaba ahora la primera ascensión del día; un par de kilómetros de subida sostenida con un desnivel aproximado del 7%. Como me encontraba cómodo intentaba mantener el trote durante el mayor tiempo posible y la verdad es que era una agradable sorpresa comprobar como ese trote se mantenía durante prácticamente toda esta primera subida aunque hay que decir que seguía siendo a un ritmo tranquilo. Finalizada la ascensión tocaba bajar; otros dos kilómetros de descenso bastante sostenido y por pista en gran parte del tramo que me servían para seguir manteniendo ese ritmo cómodo que llevaba desde el principio y para comprobar que a estas alturas de la historia, kilómetro ocho, las piernas todavía resistían el órdago al que las sometía.
Entrábamos ahora en un tramo de carrera que sin ser duro del todo sí que se mostraba incómodo, con continuados toboganes que no impedían un ritmo sostenido pero que seguramente acabarían por dejarse notar. Además entre el kilómetro ocho y casi el once la tendencia era "alcista" así que poco a poco las fuerzas iban minándose con un recorrido que, tal y como recordaba del 2010, se mostraba bastante más exigente de lo que aparentaba sobre el papel. Llegados al once teníamos otro kilómetro de descenso, descenso que como casi todos los del día no era en absoluto por terreno cómodo y a partir de ahí un nuevo tramo hasta el diecisiete de continuos toboganes, con algún tramo de pista pero que iban haciendo mella en mis piernas. De hecho los kilómetros dieciséis y diecisiete serían con diferencia los peores del día y presagiaban de todo menos bueno.
En plena ascensión...
"Afortunadamente" en el diecisiete, un kilómetro después de haber alcanzado a Rubén en su periplo por la ruta corta y de haberlo dejado atrás (luego supe que con molestias que no le impidieron acabar), empezaba la subida dura del día: novecientos metros de ascensión dura de las de verdad, con un primer tramo de apenas quinientos metros con un desnivel del 26% que daba paso, después de cien metros escasos a un segundo tramo que nos dejaba en las antenas con un desnivel del 10% aproximadamente. Alcanzado este punto, y después del avituallamiento más serio del día para quien esto escribe que se saltó varios (el segundo y último), tocaba empezar a descender por una senda algo más cómoda que las anteriores. Sorprendentemente a la vista de las sensaciones anteriores a la subida la misma la hice con buenas piernas aunque a ritmos siempre cómodos y al llegar a las antenas no quedaban restos de las molestias anteriores así que pude centrarme en hacer un descenso en condiciones, siempre con las lógicas precauciones y más en un momento en el que seguía sin tener claro que las piernas fueran a tener la agilidad y soltura necesarias en caso de "susto".
Momento de la entrada en meta
Y así, casi sin darnos cuenta nos encontramos de nuevo a las faldas de Les Rodanes que habíamos dejado por el kilómetro cuatro y desde este momento solamente quedaba desandar los tramos iniciales de la carrera menos esa primera vuelta que describí al principio. Poco a poco pero corriendo prácticamente en todo momento fui dando buena cuenta de los kilómetros finales hasta alcanzar la línea de meta en un tiempo de 2.36.26 para los casi 23 kilómetros de carrera. Me quedo sobre todo con la confirmación de que la recuperación de la maratón ha sido sorprendentemente rápida y buena y con el hecho de que a pesar de no haber forzado en prácticamente ningún momento el tiempo obtenido es, a mi juicio y comparando los tramos del 2010 y éste, mejor que el de entonces, algo que me da mucha moral de cara a estos casi dos meses intensos y complicados que quedan hasta el 12 de mayo y en el que el objetivo, salvo contratiempos hasta entonces ya adelanto que será ambicioso.
En fin, buena carrera, buena organización con el único pero del cronometraje sin chip pero con buenos avituallamientos, una buena bolsa del corredor y buenos servicios en meta, y un circuito bien marcado. La semana que viene nos vamos a tierras de la Vall d'Albaida a dar buena cuenta de la Media Maratón de Montaña de Carrícola que será el motivo de la próxima entrada en este blog. Hasta entonces los habituales enlaces...


Perfil de la carrera en Wikiloc

martes, 20 de marzo de 2012

Maratona di Roma; ja hi som "Marathon Men"

