jueves, 23 de agosto de 2012

XXV Volta a Peu-Festes del Crist L´Alcora

Este relato debe llevar de nuevo, y desgraciadamente, dedicatoria especial. Permitidme que lo dedique con todo el cariño del mundo a la gente de Castrocontigo y de León que han sufrido en sus carnes el azote del fuego que se ha llevado sus montes y, con ello un trozo muy grande de sus ilusiones. Va por vosotros amigos!!



Cartel anunciador de
les "Festes del Crist"
Después de una semana en la que de momento estamos en modo "off", algo que viene a significar que desde la carrera del sábado por tierras de Mosqueruela no había vuelto a calzarme las zapatillas, esta tarde tocaba rendir visita a la capital de l'Alcalaten, l'Alcora para darse un paseo en compañía de los amigos del mundillo del running por sus calles y completar los 4200 metros de su Volta a Peu Festes del Crist de l'Alcora. Empujado a ello desde el foro carreresdemuntanya.com por el amigo Roadrunner, miembro destacado de la dinastía de los Murcia, y bajo amenaza de expulsión del foro no me quedaba otro remedio que una vez finalizada la jornada laboral en Onda poner rumbo hacia l'Alcora y enfundarme las mallas de correr para tratar de cumplir el compromiso con nota. Y debo confesar que llegaba a l'Alcora con el susto metido en el cuerpo porque a pesar de lo corto del recorrido había oído hablar tanto de la famosa cuesta del principio de la carrera que pensando en mi actual momento de forma no me hacía demasiada gracia tener que dar cuenta de ella y después estar el resto de la carrera resoplando cual bisonte de la pradera sin poder recuperarme del esfuerzo de esa endemoniada invitada de primerísima hora. Pero bueno, con todas las reservas del mundo ponía rumbo a las calles de Alcora en un viaje de esos que de cortos se agradecen y con un calor infernal que presagiaba una tarde sufrimiento a la par que de disfrute por poder compartir las calles del pueblo con toda la gente que se había animado a compartir este rato conmigo. Pero permitidme antes de empezar el breve relato de la carrera una referencia a la historia del Cristo. Transcribo para ello un texto de José Manuel Puchol Ten, Cronista Oficial de l'Alcora, del año 2010...  

