domingo, 21 de noviembre de 2010

Rumbo a la Maratón CS; Media Maratón Valencia

Cartel de la prueba, con 8000 inscritos
La semana había sido bastante provechosa en cuanto a los entrenes. Buenas sesiones de calidad y de cantidad con la agradable sorpresa de esas que de vez en cuando te encuentras y que significa que, sin saber muy cómo o porqué, de repente te ves en un escalón más arriba en cuanto a sensaciones y, más importante aún, en prestaciones. Sesiones de cuestas en las que el ritmo se veía incrementado notablemente, buenas series de "velocidad" y resistencia, salidas a ritmos sostenidos que hace apenas quince días era incapaz de mantener más allá de un ratito; en fin, que llegado el viernes, después de la última sesión de la semana (había cambiado el habitual descanso del viernes al sábado por motivos familiares y teniendo presente la Media del domingo por calles de Valencia), la moral estaba por las nubes aunque, eso sí, los pies seguían estando en el suelo sabiendo que el camino que queda es largo y lleno de sacrificio porque esto no ha hecho más que empezar. Pero siempre resulta motivador ver que ese esfuerzo continuado, por mucho que de vez en cuando aparezcan las dudas y los días tontos, va reflejándose en un rendimiento aparentemente mejor y en unos resultados en carreras que, año tras año, van mostrando una buena evolución en las marcas personales. De todas formas todavía quedaba la prueba de fuego de la semana, consistente en recorrer por segunda vez en apenas dos semanas las calles de una ciudad, en este caso Valencia, siguiendo una línea en esta ocasión verde que te va marcando un camino donde el único horizonte y las únicas vistas reseñables (o casi) son esa senda negra sin fin y unos ritmos machacones por lo continuados. Y este sí que era un test casi definitivo de cara a ver las posibilidades de cara a la MCS, única "culpable" de esta fiebre por el asfalto que parece haberme entrado en los últimos dos meses.
El sábado por la mañana me di una vuelta por el puerto para proceder a la recogida del dorsal y del chip y, de paso, darme un garbeo por la Feria del Corredor que para la ocasión había montado la S.D. Correcaminos, organizadora del acontecimiento. Tenía bastante curiosidad por observar la organización del evento en todas y cada una de las facetas del mismo por cuanto se trataba de la primera prueba en la que participaba que alcanzaba un nivel de participación como ésta, de ocho mil corredores. Hasta la fecha solamente los mil y pico participantes de la MiM podía catalogarse como tal en mi historial como corredor y por ello, como ya he dicho, la curiosidad me picaba. Y en relación a esta primera fase del evento las cosas estaban muy bien organizadas; el marco que acogía el mismo era inmejorable y los esfuerzos de los organizadores daban buenos frutos con un proceso ágil, rápido y con la inestimable presencia de unos voluntarios que derrochaban simpatía por doquier. En poco tiempo cumplí con el trámite de la recogida y me pude dedicar a curiosear por los distintos stands de la feria. Saciada la curiosidad me dirigí de vuelta a casa para pasar un sábado de relax absoluto en compañía de mis niñas y de mis sobrinos, Toni y Pablo, con la cabeza muy alejada de las preocupaciones que, a buen seguro, la llenarían en poco tiempo.
Durante la tarde del sábado el tiempo empezó a empeorar, cumpliéndose las previsiones de un fuerte viento, algo que me tenía también preocupado pero cuya solución, desgraciadamente, escapaba de mi capacidad. Así, más tarde de lo que la prudencia recomendaba, di por finalizado el día y como coloquialmente se suele decir me apresté a planchar la oreja con la intención de descansar lo mejor posible. La intención era esa pero no sé si debido al viento que golpeaba las persianas o por la propia inquietud por la carrera el descanso no fue tan bueno como hubiera querido.
A la mañana siguiente, siguiendo el plan establecido, sonó el despertador a las 7.15 lo que puso en marcha el ritual de costumbre: elegir la ropa para la carrera, vestirme, desayunar frugalmente, analizar y repasar los datos que había ido acumulando durante los últimos días y, finalmente, coche y al lugar de partida. Después de una pequeña vuelta por los alrededores de la zona sin encontrar aparcamiento opté por dejarlo en un parking privado (qué ladrones) para olvidarme lo antes posible de todo lo que no tuviera que ver con la carrera propiamente dicha. A partir de aquí, un breve calentamiento para poner el cuerpo en sintonía y, de paso, combatir el aire frío que, sobre todo a la sombra, nos golpeaba y enseguida hacia la zona de salida a ocupar un lugar lo más adelantado posible dentro del "pelotón de los torpes" (con todo el cariño) donde me tocaba ubicarme. Todo este trámite del calentamiento se hizo más llevadero con la compañía de Teo con el tuve la suerte de encontrarme nada empezar el mismo y que andaría luego siempre algo por delante de mí en carrera.
Llegado el momento de la salida la duda era saber como iba a gestionar el correr entre esa ingente cantidad de gente pero lo cierto es que como salía razonablemente delante no se hizo tan complicado. Es más, de manera casi inmediata pude coger un ritmo parecido al previsto inicialmente y sostenerlo mientas las fuerzas me lo permitieron. Es cierto que hasta prácticamente llegado el kilómetro cuatro no pude librarme de algún que otro parón al encontrarme a gente en el camino pero de la misma manera imagino que también yo sería causante de alguno de ellos en otros compañeros. De todas formas insisto en que la cosa fue mucho más tranquila y natural de lo esperado.
satisfactorios porque el ritmo al que transitaba era más o menos el previsto y las sensaciones en general también eran buenas. Es cierto que la sensación de cansancio de piernas fue una constante desde el primer momento pero es algo que no me ha sorprendido, es más, lo esperaba porque como ya he dicho antes la semana había transcurrido con bastante carga de trabajo y, evidentemente, eso se ha de notar. Sin embargo esa sensación de cansancio no hacía mella, la menos inicialmente, en mi maldita cabeza y poco a poco iba devorando metros por las calles de Valencia. Los primeros kilómetros de carrera consistían en hacer una pequeña vuelta por los alrededores del puerto que nos iban a dejar nuevamente en la línea de salida pero con la diferencia de haber completado ya unos siete kilómetros. A partir de aquí la carrera se dirigía hacia el Paseo de la Alameda, cruzando el río por el puente de Viveros lo que nos llevaba a un pequeño recorrido circular por el centro de la ciudad, con paso por la Plaza del Ayuntamiento, especial emotivo por la cantidad de gente que allí se agolpaba animando incesantemente, y vuelta por Pintor Sorolla hacia la Alameda a la que accedíamos tras cruzar el puente de las flores (os confieso que en ese punto yo ya no veía las flores) para hacer recorrido en sentido inverso hacia el puerto donde tras cruzar el puente giratorio, en pleno circuito de la F1, dispendio absurdo donde los haya por cierto, girábamos ya en una larga recta final hasta la meta.
Pero volvamos al paso por meta, kilómetro siete. Hasta este punto las sensaciones muy buenas pero a partir de aquí, en especial los kilómetros nueve y diez se han convertido en el primer punto crítico de la carrera. El fuerte viento en contra que soplaba ha hecho de este tramo por la Avda de Baleares un pequeño suplicio que me ha llevado a ritmos demasiado cercanos a los cinco minutos el kilómetro. Afortunadamente superado este pequeño bache he podido volver a ser el "dueño" de mi carrera, regulando bastante en algún tramo donde las piernas parecían estar especialmente pesadas y apretando cuando esa sensación menguaba de manera suficiente. De ahí esa pequeña irregularidad en los parciales que adjunto más adelante. También es cierto que llegado el kilómetro catorce, de vuelta ya hacia el puerto por la Alameda la calculadora me decía que con ritmos de cinco el kilómetro estaría por debajo de la hora cuarenta, tiempo que sin ser mi objetivo más ambicioso sí que era el objetivo mínimo. Ello ha hecho que haya sido algo amarrategui en este tramo final, algo que sin embargo no me ha evitado tener que regular bastante en los dos kilómetros finales porque si bien el cuerpo decía que adelante, las piernas daban síntomas claros de agotamiento y de sobrecarga.
En resumen, como podréis observar en el desglose de parciales que adjunto después os dejo algunos tiempos de paso significativos:
  5.000           22.18
10.000           45.46 (23.24 para el segundo 5000)
15.000           68.52 (23.06 para el tercer 5000)
20.000           92.50 (24.08 para el cuarto 5000)

Desglose de tiempos por kilómetro
4.28; 4.29; 4.24; 4.26; 4.31; 4.32; 4.33; 4.35; 4.56; 4.52; 4.35
4.52; 4.26; 4.33; 4.40; 4.47; 4.51; 4.39; 4.43; 4.58; 5.04

En fin, ¿con qué sensaciones me quedo?. En primer lugar contento por la marca aunque creo que mis piernas en estos momentos tienen un par de minutos o tres menos que lo logrado hoy. En cualquier caso, bajar por primera vez de 1.40 siempre es positivo y con ello me quedo. En segundo lugar, parece que hoy la cabeza ha funcionado algo mejor aunque con momentos difíciles que, menos en una ocasión, he sabido controlar. Y por último, de cara a la MCS, el respeto se acrecienta cada día que pasa pero, por el contrario, creo que la marca soñada (y que sigo reservándome) es factible para el doce de diciembre.
Acabo ya; FELICIDADES con mayúsculas a todos los que de una u otra forma habéis sido parte importante de la carrera: corredores, voluntarios, organización, acompañantes y público en general. Y al mismo tiempo gracias porque entre todos habéis conseguido que disfrute de una mañana genial a pesar de que se desarrollaba en la poco amada senda negra. OS dejo enlace a los datos en Garmin y Wikiloc y os emplazo a mi próxima aventura que, salvo sorpresa mayúscula, se desarrollará por las sendas y pistas de mi bien amada Benicàssim y su imponente Desert de les Palmes. Hasta entonces

lunes, 15 de noviembre de 2010

Un paseo por la Senda Negra; Vuelta a Pie Solidaria Es Posible (Benicalap)


Esta semana viene marcada por la ausencia de competición seria. A pesar de que durante la misma se me había pasado por la cabeza hacer algo de montaña, concretamente me apetecí mucho pasarme por Xàtiva a conocer la I Cursa de Muntanya que por allí organizaban, al final opté por ser prudente de cara a la cada vez más inminente Maratón de Castellón y seguir a pies juntillas, o casi, la planificación establecida. Durante la semana las sesiones habían sido exigentes y solamente un cambio en la jornada de descanso que pasó del viernes al sábado se puede calificar como reseñable.
A pesar de la ausencia de competición para el domingo tenía marcada en el calendario una cita muy especial. Se celebraba la X Vuelta a Pie Solidaria "Es Posible" que, como su propio nombre indica, organizan desde hace ya tiempo los amigos de Es Posible. Y era especial por varios motivos; en primer lugar siempre es agradable contribuir de alguna manera en labores humanitarias que se desarrollan, especialmente si éstas se desarrollan en el ámbito de la actividad deportiva. Además la carrera se celebra en casa, y nunca mejor dicho, el paso del Kilómetro 3 es poco antes de pasar por la misma puerta de casa y eso siempre sirve de estímulo para participar. Por último, aunque no menos importante, en esta carrera iba a actuar de improvisada liebre para Mónica quien, tras su exitoso debut en la Volta a Peu al Cabanyal, repetía experiencia, en esta ocasión con el objetivo de cubrir aproximadamente kilómetro y medio más que por aquel entonces.
En fin, el caso es que con todos estos alicientes el domingo por la mañana dejamos a Leyre con los abuelos, aunque luego sería testigo en primera línea de las aventuras y desventuras de sus padres, y nos dirigimos hacia la línea de salida, apenas a un kilómetro de casa, con el objetivo de completar los siete kilómetros y pico del recorrido y sobre todo de disfrutar de una agradable y relajada mañana de running por las calles de Valencia... por una vez los coches quedaban apartados por la multitud de corredores que allí nos congregábamos. Al llegar a la zona de salida, con el "imponente" estadio fantasma que los del Valencia se están ¿construyendo? de testigo de primera mano, me sorprendió agradablemente el inmejorable ambiente que se respiraba. Tras la recogida de dorsales, esta vez sin calentamientos previos, a la hora prevista se dio la salida y para allá que salimos xinoxano para ver cómo se daban las cosas. Salida "rápida", en ritmos cercanos a los seis minutos el kilómetro y que me hacía dudar seriamente sobre el desarrollo posterior de los acontecimientos. Pero bueno, el caso es que poco a poco cubrimos los dos primeros kilómetros en ese rito cercano a los seis minutos/km y con Mónica asegurando que de respiración iba cómoda aqunque, eso sí, sufría pequeñas molestias en la ingle así como un incipiente flato que ya no le abandonaría en todo el recorrido. En este punto me encontré con el amigo Iban, de quien ya tenéis referencia en la crónica de la MiM porque fuimos compañeros durante un buen tramo, y algún que otro montañero despitado que también salía a disfrutar del solecito matinal.
Cercanos al kilómetro cuatro y saludando a Leyre
A medida que nos acercábamos al kilómetro tres, es decir, a casa me preocupaba que Mónica pensase en dejarlo aprovechando esta circunstancia. Y efectivamente amenazó con hacerlo; menos mal que me puse duro y le dije que ni de coña; poco después nos esperaba Leyre con toda la ilusión del mundo por vernos y no era cuestión de dejarla en la estacada. Así que con periódicas paradas para caminar fuimos solventado el problema y así hasta el final. Pero antes tuvimos la inestimable ayuda de Leyre y los abuelos que en un par de puntos del recorrido estaban esperándonos para darnos todo el ánimo del mundo. Como ya he dicho, ahora corriendo, la mayor parte del tiempo, ahora andando, poco a poco fuimos completando el recorrido, intentando por mi parte dar todos los ánimos posibles a Mónica que en ocasiones parecía hundirse pero que al fin y al cabo iba superando esos momentos de flaqueza, sobre todo mental, que le asaltaban.
Llegada a meta con Leyre esperando a los papis
Al final, ya en la recta previa a la llegada conseguimos sacar fuerzas no sé de donde y poco a poco fuimos apurando lo que quedaba de camino superando en este tramo final a a bastantes corredores que aunque no era el objetivo siempre da fuerzas. Con todo ello y con los últimos ánimos hacia Mónica, especialmente sabiendo que Leyre estaba ahí, a la vuelta de la esquina esperando nuestra llegada, nos "marcamos" un espectacular rush final con un sprint los doscientos metros finales a 5.35 que nos dejó en meta después de 7190 metros en un tiempo de 48.37 según el cacharro y con el objetivo cumplido de bajar de 49 minutos (ese era mi objetivo oculto para Mónica) a una media de 6.46 el kilómetro.



lunes, 8 de noviembre de 2010

Mitja Marató Castelló. Empiezan las dudas

Cartel de la prueba
Después de la paliza del domingo pasado por tierras de la Sierra Espadán la idea para este fin de semana pasaba por un "agradable" paseo por las calles de mi ciudad, Castellón, en forma de Media Maratón, distancia que iba a afrontar por segunda vez en mi vida después de la experiencia, agradablemente favorable, de marzo de este mismo año por tierras valencianas, más concretamente en Moncada. La idea inicial no iba más allá de aprovechar la misma para hacer una rodada "larga" por asfalto que me fuese colocando en el sitio de cara a la ya inminente Marató Ciutat de Castelló, aventura en la que, sin saber el cómo ni el porqué, ando embarcado (y debo confesar que al final de todo con mucha ilusión por poder acabar la misma y en el mejor tiempo posible).
La semana había sido bastante provechosa a nivel de entrenamientos todo y el lógico cansancio acumulado por tierras de Espadán. Llegado el viernes, día de descanso, las sensaciones eran muy positivas y poco a poco el cansancio parecía haber dejado paso a las ganas por seguir adelante con el plan establecido. Debo confesar que a pesar de que la idea de salir con tranquilidad seguía prevaleciendo, cada vez tomaba más fuerza la posibilidad de salir a forzar un poco la máquina porque, pensaba una para sus adentros, no siempre se tiene la posibilidad de correr por las calles que han sido testigo privilegiado de tu devenir por la vida y que, por motivos obvios, hace tiempo que han dejado de verme transitar por ellas con la frecuencia que a uno le gustaría. Si le añadimos a ello la presencia de Mónica y Leyre por esas calles, así como la de mis padres, pues todo ese cocktail era una invitación demasiado poderosa a olvidarme de la idea inicial y lanzarme a darlo todo. Sin embargo al final la razón se imponía al corazón y en la salida, a la espera de empezar la aventura, la idea era de la tomármelo con relativa calma, a intentar bajar de 1.40.
Pero antes de centrarme en la carrera no puedo pasar por alto la recogida de dorsales, el día antes en pleno centro de Castellón, donde pude departir con algún que otro conocido y disfrutar de paso mucho tiempo después de un agradable y familiar paseo por el centro de la ciudad. Y en esto llegó el domingo y como la línea de salida estaba a apenas cinco minutos andando de casa esta vez no fue necesario ni el madrugón de rigor ni el coche. A las 9.30 salía de casa y tras un breve trote, inicio de un calentamiento bastante decente, me presenté en la zona de salida donde el ambiente ya era importante. No podemos obviar que alrededor de 1200 valientes formábamos parte de aquello y eso siempre da un ambiente extraordinario. Por los alrededores de la salida coincidí con bastante gente de la habitual de la montaña y con otros conocidos no tan habituales de la misma pero más habituados al asfalto, mi bien odiada Senda Negra. Llegado el momento de la salida, me ubiqué en una posición adecuada para la misma tratando siempre de no ser un estorbo para las locomotoras que por allí se presentaban pero tampoco ser víctima de algún que otro "despistado" que se coloca donde no debe con evidente riesgo de provocar algún incidente. Andaba por allí con Teo y Takito conversando de asuntos relacionados con esta y otras carreras y tratando de olvidar el lógico nerviosismo que me invadía ante lo casi desconocido.
Primeros Kilómetros
pasando por el Parque de Rafalafena
Por fin, a la hora prevista se daba la salida y como siempre ocurre nos lanzábamos como posesos a devorar kilómetros, esta vez con la única señalización de seguir a la marabunta y de una línea azul que se iba a convertir en compañera fiel durante las siguientes dos horas. Como suele ocurrir los primeros metros iba algo más rápido de lo pretendido pero bueno, al final, entre adelantamientos y "tapones" que iban frenando el ritmo enseguida entré en una buena dinámica que esperaba me llevase a conseguir el objetivo final anteriormente descrito. Se me hace difícil describir los acontecimientos por cuanto todo se reduce a coger un ritmo y tratar de mantenerlo lo más y mejor posible durante los 21 kilómetros de la prueba. Debo decir, eso sí, que durante la primera mitad de la carrera las sensaciones fueron más que positivas en todos los aspectos: ritmo de carrera, regularidad, sensaciones físicas y psicológicas eran muy buenos. El parcial de paso por kilómetro es la que sigue hasta el kilómetro diez que transité en 45.27
4.29, 4.28, 4.38, 4.29, 4.38, 4.40, 4.37, 4.27, 4.28, 4.33
Y en esa línea seguían las cosas al paso por la primera vuelta donde según mis referencias iba por debajo de los 49 minutos algo que parecía encaminarme adecuadamente hacia ese objetivo de estar por debajo de los cien minutos. El inicio de la segunda vuelta fue bueno también; de hecho en los dos siguientes kilómetros el ritmo siguió siendo similar al de la primera vuelta aunque una quizás mal entendida prudencia me hiciera bajar ligeramente el mismo.
Y en esas andábamos cuando de pronto una ligera molestia en la parte posterior de la pierna, no sé si llamarlo pinchazo o no, llegó como surgida de la nada y a partir de ahí, el principio del fin. Mi primera reacción a la misma fue pensar en clave de futuro (Media de Valencia Y Maratón de Castellón) y bajar el ritmo de manera inmediata. De hecho a partir de este momento incluso opté por parar y caminar de manera muy puntual pero en varias ocasiones algo que se refleja claramente en los parciales. La verdad es que pasados cinco minutos del susto las molestias se habían convertido en un pequeño dolor que, creo, no eran más que fruto del cansancio que empezaba a acumular y que se unía a la paliza de Espadán pero mentalmente fue demasiado para mi todavía débil cabeza y las dudas fueron compañía hasta el final. Con este escenario era lógico que bajase el ritmo, más todavía si cada vez que intentaba retomar ritmos correctos me costaba un mundo encontrar ese plus (de motivación diría yo) para hacerlo. En fin, el caso es que desde ese momento del kilómetro 13 donde iba pisando los talones al inefable Takito y donde el objetivo del 1.40 era algo que estaba "superado" hasta el final la carrera se convirtió en una batalla que libraba mi cabeza consigo mismo para tratar de superar el trago y seguir adelante. Evidentemente mi cabeza no pudo con todo y al final, con más fuerzas de las que parece desprenderse del relato y con cierta desazón por mi parte, cruzaba la meta en 1.42.12, mejorando levemente mi registro anterior en la distancia pero decepcionado a pesar de ello. Creedme cuando os digo que resultó muy duro ver cómo en la segunda mitad me pasaba todo el mundo, precisamente cuando pensaba que iba a empezar a remontar posiciones. En fin, los parciales desde el kilómetro 10 hasta el 21 los tenéis aquí:
4.40, 4.44, 5.05, 5.17, 5.12, 5.38, 4.49, 4.51, 5.02, 4.57, 5.04
¿Conclusiones?. Pues la lógica decepción inicial ha dejado paso a una sensación de rabia por lo ocurrido y que creo que me hará más fuerte de cara a la Media de Valencia y, por supuesto, de cara a la Maratón de Castellón. En estos momentos no hay rastro de las molestias de ayer y mi estado físico es más que bueno así que desde ya mismo me pongo manos a la obra para preparar a conciencia estos retos en lo poco que queda hasta llegar a ellos. Las dudas siguen ahí pero seguro que acabarán derrotadas y los objetivos iniciales tanto para la Media de Valencia como para la MCS los mantengo si bien me vais a permitir que no los haga públicos de momento.
Poco más que añadir que no sea felicitar a todos los que me acompañaron en este paseo por esa alameda oscura con raya azul en que se convirtieron ayer las calles de Castellón y emplazarme a una nueva aventura que, mucho más temprano que tarde, deberá relatar en este foro. Aunque no tiene tanto sentido como en las carreras de montaña, os dejo el habitual enlace al Garmin (en wikiloc el perfil se desvirtúa tremendamente).


Por cierto, Takito me preguntaba ayer el porqué del título del blog. Es muy sencillo; una parte importante de mi infancia nada sentimentalmente ligada a un pueblo, de nombre Molina de Aragón, atravesado de parte a parte por "La Alameda". Si a ello le añadimos aquello de "Sigan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas por donde pase (que no pasee) el hombre libre para construir una sociedad mejor" (versión libre de las palabras de Allende), queda explicado el título elegido para definir este espacio de expresión de mis viviencias.

martes, 2 de noviembre de 2010

Punto y ¿Aparte?. Maratón de Espadán


Cartel de uno de los últimos objetivos del año
Apuraba Octubre sus últimos días y desde Albentosa el que esto escribe se preguntaba continuamente si ésta iba a ser como está previsto la penúltima carrera de montaña del año. Y cada vez que por mi mente pasaban distintas planificaciones de lo que resta de año más difícil se me hacía pensar en dos meses con solamente una carrera de montaña después de la que estaba a punto de llegar. Y de estas dudas surge el título que pone nombre a esta entrada. Las dudas, para qué negarlo, siguen en todo lo alto pero lo que es cierto es que después de disfrutar de una maravillosa mañana de montaña por la Sierra Espadán gana enteros la idea de no renunciar a ser de la partida de alguna más aparte de la K25 de Serra aunque ello suponga una extraña manera de preparar una maratón de asfalto como la que me espera por las calles de Castellón y a la que, quede claro, no pienso renunciar. La oportunidad de ser parte de la primera edición de una carrera tan especial de la ciudad de uno creo que debería ser obligación de todos los que andamos por este mundillo por mucho que no sea esta la especialidad habitual. Por ello llevaba ya un rato buceando por la red en busca de alguna carrerilla perdida por ahí y que me permitiese completar el fin de semana del 13-14 de noviembre que me dejan libre un par de medias de asfalto antes del día H y, ¿por qué no?, el puente de diciembre y en esas andamos cuando he decidido abrir un paréntesis para relatar el fin de semana en el que formé parte, por tercer año consecutivo, de la aventura del Maratón de Espadán.
La semana había transcurrido en lo deportivo con el cumplimiento estricto del plan de entrenamiento a pesar de un susto el martes donde un dolor agudo en la parte posterior de la rodilla, especialmente al bajar escaleras, me hizo temer lo peor e incluso poner en duda mi participación en la carrera del domingo. Imagino que serían secuelas del "paseo" del domingo por el asfalto de Castellón aunque, fuera lo que fuera, lo importante es que el miércoles, sin necesidad de parar, el dolor era apenas una ligera molestia y para el jueves era ya historia. Con todo ello a final de semana las sensaciones eran muy buenas, mejor de lo esperado y, desde luego, las mejores en mucho tiempo. Y es que a pesar de la carga de trabajo que llevo parece que poco a poco los resultados van viéndose en aspectos que para mí eran vitales y eso evidentemente ayuda a llevar con bien esa carga intensa.
Llegado el viernes, y finalizada una larga y dura semana en lo laboral, tocaba ir desde el trabajo directos al pueblo a donde acudirían Mónica y Leyre en compañía de unos amigos que iban a compartir el fin de semana con nosotros dispuestos a sufrir lo que se anunciaba como un frío puente de Todos los Santos. Por ello me pude dar un garbeo por las pistas de la Vall a departir con Ezequiel y, posteriormente, desviarme ligeramente de mi camino para recoger el dorsal del domingo y, de paso, compartir experiencias con los pocos compañeros de aventuras que por allí pululaban en la Ciudad Deportiva del Sisterre, Segorbe. Allí pude conocer el punto de partida de esta edición de la Maratón de Espadán, diferente al de años anteriores así como conocer en boca de uno de los organizadores algún pequeño cambio que se daba en el recorrido de este año, si bien estos cambios eran de tan poca entidad que puedo decir que el recorrido, más allá del tramo por dentro de Segorbe apenas variaba. Antes de que se me olvide creo que es importante indicar que este año la carrera formaba parte de la red "Carrera Solidaria".
Bien, el caso es que después de pasar, esta vez con bastante antelación, el trámite de la recogida de dorsales, completé viaje hasta Albentosa donde transcurrió lo que quedaba de viernes y todo el sábado con un tiempo del que suele denominarse desapacible por mucho que a mí cada vez me parezca más apacible. Tiempo tuvimos por allí de pulir detalles sobre lo que pretende ser un nuevo club de montaña y, sobre todo, de lo que si todo va bien se convertirá a mitad del 2011 en la I Carrera y Marcha Senderista de Albentosa, carrera de la que iré dando detalles a medida que se vaya concretando todo.
Finalmente el domingo, con una hora más de sueño por aquello del cambio de hora, poco antes de las siete sonó mi amigo el despertador y, después de apurar, o casi, las dudas respecto a la ropa con la que afrontar la carrera, cogí el coche y partí dispuesto a dar buena cuenta de esos cuarenta y dos kilómetros que poco después me esperaban. La mañana amanecía lluviosa pero eso ya estaba previsto, de igual manera que lo estaba el que a mitad mañana el sol estaría presente para acompañarnos en el recorrido. Aprovecho para anticipar que el tiempo fue casi perfecto para practicar deporte, todo lo contrario de lo ocurrido en la edición del 2010. En apenas media horita estábamos en la salida esperando el momento de empezar a sufrir. Sufrir.... con estas palabras me recibió Ezequiel que me "aventó" algo así como "a sufrir porque si no el entrene no vale de nada". Entre este momento y la salida pues la charraeta de rigor con Diego y Ana, Wushi, Teo, y más gente por ahí, calentamiento medio en condiciones y enseguida al corralito.
Cortesia de Vistor29, Bocinazo...
y a correr como locos por las calles de Segorbe
A la hora prevista sonó el bocinazo y nos tocó ponernos a correr como poseídos porque ahí metidos, entre la muchedumbre, o corres o te hacen correr. El caso es que los primeros tramos, callejeando por el pueblo eran de esos que, al menos a mí, me dan bastante por saco. No es que fueran muy duros pero sí que picaban lo suficiente para arriba como para que a ritmos por debajo de cinco el kilómetro que llevábamos acabasen por dejar en mi cierta sensación de asfixia. Además cuando parecía que ese tramo inicial estaba acabando, de pronto, al contrario que otros años, giro a la derecha y nueva cuestecita antes de empezar el tramo de bajada que nos iba a llevar hasta el kilómetro dos y medio. Llegados a este punto se iniciaba la subida a Rascaña. Esta subida se define por la organización de la manera que sigue: "Se trata de la primera dificultad, con casi tres kilómetros de subida y momentos puntuales con desniveles de hasta el 25%. En la cresta de Rascaña se puede admirar la Bora de la Peñas y el Salto de la Novia antes de coronar". Bien, creo que la descripción de la misma se ajusta a la realidad de la misma. Entre la dificultad que entrañan ciertos tramos de la subida y el hecho de ir en grupo lo que dificulta los adelantamientos en algunos puntos el resultado es que este tramo se hizo como se pudo. Me explico, en parte se corría, o trotaba según se mire, y en otros tramos pues andando lo más rápido que las circunstancias y las fuerzas permitían. El caso es que poco a poco "hicimos cumbre" lo que nos llevó al kilómetro seis con un parcial de 38.35 y con sensaciones algo peores de lo esperado.
Cortesía de Vistor29, el paso por la Vall


Desde este punto kilométrico se inicia un tramo bastante más corredor que nos ha de llevar hasta la Vall de Almonacid, allá por el kilómetro once. Se trata de un tramo más corredor, sí, pero con ciertos puntos con dificultades para hacerlo de manera cómoda, en especial el tramo anterior al de la entrada en el pueblo. En cualquier caso, y la vista de que las sensaciones en el primer ascenso no habían sido del todo buenas, intenté tomarme este tramo con cierta prudencia e ir reservando fuerzas dentro de lo posible porque todavía nos quedaba mucha tela que cortar. Por ello, incrustado en un grupo que me resultaba razonablemente cómodo, fui devorando este tramo hasta llegar al pueblo donde, por cierto, me pareció que había más ambiente que otros años. Muchos ánimos de la gente, que nunca son suficientemente agradecidos por los que vamos corriendo pero que es cierto que estimulan muchísimo para seguir adelante, y primera parada para avituallarme aunque optase solamente por beber un poco de agua y algo más de isotónica porque con el botellín creía tener suficiente hasta la Cueva del Estuco. Como resumen de este tramo puedo decir que los cinco kilómetros que van del 6 al 11 los acabé en 33.15 para un parcial al kilómetro once de 1.11.50.
Nada más salir del pueblo se inicia la segunda ascensión del día, el Alto de Bellido. Vuelvo a apropiarme en este punto de la definición que del tramo hasta el kilómetro 16 hace la organización que dice lo siguiente: "Un poco después del kilómetro 11 comienza la subida al Bellido. Por una senda recuperada para la edición de 2009, se ascienden trescientos cincuenta metros en tres kilómetros y medio. Una vez arriba la vista es impresionante con los montes de Espadan a la izquierda y el valle del Palancia y la sierra Calderona a la derecha. Después entramos en una senda que va cresteando y nos llevará al camino de Almedijar a Espadán". Nuevamente creo poder decir que la descripción se ajusta a la realidad y se trata de un tramo complicado porque mezclamos en él la dureza propia de la subida con ese cambio de ritmo necesario después de una primera parte bastante más corredora. Afortunadamente han mantenido el recorrido del 2009, muchísimo más bonito que el del 2008.Por mi parte, al salir del pueblo me encontré con David, amigo de Albentosa, con el que ya compartí la primera mitad de la MiM de este año, y que había salido a "rodar" un rato largo y se me unió para hacerme compañía (gracias por todo compañero). Así pues con la agradable noticia de tener alguien con quien ir compartiendo sensaciones fui desgranando este tramo de la mejor manera posible y con buenas noticias por cuanto el track que llevaba de referencia y me decía que iba por delante con cierta holgura respecto al año anterior. Y así finalmente alcanzamos el Kilómetro dieciséis con un parcial en este tercer tramo de 45.55 para un total acumulado de 1.57.45.
Hacia la Cueva del Estuco, con un espontáneo
de nombre David, preparándome el gel
En este punto ya empiezas a plantearse el paso por la media maratón, cercana al paso por la Cueva del Estuco. Apropiándome de nuevo de la descripción de la organización, "es un tramo de continua y suave subida. Se sigue subiendo de manera suave hasta el kilómetro dieciocho y medio, donde comienza el descenso del barranco Malo. Se trata de una bajada, junto al lecho, por una senda que tiene en algunos momentos un gran desnivel y cierto riesgo de caídas, a la vez es un lugar precioso. Por una senda, entre el bosque, llegaremos al Barranco de Aguas Negras y desde allí comienza la subida a Espadán". A medida que íbamos aproximándonos a la Cueva del Estuco la moral iba subiendo porque veía que la ganancia de tiempo respecto al año anterior era más o menos la que me había marcado como objetivo. Con esas fuerzas extra que siempre da ver buenos resultados di buena cuenta del tramo a pesar de algún sobresalto en el tramo del Barranco Malo en forma de resbalones varios, y al llegar al avituallamiento, el parcial de mi Garmin hablaba de 2.34, un cuarto de hora por delante a lo conseguido el año anterior, algo que como ya he comentado entraba dentro de mis cálculos iniciales. Breve parada que aproveché para tomarme mi primer gel del día y desde aquí tocaba acabar el ascenso hasta el Pico Espadán. Debo reconocer que la sensación con respecto al año anterior no fue igual de buena durante el ascenso pero en cualquier caso creo que tampoco fue del todo mal así que antes de lo esperado estábamos pisando la alfombra de control de paso por el pico y con una buena noticia, la recuperación de buenas sensaciones en el tramo final de subida, imagino que en parte por los efectos del gel tomado minutos antes. Bien, el caso es que arriba en el pico transité en aproximadamente 3.10 lo que me daba un margen en el entorno de las dos horas para completar el recorrido hasta Segorbe en tiempos esperados, que debo decir que estaban en torno a 5.15.
Y esta, en plena bajada del pico,
cortesía de Jordi, de la Vilavella
A partir de este momento se inicia lo que yo llamo la segunda carrera del día, que nada tiene que ver con lo anterior. Estamos ante una segunda parte corredora salvo algún tramo concreto y que iba a dejarme claro si el entrenamiento daba resultados en este tipo de tramos. Y con esa intención iniciamos el descenso, con un primer tramo, corto, bastante peligroso donde me dio alcance la que a la postre sería tercera mujer absoluta y primera veterana, unos segundos por delante de mi en meta. Alcanzado el siguiente avituallamiento, breve parada a rellenar el botellín y a seguir hacia abajo a ritmos controlados que hasta el kilómetro treinta eran de entre algo menos de cinco minutos el kilómetro y seis el kilómetro según fuera la dificultad del suelo que pisábamos y los "tapones" que pudiésemos encontrar (porque a diferencia del año pasado en este tramo de bajada iba pasando a más gente de la que me pasaba a mí), siempre tratando de no reventar demasiado pronto. Tirando mano de la organización, "Estamos en el tramo más cómodo de la carrera. Son más de ocho kilómetros de descenso, en algunos momentos muy pronunciado, como en el camino que nos lleva a la senda de Almanzor y otros más suaves dentro de esta senda. El recorrido por dentro del barranco de Almanzor es especialmente hermoso". Y así llegamos al kilómetro treinta, por el que transito ligeramente por debajo de las cuatro horas pero con el cuerpo empezando a avisar de que las cosas hasta el final no iban a suponer un camino de rosas porque las pierna empezaban a dar síntomas de cansancio y algo más. Por todo ello, llegado a Almedíjar decidí dar buena cuenta de un segundo gel y, rápidamente iniciar el tramo final de la carrera. Este tramo, en palabras de la organización, "se trata de un tramo en el que pasaremos por Castellnovo, km 37, justo por debajo de su torre. En el kilómetro 35 subimos una de las últimas dificultades de la carrera, se trata sólo de medio kilómetro de ascensión por una senda entre los árboles. Después de esto ya sólo quedará ascender en el km 40 una rampa de 500mts. Con ello habremos completado la carrera y estaremos dentro de la pista de atletismo de la Ciudad deportiva de Segorbe". Dicho así parece sencillo. De hecho es un tramo cuya dificultad estriba únicamente en las fuerzas que te queden. Por ello a mí se me hizo extremadamente dificultoso. 
Algo cascado sí que llegué...
pero satisfecho por lo conseguido
En este punto de la carrera, especialmente desde Castellnovo las piernas iban diciendo de manera continua "basta" y la cabeza poco a poco también iba cediendo en las fuerzas que debía darle al cuerpo. No obstante, sacando fuerzas de donde no las había, y sufriendo mucho, especialmente en los tramos de bajada pronunciada que hay en esta parte del recorrido fui apurando los kilómetros hasta dar con la carretera que en menos de un kilómetro nos dejaba a la entrada de la pista de atletismo donde un pequeño esfuerzo final me llevó a meta en un tiempo oficial de 5.18.19, cuatro segundos menos reales según la clasificación oficial, que me ubica en el puesto 153, el 57 de la categoría de Veteranos A, y una gran satisfacción por el tiempo conseguido a pesar de que de haber podido apretar un poco más en el tramo final el tiempo podría haber estado muy cerca de las 5.10. A partir de este momento pues a dar buena cuenta del avituallamiento dispuesto por la organización, con Nocilla, bocata de atún, sandwich de jamón y queso y algún pastelito dulce, y rápidamente, como buen anfitrión, salida hacia casa que los invitados esperaban para comer (aunque al final comieron sin mí con permiso por mi parte). Breve charla con Wushi que rondó las cinco horas y poco más.
En fin, balance positivo a pesar del sufrimiento final (quizá también por eso) y agradecer a la organización y voluntarios el esfuerzo empeñado para hacernos disfrutar de una buena mañana de montaña. No quiero acabar la crónica sin felicitar a todos los participantes, ganadores, finishers y también a aquellos que no lograron acabar por intentarlo, y especialmente a Silvia, primera de las mujeres.... pedazo de carrerón y de tiempo que se ha marcado.
Pues eso, no sé si las crónicas montañeras se ceñirán hasta final de año a la carrera de Serra, con la idea de salir a rodarla y conocerla para otros años, o habrá algún añadido más, también con la idea de hacer alguna salida larga más que de disputarla (apuntad Xàtiva), pero lo que sí que es cierto que desde este momento el objetivo primero es disputar, acabar y, si es posible, en un tiempo decente, sobre las 3.30, el Maratón de Castellón.
De momento os dejo enlaces a los datos del Garmin y al Wikiloc referidos a mi Maratón de Espadán 2010 por si os sirve de algo.