Cartel de la
Maratona di Roma 2012
No hace mucho tiempo escribía en este blog que toda esta historia de carreras y más carreras empezaba a finales del 2007 cuando me decidía a debutar en este mundillo en una ya lejana y fría mañana de noviembre por las montañas de Benicàssim. Desde entonces cuatro largos años llenos de alegrías, la mayoría, y tristezas, afortunadamente las menos, jalonan mi personal historia de corredor. Sin embargo desde prácticamente el inicio de la historia había un objetivo que antes o después había que cumplir. Imagino que como muchos de vosotros, siempre me quedaba ese anhelo de completar una Maratón de asfalto, esa distancia que siempre ha tenido el misticismo y el encanto de una distancia que parece inaccesible para casi todo el mundo. Hace ahora poco más de un año parecía que ese sueño iba a hacerse realidad, y además en un marco que para mí hubiera sido incomparable: qué mejor manera de cumplir un sueño como éste que hacerlo en casa y al abrigo de una primera edición, circunstancias que se daban ambas en la I Maratón de Castellón. Desgraciadamente los duendes se aliaron para evitar que ese sueño se cumpliera; un inoportuno episodio de fiebre los días anteriores a la carrera aconsejaron mi abandono antes de iniciar ese episodio. De esa situación nació la idea de que antes o después se produciría ese debut en la distancia y que, además, intentaría que fuera en un escenario mítico. El tiempo pasaba y no llegaba la ocasión pero como todo lo bueno se hace esperar pero acaba llegando, en esta ocasión no iba a ser menos: hace ahora algo más de tres meses surgió esa oportunidad en forma de viaje a Roma y de ser partícipe de una carrera que, desde la distancia, tenía toda la pinta de ser especial y espectacular. Y hacia allí me fui... nos fuimos Rubén y yo, con las respectivas señoras para protagonizar esta historia, la historia de un sueño que se iba tornar en realidad. Esta es la narración de ese sueño... permitidme que en esta ocasión lleve dedicatoria especial a dos personas especiales que no pudieron vivirlo conmigo pero que seguro que allá donde se encuentren habrán empujado para que mi sueño se haga realidad: Tía Consu, Irene, esta historia va por vosotras.
Roma fue fundada, según la tradición, por Rómulo y Remo, ambos amamantados por una loba, el 21 de abril de 753 a.C. Previo a la fundación de la ciudad, y también en forma contemporánea a ello, Italia estaba habitada por distintos pueblos: los latinos, que ocupaban la llanura entre el río Tíber y los montes Albanos; el Tíber separaba a los umbros al Sur y los etruscos al norte, al este y sureste del Lacio se encontraba la cadena Apenina que sería el dominio de pastores nómadas emparentados entre sí: los sabinos, samnitas, marsos, volscos, campanos en Nápoles, ausones y oscos. Todavía más al sur, los lucanos y bruttios.
Roma tuvo un gobierno monárquico por un período de 244 años, con soberanos inicialmente de origen latino y sabino, y posteriormente etrusco. La tradición cuenta que hubo siete reyes: su fundador Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Tarquinio el Soberbio. Expulsado de la ciudad el último rey etrusco e instaurada una república oligárquica en el 509 a.C., Roma inicia un periodo que se distingue por las luchas internas entre patricios y plebeyos y continuas guerras contra los otros pueblos de la Italia antigua: etruscos, latinos, volscos y ecuos. Convertida en la población más poderosa del Lazio, Roma lleva a cabo varias guerras (contra los galos, los oscos y la colonia griega de Tarento, aliados de Pirro, rey de Epiro) que le permitieron la conquista de la Península itálica, desde la zona central hasta la Magna Grecia.
Los siglos III y II a.C. estuvieron caracterizados por la conquista romana del Mediterráneo y del Oriente, debida a las tres guerras púnicas (264-146 a.C.) combatidas contra la ciudad de Cartago y a las tres guerras macedónicas (212-168 a.C.) contra el Reino de Macedonia. Fueron instituidas las primeras provincias romanas: Sicilia, Cerdeña, Hispania, Macedonia, Grecia (Acaia), África. En la segunda mitad de del siglo II y del Siglo I a.C. se registraron numerosas revueltas, complots, guerras civiles y dictaduras: son los siglos en los que aparece en el panorama político y social Tiberio y Cayo Graco, así como Yugurta, Quinto Lutacio Cátulo, Cayo Mario, Lucio Cornelio Sila, Marco Emilio Lépido, Espartaco, Gneo Pompeyo, Marco Licinio Craso, Lucio Sergio Catilina, Marco Tulio Cicerón, Julio César y Augusto, quien, después de haber sido miembro del segundo triunvirato junto con Marco Antonio y Lépido, en el 27 a. C. se convierte en princeps civitatis y le fue conferido el título de Augusto o Emperador.
Instituido de facto el Imperio, que alcanzará su máxima expansión en el Siglo II, bajo el mandato del emperador Trajano, Roma se confirmó como el caput mundi, es decir, la capital del mundo, expresión que se le había atribuido ya en el período republicano. El territorio del imperio, en efecto, se extendía desde el Océano Atlántico hasta el Golfo Pérsico, y desde la parte centro-septentrional de la Britannia (actual Gran Bretaña) hasta Egipto.

El jueves quince, ya entrada la noche, con la pena instalada en el fondo del corazón pero con la "obligación" de continuar adelante con esto que llaman vida, Mónica y yo cargamos las maletas de ilusión y acompañados por Rubén y Clara, els veins, nos plantamos en Roma para pasar un fin de semana que todos esperábamos fuera inolvidable y con final feliz en forma de triunfo de los dos "maromos" sobre la mítica distancia de la maratón. Dos días de intenso movimiento, de caminar sin parar contemplando extasiados las bellezas de la antigua Roma Imperial y de otros monumentos y lugares bastante más recientes pero no por ello menos hermosos, nos llevaban hasta la noche del sábado donde tocaba cambiar el chip y concentrarse en la aventura del día siguiente en el que nos iba a tocar contemplar esas bellezas desde la perspectiva del corredor popular, de ese que corre por el mero hecho de disfrutar sufriendo y de poder declarar orgulloso sus victorias sobre las distancias, siempre, y las marcas, casi nunca. Antes de ello, la tarde del viernes pudimos hacer un paréntesis en la visita turística para acudir al Village de la Maratona a recoger el dorsal y la mochila del corredor, pedazo de mochila Asics con una camiseta chulísima también Asics que guardaré para siempre en el cajón de los "trofeos".
El caso es que llegado el sábado por la noche apareció esa sensación que acompaña a las ocasiones especiales; en mi caso no se puede hablar de nervios porque no soy una persona nerviosa en absoluto pero sí que empezaba el cosquilleo en el estómago y cierta sensación de euforia, mezclada con una dosis similar de respeto hacia lo desconocido que, sin embargo, no me impidió conciliar el sueño. A las seis de la mañana ya estaba con los ojos como platos esperando la hora H y después de desayunar un buen café con leche, algo que igual después me acabó pasando cierta factura, en compañía de Rubén nos fuimos rumbo al Coliseo donde se ubicaba la salida, y también la llegada, de la Maratona di Roma.

Momentos de ilusión poco antes de la salida al lado del Coliseo
El Colosseo Romano es un anfiteatro de la época del Imperio romano, construido en el siglo I en el centro de la ciudad de Roma. Originalmente era denominado Anfiteatro Flavio (Amphitheatrum Flavium), en honor a la Dinastía Flavia de emperadores que lo construyó, y pasó a ser llamado Colosseum por una gran estatua ubicada junto a él, el Coloso de Nerón, no conservada actualmente. Por sus características arquitectónicas, estado de conservación e historia, el Coliseo es uno de los monumentos más famosos de la antigüedad clásica. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1980 por la Unesco y como una de Las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno el 7 de julio de 2007. En la antigüedad poseía un aforo para 50.000 espectadores, con ochenta filas de gradas. Los que estaban cerca de la arena eran el Emperador y los senadores, y a medida que se ascendía se situaban los estratos inferiores de la sociedad. En el Coliseo tenían lugar luchas de gladiadores y espectáculos públicos. Se construyó justo al Este del Foro Romano, y las obras empezaron entre el 70 d.C. y el 72 d.C., bajo mandato del emperador Vespasiano. El anfiteatro, que era el más grande jamás construido en el Imperio romano, se completó en el 80 d.C. por el emperador Tito, y fue modificado durante el reinado de Domiciano. Su inauguración duró 100 días, participando de ella todo el pueblo romano y muriendo en su celebración decenas de gladiadores y fieras que dieron su vida por el placer y el espectáculo del pueblo.
El Coliseo se usó durante casi 500 años, celebrándose los últimos juegos de la historia en el siglo VI, bastante más tarde de la tradicional fecha de la caída del Imperio romano de Occidente en el 476 d.C. Así como las peleas de gladiadores, muchos otros espectáculos públicos tenían lugar aquí, como naumaquias, caza de animales, ejecuciones, recreaciones de famosas batallas, y obras de teatro basadas en la mitología clásica. El edificio dejó de ser usado para estos propósitos en la Alta Edad Media. Más tarde, fue reutilizado como refugio, fábrica, sede de una orden religiosa, fortaleza y cantera. De sus ruinas se extrajo abundante material para la construcción de otros edificios, hasta que fue convertido en santuario cristiano, en honor a los prisioneros martirizados durante los primeros años del Cristianismo. Esta medida contribuyó a detener su espolio y a procurar su conservación.
Dejábamos la historia con Rubén y yo camino del Coliseo... tras un breve paseo en taxi por las desiertas calles de Roma nos plantábamos en los alrededores de la salida y después de tener que dar un larguísimo rodeo para alcanzar la zona de boxes y de guardarropía nos dispusimos a prepararnos para afrontar eso que durante tanto tiempo habíamos visto como un objetivo más o menos lejano pero que ahora ya estaba ahí a nuestro lado. A pesar del incidente del paseo forzoso para llegar a los camiones que hacían de guardarropía la organización en este aspecto se mostraba impecablemente eficaz con un buenísimo sistema de recogida de mochilas, siempre con la oficial que se entregaba a cada corredor e identificada con el dorsal. Estos momentos fueron de largo los de mayor "inquietud" ya que se palpaba un gran ambiente pero la cercanía del "abismo" se dejaba notar. Finalizado el proceso de preparación y dejadas las mochilas a buen recaudo ya solamente quedaba enfilar el camino al Coliseo y entrar en la zona de cajones para esperar los más de veinte minutos que quedaban para la salida. Llegados a nuestro cajón, y dado que la ubicación era muy retrasada tomé la determinación de abandonar a Rubén a su suerte y tratar de adelantarme al máximo para intentar coger la mejor ubicación posible de cara a unos primeros kilómetros que, dada la aglomeración de corredores, serían seguramente muy complicados. Bien, el caso es que finalmente llegó la hora y con algo de retraso se dio la salida. Debo confesar que este primer momento en carrera es inenarrable con las emociones a flor de piel y esa mezcla de excitación, entusiasmo y cierto miedo a lo que estaba por venir...
Al final, como muchos de vosotros sabéis, el objetivo era intentar estar en un tiempo de 3.30 aunque sin olvidar en ningún momento mi inexperiencia en la distancia y, sobre todo, que estaba en Roma para disfrutar como un enano de la experiencia de correr durante cerca de cuatro horas por una ciudad histórica, sintiéndome durante ese tiempo y ese trayecto parte integrante de la misma. Con todo, en la salida conseguí situarme a una distancia prudencial de los globos de 3.30 así que durante buena parte del trayecto fueron una buena referencia para mí aunque en ningún momento llegué a obsesionarme por ello.
La salida y los primeros kilómetros fueron, como ya preveía, complicados. Dada la aglomeración de gente era muy complicado encontrar un ritmo sostenido de carrera ya que la misma se veía salpicada de continuo por parones, gente que se cruzaba, gente como siempre mal colocada y que iba frenando al resto... a pesar de ello muy pronto me centré en correr y siempre con los cinco sentidos en lo que hacía para evitar, por un lado, cualquier tipo de incidente y, por otro, saltarme el guión en forma de ritmo demasiado elevado. Con el globo de 3.30 siempre unos cien metros por delante, me concentré en encontrar un ritmo cómodo y este no tardó en llegar. No quería obsesionarme con el tiempo así que en esta ocasión había programado el Garmin para que me marcase los tiempos cada tres mil metros. Así, casi sin tiempo para notarlo, me planté en el kilómetro tres en un tiempo de 15.06, algo que entraba dentro de mis cálculos. Pero lo mejor de todo era que ya en este punto había entrado plenamente en carrera e iba ya muy tranquilo y con cierta comodidad.
Plano del recorrido
La primera parte de la carrera nos alejaba del centro de la ciudad para ir a buscar el Río Tevere y posiblemente se trata de la parte menos vistosa del recorrido. De hecho desde el kilómetro seis hasta el quince se va prácticamente en todo momento siguiendo su cauce y cruzando el mismo varias dos o tres veces, de manera que en algún momento incluso llegas a perder la noción de en qué lado del mismo te encuentras. Pero al margen de ello, los kilómetros seguían avanzando y mis sensaciones iban siendo igual de buenas, si no mejores a medida que las piernas iban entrando en calor, y ello a pesar de que ya desde los primeros momentos parecía que el calor se iba a cebar con nosotros. De esta manera, el segundo parcial en 14.20, el tercero en 14.40, el cuarto en 14.25 y el quinto en 14.32 me dejaban a la altura del quince en un ritmo medio de 4.52, insisto con muy buenas sensaciones y la cabeza muy fresca todavía. En el avituallamiento del quince aproveché para tomar un vasito de sales porque el calor empezaba a hacer mella. Esta circunstancia sería al final de todo determinante, o al menos eso creo, en el devenir posterior de la carrera.
En este punto de la carrera entrábamos en la zona del Vaticano; después de pasar por el Castillo de Sant'Angelo, antigua prisión del Vaticano, enfilábamos una larga recta que nos iba a llevar hasta la explanada de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. En este punto se amontonaba una enorme cantidad de gente, imagino que turistas sorprendidos por la carrera, gente que ayudaba con sus gritos de apoyo a mantener la cabeza despejada y el ánimo en lo más alto. Sobrepasado el Vaticano, y de camino hacia la media maratón, empezaron los primeros síntomas de ciertos problemas estomacales que al final acabaron por ser claves en mi rendimiento posterior. No sé exactamente las cusas de los mismos aunque quizá el haber desayunado cuando no suelo hacerlo junto con ese trago de sales que estaban algo más frías de lo recomendable pudieron ser los causantes del problema. Fuera cuál fuera la causa el problema estaba ahí y de camino a la media empecé a tener que luchar contra este invitado no esperado. En un primer momento, después de unos minutos con molestias, parecían desaparecer pero después, con cada trago de líquido reaparecían y ello acabó por minar mi confianza y, con ello, mi fe en poder llegar al final a un ritmo como el que llevaba. Pese a ello los dos siguientes parciales en 14.47 y en 15.41 me dejaron al paso de la media en un tiempo aproximado de 1.45 y todavía buena cabeza a pesar de haber bajado ligeramente el ritmo en el último tres mil para tratar de superar esos problemillas.
A partir de este punto el recorrido volvía a encontrarse con el Tíber, daba un cambio de sentido para volver a encaminarnos hacia la zona de salida y nuevamente siguiendo el curso del río nos llevaba poco a poco hacia la zona centro. Pero las cosas habían dado un cambio radical; a pesar de que las piernas seguían funcionando bastante bien, cada trago de agua suponía volver a tener que pasar por el trago menos agradable de algún retortijón, y con cada uno de estos la confianza en mis posibilidad iba menguando de manera importante. Cierto es que en ningún momento el problema fue importante; cierto es también que en todo momento supe que acabaría la carrera. Pero no menos cierto es que poco a poco la cabeza iba flaqueando y con esta flaqueza el ritmo iba menguando de manera progresiva y "voluntaria". Tres parciales de 15.59, 16.39 y 16.42 me llevaban hasta el kilómetro treinta con la esperanza de ir recuperando la confianza y poder dar el do de pecho en la parte final...

La Fontana di Trevi está situada en el cruce de tres calles (tre víe), marcando el punto final del Aqua Virgo (en italiano Acqua Vérgine), uno de los antiguos acueductos que suministraban agua a Roma. Con la supuesta ayuda de una virgen, los técnicos romanos localizaron una fuente de agua pura a sólo 22 km de la ciudad (escena representada en la actual fachada de la fuente). Esta Aqua Virgo corría por el acueducto más corto de Roma directamente hasta los Baños de Agripa y fue usada durante más de cuatrocientos años. El golpe de gracia a la vida urbana de la Roma clásica tardía fue la rotura de los acueductos por parte de los asediadores godos. Los romanos medievales quedaron reducidos a sacar agua de pozos contaminados y del río Tíber, que también se usaba como cloaca. La costumbre romana de construir una bella fuente al final de los acueductos que traían agua a la ciudad fue resucitada en el siglo XV, con el Renacimiento. En 1453, el papa Nicolás V terminó de reparar el acueducto Aqua Virgo y construyó una simple pila, diseñada por el arquitecto humanista León Battista Alberti, para anunciar la llegada del agua. Renovada posteriormente, el telón de fondo de la fuente es el Palacio Poli, al que da una nueva fachada con un orden gigante de pilastras corintias que enlazan las dos plantas. Domando las aguas es el tema del gigantesco proyecto que se extiende hacia delante, mezclando agua y roca tallada, hasta llenar la pequeña plaza. Dos tritones guían la carroza en forma de concha de Neptuno, domando sendos caballos de mar. En el centro está sobrepuesto un arco del triunfo robustamente modelado. El nicho o exedra central enmarcando a Neptuno tiene columnas exentas para mejores luces y sombras. En los nichos flanqueando a Neptuno, Abundancia vierte agua de su urna y Salubridad sostiene una copa de la que bebe una serpiente. Encima, unos bajorrelieves ilustran el origen romano de los acueductos.
Los tritones y caballos proporcionan un equilibrio simétrico, con el máximo contraste en su pose y disposición (para 1730 el Rococó ya había florecido en Francia y Alemania).
Una leyenda tradicional sostiene que los visitantes que arrojan una moneda a la fuente aseguran su regreso a Roma. Entre quienes no saben que las «tres monedas» de Tres monedas en la fuente eran arrojadas por tres individuos diferentes, una interpretación actual es que dos monedas llevan a un nuevo romance y tres aseguran un matrimonio o un divorcio. Otra versión de esta leyenda es que trae suerte arrojar tres monedas con la mano derecha por encima del hombro izquierdo a la fuente.Se estima que se arrojan unos 3000€ diarios a la fuente. El dinero se ha usado para financiar un supermercado para los romanos necesitados.
Sobrepasado el kilómetro treinta en mi cabeza solamente quedaba un objetivo: acabar de la manera más digna posible. Las piernas seguían respondiendo pero sin cabeza es difícil afrontar este tramo final de una maratón. Centrándome en la gente que en todo momento corría a mi lado y con el globo de las 3.30 perdido en la lejanía intentaba alejar los fantasmas de mi mente y me iba marcando objetivos de poco calado para seguir devorando kilómetros. Y así llegaron los dos siguientes parciales que me dejarían en el treinta y seis, 17.38 y 17.51, siguiendo con esa negativa progresión al alza. En este punto el recorrido ya se volvía a adentrar en el centro de la ciudad: Via del Corso, Piazza del Poppolo, Piazza d'Espagna, Fontana di Trevi, ... Y en este punto, a la altura de la Piazza del Poppolo, tras haber superado un largo tramo por la Via del Corso que picaba de manera continuada hacia arriba con el objetivo de darme un pequeño respiro, llegó un último intento por avivar nuevamente el ritmo. Sin embargo la "mala suerte" quiso que lo que quedaba en adelante fuera posiblemente la parte más dura del recorrido. Alcanzada la Piazza Navonna nos dirigimos a la Fontana di Trevi y desde aquí una larga y "matadora" subida nos encaminaba, previo descenso al Monumento a Vittorio Emmanuel cerca ya del kilómetro cuarenta. En este punto mi cabeza ya había dicho basta y mis piernas se habían entregado al objetivo de acabar la maratón sin ningún objetivo añadido así que mis ritmos eran más de caminante que de corredor. Un parcial cercano a los veinte minutos me llevaba hasta el treinta y nueve. Y todavía quedaba lo peor; sobrepasado el monumento a Vittorio Emmanuel nos quedaban un par de kilómetros de subida que nos llevarían a la parte trasera del Colosseo por el Foro y con ello el arco del último kilómetro con un tramo todavía de subida que nos dejaba al inicio de un pequeño descenso, siempre rodeando el Coliseo y finalmente en la recta de llegada.
Poco después de una inolvidable
mañana por las calles de Roma
Un último esfuerzo en la misma, sacando fuerzas imagino que de la misma emoción del momento, me permitió sobrepasar algún que otro corredor aunque ello tuve que verlo en los vídeos de la carrera. En ese momento debo reconocer que más que nunca me embargó la emoción y que incluso alguna lagrimita luchó por caer de mis ojos aunque no llegara a hacerlo. No sabría decir en qué pensaba en esos momentos, o sí pero creo que me lo guardaré para mí. Pero lo que es cierto es que se agolparon muchas cosas en mi interior, muchos recuerdos y muchos agradecimientos a tantísima gente. Bueno, el caso es que muy emocionado y con la compañía en un lateral de Mónica y de Clara finalmente pude cumplir un sueño y acabar mi primera maratón en un tiempo, que os juro que no me importaba lo más mínimo de 3.53.04 y la satisfacción del deber cumplido.
Quedaba todavía un rato de espera para que la satisfacción fuera completa. Después de recoger la mochila y de hidratarme convenientemente así como de comer, algo que durante toda la carrera apenas había hecho por miedo a mis problemas estomacales, me reuní con las chicas dispuesto a esperar la llegada de Rubén. Sabía que tardaría todavía pero también estaba convencido de que llegaría. Las noticias que me trasladaron Clara y Mónica solamente hizo que mi fe en que Rubén sería también finisher se acentuara. A partir de aquí, muy tranquilo pero impaciente, solamente fue cuestión de esperar, con las noticias llegando a cuentagotas pero siempre tranquilizadoras, a que sobrepasadas por poco las seis horas Rubén hiciera su entrada triunfal en meta. ¿Qué decir de esto?; solamente se me ocurre un calificativo: BRAVISSIMO!!!!

Llegados a este punto puedo decir sin temor a equivocarme que cierro un ciclo en esto de las carreras. A partir de ahora habrá que empezar a pensar en nuevos retos. De momento el primero está ahí, volver a la MiM y hacerlo intentando rebajar esa marca del 2010 pero detrás de este reto vendrán otros seguro, los más como siempre en la montaña pero alguno habrá que se desarrollará en esa Senda Negra que tanto he "odiado" pero que, habrá que empezar a reconocerlo, tanto me ha dado estos últimos meses. De momento os dejo como siempre con los enlaces y con algo que no soy capaz de reflejar con palabras pero que se llama Ilusión, con mayúsculas. Gracias a todos por estos meses compartiendo una ilusión y por el apoyo que me habéis brindado día a día; sin vosotros esto no hubiera sido posible.


Perfil en Wikiloc

lunes, 12 de marzo de 2012

I Outlet-Running Trail Moixent; un garbeo de "desintoxicación"

Cartel del I Outlet-Running Trail de Moixent
Entrados ya en la penúltima semana antes de la hora H de Roma, lo cierto es que el desarrollo de la misma había sido poco satisfactorio. Demasiados problemas en la rutina del trabajo, mucha carga de trabajo y demasiada tensión acumulada habían acabado por traducirse en sesiones de entrenamiento que no habían alcanzado el nivel de satisfacción de las últimas semanas. Verdad es que tampoco me tenía demasiado preocupado porque el trabajo acumulado está ahí y tampoco creo que una mediocre semana, aún siendo tan cerca de la cita en Roma vaya a ser demasiado significativa. Pese a ello llegado el fin de semana me planteaba intentar hacer una sesión doble, sábado y domingo, de no demasiada calidad pero sí con un volumen razonablemente bueno que me ayudase a acabar de despejar incógnitas; y todo ello aún corriendo el riesgo de que esa carga acabe pagándola en la maratón del día 18. Pero al final parece que es difícil renunciar a algo con lo que disfrutas tanto y en demasiadas ocasiones acabo por pecar por exceso... y esta vez no iba a ser una excepción.

L'alcalde de la Ciutat / i terme de Castelló / té hui la satisfacció / de fer saber al veïnat / Que ja el día és arribat / de la nostra "Madalena"

El caso es que dejando atrás el martes, con una muy buena sesión de calidad, la semana como ya he dicho me había dejado un regusto amargo. Para empezar a mejorar ese mal sabor el sábado, día del Pregó Magdalenero, aprovechando una breve estancia en mi tierra programé una rodada de veinticuatro kilómetros, acabando a ritmos muy, muy próximos al objetivo en Roma y con unas sensaciones más que satisfactorias. Acabada la sesión a prepararnos de manera rápida para "liquidar" la Magdalena más corta de mi historia ya que por la tarde tocaba regresar a Valencia para afrontar al día siguiente la verdadera aventura de este fin de semana. Después de decirme mil veces que no, que debía olvidar la montaña hasta la vuelta de Roma al final, como siempre, la cabra que llevo dentro volvió a tirar al monte y de buena mañana iba camino de Moixent a disfrutar de lo que esperaba fuera una agradable y suave jornada por las montañas de aquella zona. Después de una horita de coche me plantaba en la zona de salida y allí ya tenía la primera "sorpresa"; una fresca mañana me recibía, lo que unido al viento que en aquel momento azotaba Moixent acababa por completar un ambiente frío de verdad. Enseguida fui a la búsqueda de Rubén que me esperaba con el dorsal y la mochila del corredor y con él pasé toda la previa de la carrera. El primer dilema estaba claro, ¿cómo afrontar el gélido ambiente?. Al final decidí aparcar todo atisbo de valentía y dejar los tirantes y "calzarme"la camiseta de manga larga, aún sabiendo que al final acabaría sobrándome, pero en esta ocasión la prudencia era más que nunca imprescindible.
El Guerrero de Moixent
El Guerrero de Moixent es una pequeña figura de bronce de origen ibérico que reproduce a un jinete guerrero íbero montando a caballo. Data del siglo IV o V a. c. y fue encontrada en el año 1931. La figura la descubrió el obrero Vicente Espí, en el departamento 218 del poblado ibérico de Bastida de les Alcusses, importante ciudad de la región de Contestania Ibérica que a su vez fue descubierto en el año 1909, y que se encuentra ubicado en un cerro del sistema montañosa de la Serra Grossa en el término municipal de Mogente (provincia de Valencia). El poblado fue arrasado completamente en el 330 a.c, y también se han recuperado numerosas piezas de gran valor arqueológico.

Momento de la salida
Bien, el caso es que finalmente llegó el momento de la salida y previo paso por el control de chips nos dirigimos a la línea de salida para afrontar los casi veintitrés kilómetros que nos había preparado la organización. Con el objetivo muy claro y sin ánimo de arriesgar lo más mínimo me coloqué en un lugar prudente dentro de la masa de gente y enseguida empezó el baile. La carrera empezaba con un primer tramo"asfaltero" y suave aunque con ligera tendencia a picar hacia arriba. Con esta perspectiva me puse a un ritmo cómodo y sin forzar más de lo debido y así, poco a poco, fui entrando en calor mientras íbamos dando cuenta de este tramo de asfalto, con un continuo sube y baja que empezaba a poner a la gente en su sitio. Ese ritmo cómodo me permitía transitar sin demasiados agobios y muy bien de sensaciones mientras escuchaba a compañeros, seguramente de la zona, comentar como enseguida empezaba lo bueno. Así, al paso por el kilómetro tres el cacharro marcaba un 15:37, a 5.13 de media, que a decir verdad no esperaba ya que creía que iba todavía más tranquilo, sobre todo porque las sensaciones eran de mucha comodidad. Llegados a este punto, tal y como ya había oído, se iniciaba la primera ascensión del día, un kilómetro de subida con un desnivel medio del 13% y que, después de un primer tramo en el que iba trotando, decidí que no era cuestión de seguir así y empecé a caminarlo a un ritmo bastante suelto. Finalizada la subida quedaba un tramo de un par de kilómetros de senda muy agradable de correr y que nos llevaría hasta el kilómetro seis que en general seguía picando hacia arriba a excepción del último medio kilómetro en el que había un pronunciado aunque cómodo descenso. Llegados al seis, este segundo tramo de tres mil metros lo transito en 20:54 a un ritmo medio de 6.58 y, muy importante, cómodo de piernas.
En este punto se iniciaba la segunda ascensión del día, kilómetro y medio de subida con un desnivel medio del 11% y que afronto en su mayor parte también caminando aunque en algún repecho menos exigente me animo a trotar suavemente. En este punto todavía las piernas responden y si a ello le unimos lo agradecido del paisaje y del recorrido la verdad es que me encuentro en la gloria después de tanta senda negra como llevo acumulada. Finalizada esta subida llega la parte más cómoda del recorrido, con un largo descenso que nos llevará hasta el diez y medio. Transito por el kilómetro nueve con un tercer parcial de 21:26, a una media de 7.09 siempre con piernas frescas y sin forzar en absoluto. A partir de aquí empezamos a cruzarnos con la cabeza de carrera que ya está de vuelta. Pronto me cruzo con Ayacucho que no me ve porque el encuentro se produce en plena curva y que parece ir bastante entero y seguro en una posición muy adelantada (al final acabaría en un más que meritorio puesto 25). Entre el punto anteriormente descrito y el doce y medio nos quedan dos kilómetros muy bonitos en una zona con un pequeño embalse que rodeamos después de acceder al mismo a través de un corto pero duro repecho en el que las piernas transmiten su primera queja. A la vista de ello, superado el repecho, y sabiendo que después del tramo por esta zona de embalse hay que afrontar una larga subida, decido bajar un poquito el ritmo pese a lo cual al paso por el kilómetro doce el cuarto tresmil lo marco en 16:35, a 5.32 de media. Aprovecho el avituallamiento de este punto para hidratarme y casi sin parar adelante a afrontar esa subida que nos espera enseguida.
Después de deshacer lo antes subido en ese repecho que comentaba, y plantados ya en el kilómetro doce y medio, se inicia la larga subida que nos llevará casi sin descanso hasta prácticamente el kilómetro diecisiete. Este parcial del doce al quince es el que me tomaré con más tranquilidad porque tenía serias dudas respecto a cómo iban a responder las piernas. De esta manera, alternando tramos de caminar rápido con otros de suave trote cochinero, acabo por alcanzar el quinto parcial, kilómetro quince, en 23:30, a 7.50 de media. En este punto todavía quedarán un par de kilómetros de subida, normalmente suave, pero jalonada de un par de sendas por las que íbamos atajando la pista bastante jodidas pero que curiosamente ataco con muchas fuerzas y bastante mejor de lo esperado al principio. Poco a poco dejamos atrás la subida y desde este punto iniciamos la fase final del recorrido. Un kilómetro de descenso casi continuado me lleva hasta el dieciocho; este sexto parcial lo clavo en veinte minutos, a 6.40. A partir de aquí seguirán los sube y baja pero con mayoría de tramos de bajada. Para este momento el sol ya empieza a apretar pero dado lo "benévolo" del terreno por el que transitamos parece que no moleste demasiado. Este séptimo parcial acabará con la última subida de verdad, un corto pero duro repecho que nos llevará a los pies de la "Torre dels Coloms". Se trata de un repecho corto, de apenas doscientos cincuenta metros pero que empieza a notarse en las piernas aunque las sensaciones siguen siendo buenas. Llegados arriba se puede decir que ha acabado lo duro, transitando este séptimo parcial que me lleva hasta el kilómetro veintiuno en 18:29 a una media de 6.10.
La llamada Torre dels Coloms formaba parte del sistema defensivo del Castillo de Moixent, pero se relaciona como fortificación aparte por su diferente estructura y por hallarse exenta de su estructura amurallada. Se ubica sobre un risco al sur de la fortaleza, vigilando la zona del barranco del Bosquet y cumpliendo funciones de atalaya avanzada y defensa lateral. En el pueblo es conocida como la "Torre Mora" Se trata de una robusta torre cuadrada, más poderosa que las restantes. La puerta se halla elevada y es de difícil acceso, para impedir el ataque directo o con arietes. En su cuerpo se abren diversas ventanas, que originariamente debieron ser estrechas aspilleras. Declarada BIC, fue restaurada entre 1999 y 2001 por la Dirección General del Patrimonio Artístico.

Llegada a meta con la
satisfacción en el rostro
Alcanzada la Torre del Coloms quedaba el descenso hasta el pueblo, descenso lleno de escaleras que en la medida de lo posible traté de evitar transitando por el lateral de las mismas y que nos dejaba en la entrada de Moixent. A partir de aquí una pequeña sorpresa en forma de callejeo por el pueblo y que siempre parecía llevarnos a las cuestas ascendentes del mismo, así hasta llegar a la línea de salida que nos obsequiaba ahora con un pequeño tramo de descenso al que seguía la última sorpresa en forma de vuelta al campo de fútbol al final de la cual se encontraba la meta. Todo ello para completar 22600 metros de recorrido en un tiempo de 2.25.44 con la satisfacción de haber llegado muy entero a pesar de la paliza del día anterior.
Resumiendo puedo decir que acabé la carrera, y con ella el fin de semana, muy satisfecho con las sensaciones y con la respuesta de mis piernas que parecieron no notar en demasía los kilómetros acumulados. Es más en el momento de escribir esta entrada, un día después de la paliza, siguen estando en muy buen estado y pidiendo guerra.... evidentemente esta semana la guerra tendrá que esperar al domingo. Hasta entonces salidas suaves y cortas para evitar que el motor se oxide. En cuanto a la carrera, en general, buena nota. Un bonito recorrido, también exigente aunque sin llegar a ser excesivamente duro, bien marcado salvo algún tramo del último descenso que si bien no presentaba problemas de orientación si que acaba por hacerte dudar ante la ausencia de marcas, y una buena atención al corredor. Solamente un pero... se debería prestar más atención a los que llegan al final porque seguramente son los más sufridos y sin embargo entre entrega de trofeos y demás entraban sin recibir, a mi juicio, la atención debida.
En fin... todos los que seguís este blog sabéis que la semana que empieza es especial porque acabará con mi debut en una marathon, el sueño de casi todo aquél que empieza en esto de las carreras de fondo. Es cierto que distancias más largas han caído en montaña pero esto de los 42.195 de asfalto tiene algo que "acojona" un poquito. Mi próxima entrada narrará esa experiencia, espero que pueda plasmar buenas noticias pero en cualquier caso, pase lo que pase, mi sensación es la de acudir con los deberes hechos y con toda la ilusión del mundo. Ya os contaré ese periplo por Roma; hasta entonces os dejo con los habituales enlaces.

Perfil de la carrera en Wikiloc

domingo, 4 de marzo de 2012

XXIX Mitja Marató de Vila-real; una carrera diferente

Cartel de esta prueba 
Después de la mala suerte que se cebó conmigo en forma de virus el pasado fin de semana y que finalmente provocó mi ausencia en una carrera tan especial para mí como es el Maratón de Espadán, la semana ha sido extraña pero productiva. Y digo extraña porque hasta prácticamente el viernes mi estado no ha acabado de ser del todo bueno y ello se ha notado bastante en los entrenamientos que, a pesar de que en general eran satisfactorios, siempre dejaban un regusto en forma de flojera en las piernas. Y todo ello en una semana que estaba señalada como clave en mi calendario de preparación para la ya inminente Maratona di Roma. Afortunadamente las circunstancias me obligaron a descansar el jueves y lo que en principio me fastidió bastante acabó por convertirse en una circunstancia clave en mi definitiva recuperación. Con todo ello el viernes retomaba el entrenamiento y lo que inicialmente se preveía una toma de contacto con el asfalto sin más pretensión que hacer un rodada suave acababa en una sesión de más de una hora con unos veinte minutos finales muy explosivos y, al tiempo, muy satisfactorios. Sin embargo en el aire quedaba la incógnita de cómo iba a responder el cuerpo durante un fin de semana que se antojaba duro porque mi planteamiento pasaba por afrontar el sábado la última rodada larga antes de Roma, dejando para el domingo una prueba en forma de Media Maratón a ritmo de objetivo en Roma. La rodada del sábado acabó muy bien y me dejó muy contento, treinta kilómetros a un ritmo medio de 5.28 y unas pulsaciones medias de 135 y, lo más importante, con muy buen feeling y la cabeza a tope de confianza. Y con todos estos antecedentes quedaba el postre de la semana, esos veintiún kilómetros por las calles de Vila-real.
Conocido últimamente por las gestas de su club de fútbol, al que pese a mi pasión por el C.D. Castellón no me queda más que agradeecerle su esponsorización de mi club, Mur i Castell-Tuga, Fue fundada el 20 de febrero de 1274 (738 años) por el rey Jaime I de Aragón (de ahí su nombre), para afianzar la reconquista de la zona, y situada estratégicamente sobre la antigua Vía Augusta romana a 65 km de Valencia, y en las cercanías de Burriana, hasta ese momento villa en manos de los musulmanes y en cuyo término municipal fue fundada Villarreal. Fue villa real desde su fundación, con representación en las Cortes y Diputación del Reino y tuvo el privilegio de usar como insignia propia el pendón real cuatribarrado. Formó parte del brazo real en las Cortes Valencianas y participó muy activamente en las mismas.

En su fundación, la ciudad tenía forma de planta hipodámica: un rectángulo amurallado cruzado por dos calles principales (cardo y decumano) que en su intersección central determinan una Plaza Mayor porticada, la Plaza de la villa.
La villa original, rodeada de murallas, se expandió extramuros a partir del siglo XIV debido al aumento de población, en los llamados arrabales de Castellón y de Valencia, llamados posteriormente de San Pascual y del Carmen, por estar el antiguo convento carmelita y el santuario-monasterio donde reposan los restos del santo patrón.
Los desequilibrios demográficos y económicos que caracterizan el siglo XV se tradujeron, a inicios del XVI, en constantes conflictos con los mudéjares de los señoríos vecinos y en una participación corta, pero muy activa, a favor de las Germanías.
En el siglo XVI muere en el convento del Rosario el fraile alcantarino Pascual Baylón, cuyo sepulcro en la ciudad será un foco de fuerte influencia religiosa al construirse su capilla con la protección de Carlos II de España. Entre 1566 y 1675 se amplió la huerta tradicional regada por la Sequía Major, Sequiola, Sobrirana (de arriba) y Jussana (de abajo) y se roturó la mayor parte del secano (Madrigal, Pinella y Pla Redó).
En 1706, durante la Guerra de Sucesión, ante la resistencia ofrecida por algunos vecinos de la villa, partidarios del archiduque Carlos de Austria, las tropas borbónicas del conde de las Torres de Alcorrin que desde San Mateo intentaban llegar hasta Valencia, ocupada por las tropas de Basset, asaltan sus murallas y se produce un combate con más de quinientos muertos entre ambos bandos, a la vez que el incendio de algunos edificios. El ascenso de la dinastía borbónica favoreció la vida económica de la villa, haciendo que a lo largo del siglo su población se cuadruplicara y que en la segunda mitad del XVIII viera nacer las primeras industrias de transformación textil, al tiempo que la población se involucra en los distintos conflictos y revueltas que sacuden a España, sufriendo sucesivos ataques e incendios durante las guerras carlistas. En la segunda mitad del siglo XIX, gracias a personalidades como el político José Polo de Bernabé, se introduce el cultivo comercial de la naranja, que le da un gran impulso económico a la ciudad, tanto de la mano de hombres de negocios como por parte de distintas cooperativas, al tiempo que se excavan pozos para el riego y se ponen en activo grandes extensiones de tierras de secano.
Ya en el siglo XX, tras la Guerra Civil Española, los beneficios obtenidos en este comercio facilitaron a algunos empresarios la instalación de fabricas de baldosas cerámicas, con el fin de diversificar el entramado productivo. Este tipo de industria ha seguido en expansión hasta nuestros días, siendo la principal fuente de ingresos de la economía local.


Antes de la salida con Rubén y con Marco
Y así llegaba el domingo; a las siete y cuarto quedaba con Rubén para coger el coche y marchar a tierras de la Plana para afrontar la última estación de mi particular procesión de penitencia de este fin de semana. Y al levantarme lo hacía con dudas sobre cuál debía ser mi planteamiento para esta carrera. Debo reconocer que un "encendido" debate durante el sábado en el facebook al respecto de la idoneidad de mi preparación había hecho que me plantease cambiar la estrategia aunque a estas alturas de la mañana no lo tenía todavía claro. El caso es que con puntualidad partíamos rumo a Vila-real y durante el trayecto acababa por decidir que mi objetivo en la misma iba a ser el de acompañar a Rubén para intentar que sus prestaciones fueran lo más satisfactorias posible. Con bastante tiempo llegábamos a la zona de salida y después de recoger el dorsal y de hacernos un café nos dirigíamos a la línea de salida dispuesto en mi caso a afrontar una experiencia diferente a las habituales. Antes de la salida coincidíamos con Marco y con Jordi, en plena preparación éste último de su experiencia en la Media de Vigo. Y así, sin calentamiento y plantados en la zona trasera del grupo se daba la salida y a partir de ese momento empezaba un agradable paseo por las calles de la ciudad. Pronto, antes del primer kilómetro, nos quedábamos como los farolillos rojos de la carrera pero eso no tenía ninguna importancia. En estos momentos iba muy pendiente del ritmo que marcaba Rubén para comprobar que no fuera más alto del que convenía. Y así, en compañía de otro corredor, íbamos consiguiendo estabilizar un ritmo que inicialmente era de 6.20 y que poco a poco íbamos ajustando en torno a los 6.45. En esa ocasión, para evitar estar demasiado pendiente del ritmo y de agobiar a Rubén, los tiempos de paso estaban marcados para cada tres kilómetros. Y así, en un circuito llano, muy llano, y con unas condiciones meteorológicas excepcionales, íbamos devorando poco a poco metros de asfalto.

Primera vuelta, con Rubén
Importante destacar que la gente en todo momento, a pesar de no ser demasiado numerosa, sí que estaba volcada con nosotros. No sé si con el resto de gente era igual pero nosotros, en la cola de la carrera y descolgados de los que nos precedían, notábamos en todo momento el aliento de la gente y su apoyo. Y así iba transcurriendo todo, según lo previsto, con Rubén aparentemente entero y con tiempos de paso para los tres primeros tresmiles de 19.08 (6.23 x Km), 20.11 (6.44 x Km) y 20.06 (6.42 x Km). Sin embargo, sobrepasado el kilómetro nueve empezaban los síntomas preocupantes que indicaban que algo no acababa de marchar; Rubén iba mal de cabeza y no encontraba del todo a gusto. Pese a ello seguía intentando que no se hundiese pero al final iba a resultar inútil con una primera "parada" a caminar un poco antes del segundo avituallamiento y el anuncio definitivo de que al paso por meta lo dejaba. Pese a ello aún lo acompañé hasta casi ese punto y después de la enésima confirmación de que lo dejaba, apenas doscientos metros antes de meta decidía seguir adelante con nuevos objetivos. Y llegaba el primer paso por meta en una hora y diez minutos aproximadamente....
De momento las piernas respondían sin apenas síntomas de la paliza del sábado así que me planteé como primer objetivo de la segunda vuelta ponerme en ritmos en torno al 4.40-4.45 hasta allá donde las piernas dijesen basta. Y así, cambiando el ritmo y empezando a "devorar" a compañeros que iban por delante pero sin forzar la máquina a tope fueron pasando los kilómetros. Así, en el cuarto tresmil, a caballo entre las dos carreras de hoy ya marcaba un tiempo de 16.25, a 5.29 el kilómetro. Estaba ya en el kilómetro doce y seguía con buenas piernas así que era cuestión de seguir adelante. Siempre con un objetivo por delante que me servía de acicate para mantener un buen ritmo seguía con buenas sensaciones y así, casi sin darme cuenta, alcanzaba el kilómetro quince y, con ello, el quinto parcial: 13:35 a una media de 4.32 el kilómetro. Imagino que los voluntarios que iba encontrando a mi paso no debían entender nada, como alguien tan atrás llevaba un ritmo tan distinto a lo que indicaba su posición en carrera. De hecho incluso hubo uno de ellos que me aconsejaba no ser tan conservador en otras carreras....

Y segunda vuelta, a la caza de "rezagados"
Quedaban seis kilómetros para meta y a pesar de seguir con buenas piernas, de manera consciente decido bajar un poco el pistón y me pongo en ritmos de 4.40 aproximadamente. A ese ritmo los kilómetros caían rápidos y pronto veía por delante a Jordi, el Xertolí. En el momento de darle alcance decidí quedarme un rato a su lado y tratar de animarle en un momento que imaginaba sería de los difíciles de la carrera para él. Pero enseguida me dio "vía libre" para seguir así que dejándole atrás seguía con mi particular carrera. Y así pasaba el kilómetro dieciocho con un sexto parcial de 14.12 a 4.44 de media. Sin solución de continuidad y con unas piernas que seguían increíblemente frescas a estas alturas de carrera, había que acabar la misma de la mejor manera posible y, claro, ya puestos, por debajo de las dos horas. Pese a ello volví a bajar ligeramente el ritmo porque me daba miedo tener algún percance muscular pero aún con todo seguía con mucho ánimo y fuerza hasta final de carrera con un último parcial de 14.23 a 4.48 de media y entrando en meta muy suelto y con mucha fuerza. Al final 1.58.04 reales y muy contento porque las prestaciones de la segunda vuelta habían sido en todos los aspectos muy superiores a las esperadas.
Acabada la carrera pues un poco habitual últimamente periodo de postcarrera en el que pude charlar con el maestro Mountainrunning que no se pierde ninguna con marco, mi compi de trabajo al que me faltó poco para dar alcance y que conseguía rebajar dos minutos su marca, y con una numerosa representación de los Lastres, con Virgilio, los "Pacheco Brothers" y Raquel, segunda veterana en meta. Y así, entre risas dábamos por finalizada la experiencia de este domingo en Vila-real y poníamos rumbo a Valencia después de comprobar cómo, una vez más, la suerte de los sorteos era para otros.
En fin, buen fin de semana y a partir de ahora a bajar ligeramente el pistón para poder afrontar Roma, como dicen algunos, con hambre de kilómetros. Pese a ello todavía habrá una nueva entrada antes de la de Roma en este blog. Para el fin de semana que viene toca paseo por Moixent y su Outlet Trail, eso sí afrontado como agradable paseo. Hasta ese momento os dejo los habituales enlaces.


Perfil de la carrera en Wikiloc