Esta bonita narración comienza en el reinado del indolente y retrasado mental Carlos II (el Hechizado), último de los Austrias, que falleció a los 39 años y se le practicaron varios exorcismos. La Mitra de la Iglesia Española estaba en manos del Cardenal Portocarrero, Primado de Toledo.
Imagen del Cristo
En cuanto a l´Alcora y Figueroles se refiere, todas las propiedades que los condes de Aranda tenían en el Reino de Valencia, incluido el Señorío de la Thenencia y Honor de Alcalatén, se hallaban en un vacío del titular. En 1.654, ante el fallecimiento sin descendencia del V Conde, D. Antonio Ximénez de Urrea, la Real Audiencia de Valencia (antes Real Chancillería), decretó ese mismo año el secuestro judicial de Benilloba, l´Alcalatén, Mislata y Cortes de Arenoso. La aparición de varios aspirantes a la herencia, todos ellos acompañados con sus correspondientes pleitos, además de la demanda que sobre el usufructo realizaba la condesa viuda, fundándose en que el acta de población de 1.305 (Carta Puebla de Alcora), expresa en su otorgamiento “según fuero de Aragón”; la Real Audiencia de Valencia, no reconoció a ninguno de los supuestos nuevos dueños del patrimonio que los Urrea tenían en este reino. Los condes de Aranda, VI, VII y VIII, no fueron aceptados como titulares. Las citadas propiedades que los Urrea tenían en el Reino de Valencia, no serían resarcidas a sus legítimos dueños hasta 1.725, en la persona de D. Buenaventura Pedro de Alcántara, IX Conde y fundador de la Real Fábrica de Cerámica. Durante 70 años fuimos súbditos de la Corona, dejando de ser -transitoriamente- vasallos de la nobleza.
La Parroquia de Alcora estaba asistida por un Rector, un vicario de Alcalatén, y dieciocho sacerdotes. El Cura de Alcora tenía a su cargo el nombramiento del vicario de la Iglesia-Ermita de San Miguel de la Foia.
Un buen día, aparecieron tres peregrinos en el vecino pueblo de Figueroles. El mayor de los tres cayó enfermo, impidiéndole continuar su camino con sus compañeros. Los otros dos, más jóvenes, dejaron dicho pueblo y salieron camino de Costur y l´Alcora.
A l´Alcora, a finales del siglo XVII, llegan dos peregrinos con la indumentaria de San Roque, que pidieron posada en una casa ubicada en la Cuesta Nueva (hoy denominada Costera de l´Advocat), habitada por la familia de Cristóbal Gasch (o Gascó), y Vicenta Paús. Esta calle junto con la de la Virgen del Carmen, eran el extrarradio o periferia de la población, siendo un hecho documentado, que el cementerio estaba situado en los aledaños de lo que hoy es el Nuevo Consistorio, calle María Rosa Molas y el propio de la Virgen del Carmen.
Los peregrinos demandantes de asilo, se presentaron durante una noche de crudo invierno, de las que familiarmente denominamos “de perros”. Los propietarios de la casa al verlos en aquellas circunstancias, tuvieron compasión y les ofrecieron comida y posada. Al día siguiente, sorprendidos los caseros porque los celebres huéspedes tardaban en salir de la habitación, llamaron repetidamente a la puerta, no recibiendo ninguna respuesta desde el interior. Se pasó parte de lo ocurrido a las autoridades, las cuales se personaron rápidamente en dicho domicilio procediendo a descerrajar la puerta de la habitación. Mayúscula fue la sorpresa al comprobar que en su interior no había nadie, careciendo el habitáculo de ventana y balcón. Sobre la impecable cama que no había sido usada, se encontraba una escultura de Cristo clavado sobre una Cruz.
Los dos peregrinos regresaron a Figueroles, enterraron cristianamente al compañero que había quedado enfermo. El fallecido estaba instalado en una casa de campo, que “supuestamente” es el mismo lugar donde hoy se ubica la ermita del Calvario. Finalizado el funeral entierro, los peregrinos fueron a recoger las pertenencias del finado, encontrando sobre su cama un extraordinario crucifijo.
Ante los asombrosos hechos, el vecindario de ambos pueblos conmocionado e impregnado de una fuerte reacción en favor del Crucificado, pusieron manos a la obra junto con sus autoridades que deciden construir:
En l´Alcora un Ermitorio sobre el montículo que desde la falda del monte San Cristóbal, domina el pueblo.
Las obras terminaron en 1.698, siendo traslada la Imagen al Ermitorio, al anochecer del último domingo de Agosto (día 31 del citado mes), en Solemne Procesión, asistiendo todo el vecindario y el de los pueblos limítrofes.
Los masoveros e impedidos que no pudieron sumarse al acontecimiento, encendieron gigantescas hogueras que iluminaron los campos.
En Figueroles.- El 12 de julio de 1.698, se personó el obispo Fray Severo Tomás Auter. Sobre aquella Visita Pastoral y gracias a la colaboración del amigo Amadeu Porcar, transcribo lo siguiente: “El Bisbe mana que es renoven els altars de l´església, puix diu que tots són molt vells i que fa pena mirar-los, estan en un estat verdaderament deplorable, denigrant i molt destruïts, reiterant que són indecents, fins i tot l´altar major de Sant Mateu. Excepte l´altar del Santíssim Crist, que és nou i modern, puis estant muntant-lo ara en l´església. Encara está tot apuntalat, amb un puntal que creua des de dalt del dit altar i pel mig de la capella de paret a paret.” En esta misma visita también consta el estado lastimoso en que se encuentra la Iglesia, con filtraciones de agua, maltrato del pavimento, etc.
Pero… tal como hemos leído, algo extraordinario fuera de toda percepción común, había ocurrido a la par en los dos pueblos. El vecindario de l´Alcora estaba volcado en la construcción de la ermita al Cristo, y los de Figueroles, ignorando la problemática general que sufría la Iglesia Parroquial, centraban sus esfuerzos en el nuevo y maravilloso altar al Santísimo Cristo.
Una preciosa y entrañable narración, que mitad leyenda y mitad historia, une a los dos pueblos en una Fe y una devoción común al Crucificado. Todos los años, la Procesión es solemne y única. Ambos pueblos se engalanan con lo mejor que tienen para tan señalado día. La noche mágica de los cirios en zig-zag, imprime respeto y veneración.


Un momento de la salida, a la derecha
con la camiseta de Albentosa un servidor
Bien, andábamos ya por las calles de l'Alcora y enseguida llegué a la zona de salida donde ya se disputaban las carreras infantiles (cómo corren los críos caramba!!). En seguida formalicé la inscripción y recibí el dorsal y después de ello tocaba esperar un rato a que se hiciera la hora. Mientras llegaba tenía el gusto de conocer a José Manuel Adrián, del C.A. La Vall d'Uixó, con quien departí un rato sobre el mundo de las carreras y sobre las gacelas que la pueblan. Y es que por allí se veían pasar verdaderas gacelas del running. Permitidme mención especial para Juan Navarro, un gran tipo, y Duplas, otro igual, con quienes ya pude departir en "mi" carrera de Albentosa, y que acabarían en puestos delanteros. Después de ello tocaba saludar a la saga de los Murcia y departir un buen rato con Adrián y, después, con Nere. Con estos dos hacemos un breve calentamiento que me permite hacerme una idea de lo que muchos califican como la madre de todas las cuestas y a la que tendremos que enfrentarnos en un momento. Total, entre el breve calentamiento y una pequeña xarraeta más con Esther, con quien últimamente también he coincidido en Albentosa y Mosqueruela, dan la salida y casi ni nos enteramos. Y claro, siendo lo que era hoy tocaba correr de verdad. La carrera empieza a todo gas y hacia abajo, a ritmos que no quería llevar, por debajo de cuatro, pero que salían casi solos. Y así hasta los quinientos metros, momento en el que alcanzo a Adrián y justo donde empieza la famosa cuesta...

La cuesta son cerca de cuatrocientos metros con un desnivel superior al once por ciento. No es que sea imposible pero a ritmos de asfaltero se sufre. En cualquier caso me la tomo con calma no vaya a ser que después lo pague. En ella me alcanza y supera Esther; creo que podría haber estado perfectamente con ella pero tampoco estaba por la labor de ir demasiado forzado así que durante mucho tramo, hasta el último repecho la he tenido cinco o seis segundos por delante. Acabada la cuesta quedan un par de kilómetros que sí, pican para abajo pero se ven salpicados de continuos toboganes que endurecen la marcha y complican poder mantener un ritmo homogéneo. Y así vamos, tratando de mantener ese ritmo más o menos constante hasta que a partir del kilómetro dos y medio la carrera vuelve a variar y, aunque siguen las subidas y bajadas, la tendencia vuelve a ser hacia arriba. Poco después del tres tenemos la segunda "gran" dificultad del día, un repecho que nos lleva del Ayuntamiento a la iglesia y que se me atraganta más de lo que esperaba, probablemente por un exceso de confianza al iniciar el mismo. Afortunadamente es breve aunque lo que sigue es una callejeo con continuos giros que impiden volver a coger ritmo. Y así hasta el final donde nos encontramos en la recta de llegada, la misma que la salida pero en sentido contrario y, claro, hacia arriba. Un último esfuerzo me lleva hasta meta donde me encuentro a Jorge con un sonrisa irónica de esas que están diciendo "cómo has sufrido!!!!!.

Al final un tiempo creo que aceptable de 20 minutos y treinta segundos que podría haber estado perfectamente por debajo de veinte aunque es cierto que mentalmente no he estado demasiado fuerte. En fin, primer contacto, breve pero intenso, con la competición sobre asfalto puro y duro en mucho tiempo y creo que las sensaciones son prometedoras de cara a la cita del 18-N. Nada más, un placer poder saludar al maestro de los maestros, Mountainrunning, y de poder compartir una nueva carrerita con toda esa gente del mundo del running. Si no pasa nada el domingo un poco más en La Llosa, aunque antes para el sábado tenemos una salida montañera por la zona por donde transcurre la carrera Aragón Sur, en Fuente Cerrada, al lado de Teruel capital. Hasta entonces os dejo con los habituales enlaces.


Perfil, el repecho inicial para quitar el hipo

No hay comentarios: