lunes, 9 de julio de 2012

Upterra Trail Race Chulilla, una experiencia diferente


Toca levantarse
No son los mejores momentos a nivel personal, las cosas están complicadas en el ámbito laboral y eso está afectando más de la cuenta en lo personal. Evidentemente esta situación se traslada al tema del deporte. Como bien dice mi admirado Serrat, "nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio". Pues bien, en este caso la verdad que no tiene remedio a nivel deportivo es que desde hace un par de meses los entrenamientos no salen como me gustaría y a pesar de algún día aislado que solamente ratifica la norma, ello hace que poco a poco las salidas sean menos provechosas por mucho que cuando consigo arrancar la ilusión permanezca intacta. Y con esta perspectiva me queda la posibilidad de decir hasta aquí y parar en seco para tratar de recomponer la situación pero mucho me temo que este remedio sería peor que la enfermedad así que al final, semana tras semana, arranco con la ilusión de que ésta será la del punto de inflexión, y hasta ahora, semana tras semana, la inflexión no llega. Y mientras tanto lo que queda es seguir intentando disfrutar de este mundillo que tanto me apasiona por mucho que cada carrera sea una mezcla agridulce entre la alegría por estar ahí y la desilusión por ver que ni las piernas ni la cabeza acaban de estar en orden.

Espectacular vista del pueblo desde las alturas.
Por aquí pasaba la primera parte de la carrera

Chulilla es un municipio de la Comunidad Valenciana, perteneciente a la provincia de Valencia, situado en la comarca de Los Serranos a 60 km de la capital. El pueblo se ubica en la falda de un alto promontorio, dominado por el castillo árabe que conserva torreones y murallas del lado de la población, ya que por la parte que da al río existe un impresionante cañón que lo hace inexpugnable por lo que, en ese lado, carece de construcciones defensivas.
La mayor parte del término se extiende sobre terreno cretácico. En esta meseta caliza, la erosión del río Turia ha creado una hoz y el Salto de Chulilla, de 160 metros de profundidad y 10 metros de anchura. La vegetación está formada por pinares (carrasco) y monte bajo mediterráneo. En cuanto a la fauna las especies más importantes son las rapaces, tanto diurnas como nocturnas, la perdiz, el conejo, la liebre, zorro, tejón, garduña, gineta y jabalí.

Díptico de la prueba
Y así, con esta situación tan poco alentadora, arrancaba la semana del Bartolo, una carrera que siempre me ha resultado especial pero que desde el año pasado tiene un componente sentimental adicional que la hará siempre diferente al resto. A pesar de que el primer objetivo era este, el sábado se disputaba una carrera cortita por tierras de Chulilla que, a priori, prometía bastante, en especial por esos continuados cruces del río que, seguramente, serían espectaculares. La semana, como podéis imaginar, había sido poco provechosa, con el ánimo para salir bastante decaído y con solamente un par de salidas, la primera de ellas el martes por tierras de Benicàssim que no estuvo mal del todo y la segunda un híbrido entre un rodaje cortito por Ribesalbes y una razonablemente buena sesión de gimnasio en este mismo pueblo. Desde el miércoles nada de nada, el jueves porque el trabajo no me dejó y el viernes porque las ganas tampoco lo hicieron. Con este panorama llegaba el sábado a mediodía y poco después de comer tocaba coger los trastos y como los toreros tirarse a la carretera para, después de pasar por Valencia a recoger a Rubén, ya habitual compañero de andanzas, y a Jesús que poco a poco va animándose a acompañarnos en el mundillo del trail, dirigirnos hasta Chulilla para ver qué nos deparaba esta carrera en principio diferente a lo que habitualmente hacemos. Y en menos que canta un gallo ya estábamos en Chulilla; nada más llegar a la entrada del pueblo un amable compañero que pensábamos que era de la organización nos dirige a la derecha para aparcar (en realidad se dirigía al coche de atrás que debía ser familia) así que dejamos el coche allí y nos dirigimos hacia la zona de entrega de dorsales. Enseguida nos dimos cuenta del error porque la misma se encontraba a más de un kilómetro de donde habíamos aparcado; menos mal que llegamos muy sobrados de tiempo porque de lo contrario no sé qué hubiera pasado. Después del largo paseo llegamos a la plaza del pueblo, ya abarrotada de gente, donde tras sufrir pacientemente la cola recogimos los dorsales y la bolsa del corredor, cuanto menos curiosa. Menos mal que la salida era en las piscinas del pueblo, a mitad camino entre la plaza, lugar de la llegada, y el lugar donde aparcamos el coche. Aún así nos tocó una nueva caminata hasta el coche, trayecto en el que nos encontramos con David, compañero de varias carreras ya y "vecino" de Albentosa, de los de verano, y de quien ya habíamos recogido el dorsal. Finalmente, llegados al coche, acabamos de preparar la ropa de faena y nos dirigimos a la zona de salida donde el gentío ya era impresionante. Adelanto ya que quizá, y siempre en mi modesta opinión, la organización debería plantearse un límite menor de corredores para futuras ediciones. En la zona de salida la palabra que mejor define la situación creo que es la de "caos". Y no creo que fuera un tema de mala organización, aunque, claro, siempre estas cosas dependen de la organización. Me parece que el problema era que éramos demasiados para ese espacio. Bien, en cualquier caso, y con un ligero retraso sobre la hora oficial se dio la salida a la carrera y nos dispusimos a dar buena cuenta de esos trece kilómetros que la organización había dispuesto para todos nosotros.


Con el único objetivo de disfrutar de un agradable rato a la "fresca" del Turia me pongo en mitad del grupo donde empiezo a tratar de coger un ritmo cómodo que me permita afrontar la primera subida de la carrera, esa que nos han vendido como durísima, algo que, naturalmente, hace que me tome los primeros compases con cierta calma. Ya desde el primer momento Jesús nos abandona por delante y, claro, Rubén, se queda a hacer su carrera que, al menos de momento, es diferente a la nuestra, así que en estos primeros metros mi única compañía es la de David (bueno, y la de otros mil compañeros de fatigas, que no está mal). Enseguida, apenas quinientos metros después de iniciarse la prueba, tras un giro a la derecha se inicia la subida a la que tanto temíamos así que poco a poco se va estirando el grupo y vamos cogiendo cada uno el sitio en carrera. Prácticamente toda la subida transcurre por pista después de un breve tramo hormigonado que transita hasta las puertas mismas del cementerio. Con mi ritmo siempre suave e incluso caminando en los tramos más empinados de la misma fui dando cuenta de la misma, que al final resultó ser una subida de las durillas, con algo más de dos kilómetros de pendiente media algo superior al 10%, y con un terreno muy pisable. La misma permitió entre otras cosas que el grupo se estirase aunque luego veríamos que no lo suficiente para evitar algún que otro tapón, especialmente al inicio de la bajada. Durante la subida también David me dejó atrás y el tapón del inicio de la bajada abortó mi último intento de darle caza. La verdad es que este tapón en el momento de iniciar la bajada, allá por el depósito de agua, fue importante y más que a la dificultad del descenso habría que achacarlo nuevamente a la ingente cantidad de corredores que allí estábamos. Pero bueno, cuando conseguimos arrancar, y a pesar de un pequeño tapón más, un descenso por trailera pero bastante cómodo nos dejaba a los pies de la misma pista que anteriormente habíamos subida y que nos llevaría de regreso al pueblo y, después hasta la ribera del Turia.. Durante este tramo intentamos aligerar la marcha sin ir, eso sí, en ningún momento a tope y eso me permitió adelantar alguna que otra posición. El descenso, pronunciado, que como ya he anunciado nos llevaría hasta el río se alargaba hasta el kilómetro seis, momento en el que se iniciaba una nueva carrera, por paisaje y por perfil que nos llevaría siguiendo el cauce del río en un recorrido espectacular por la parte baja del pueblo. Para este momento el cacharro ya había marcado dos parciales, de esos de tres kilómetros que me pongo, el primero a 7.24 que da cuenta de la subida, y el segundo de 6.24 a pesar de que el tapón del inicio del tramo hizo estragos ya que en ciertos tramos de la bajada el ritmo era por debajo de los cuatro minutos.

En mitad del río, casi tapado, ando cruzando el mismo
Una vez alcanzamos el río empezaba un largo tramo que transcurría siguiendo el mismo; bueno, más que seguirlo lo que hacíamos era cruzarlo de manera continuada en una sucesión de hasta ocho ocasiones en las que nos tocó cruzar al otro lado del mismo (más dos que hicimos usando puentes de madera), la mayoría de las cuales tenían una anchura y profundidad suficiente como para no poder hacer otra cosa que mojarse hasta prácticamente las caderas. A pesar de que el calor en esta zona, prácticamente en sombra en todo momento, no apretaba, cada una de las ocasiones en las que se cruzaba el río el cuerpo lo recibía con alegría porque la temperatura del agua, fresquita, era idónea para recuperar las piernas del esfuerzo. Nos encontramos en este tramo con algún paraje realmente bonito y así, disfrutando de esta nueva experiencia, nos plantábamos en el kilómetro nueve donde empezaba un nuevo perfil, mucho más abrupto que nos devolvería de nuevo, en un perfil siempre picando hacia arriba, hasta el pueblo. El tercer parcial, 6.20, se debe sobre todo a los parones que imponía tener que cruzar el río. Llegados a este punto se iniciaba un nuevo tramo, mucho más técnico que el anterior y que iba alternando tramos corredores con otros que no permitían demasiadas alegrías. Ya en este momento, pese a que no me encontraba nada mal de fuerzas, mi pensamiento estaba más en la carrera que a la mañana siguiente me esperaba por Benicàssim así que decidí seguir tomándome las cosas con cierta calma y dejarme llevar por el grupo en el que en esos momentos me había integrado. Pese a ello en las subidas iba adelantando posiciones mientras que en las bajadas, mucho menos favorables a ello, me limitaba a mantener el ritmo de los de delante. Y poco a poco, con algún tramo de escaleras de esos que siempre acaban "molestando", fuimos dando cuenta de esa subida hasta el pueblo y nos encontramos en las afueras del mismo, habiendo transitado el cuarto parcial en 7.53. Desde aquí el asunto se limitaba a callejear por el pueblo, siempre con gente animándote y desembocar en la plaza donde recogimos los dorsales y donde se ubicaba la línea de llegada. Al final el tiempo oficial fue de 1.31.20 (aunque el oficioso según el Garmin es dos minutos menos) en la posición 365, 71 de la categoría, aunque como siempre digo eso es lo de menos.

En fin, me consta que existe división de opiniones respecto de la valoración de la carrera. Por mi parte diré que creo que éramos demasiada gente para la capacidad que demostró el circuito y que existen algunos aspectos francamente mejorables, sobre todo en el tema de entrega de dorsales y organización de la salida. Sin embargo, frente a ello es muy valorable un circuito más que correcto, con una segunda mitad muy interesante por la posibilidad de correr junto al río, casi siempre en sombra y de tener que cruzarlo que me ha resultado una experiencia curiosa a la par que buena, circuito que en general se puede calificar como adecuado, con un perfil más duro de lo que parece a priori. Avituallamientos justitos, sin excesos pero suficientes en cuanto a número y dotación, incluyendo el de meta que "solamente" tenía agua, isotónica, cerveza y fruta variada. Por lo demás me gustaría destacar, por encima de todo, a la gente, en cantidad importante y muy volcada en la carrera y en los corredores que se apostaba a lo largo del recorrido y, claro, en especial, en las calles del pueblo y en la plaza de llegada. Siempre es un estímulo importante verte así de arropado. Así pues, después de sopesar todos los factores creo que la carrera podría calificarse como de notable alto. Y es que creo que en ciertos aspectos estamos empezando a volvernos extremadamente exigentes con aspectos que deberían tener menos importancia frente a dotaciones de tipo médico, por ejemplo.

Poco más, felicitar a David y a Jesús porque hicieron una carrera más que notable y, como no, y sobre todo, a Rubén que volvía a acabar una carrera después de la experiencia de la semana anterior por Godella (y antes de que se hiciera de noche, jeje) en poco más de dos horas. Sigo pensando que si entrenase con algo más de regularidad podría llegar a metas más importantes de las que imagina.


Perfil de la carrera en Wikiloc

Epílogo

La Marxa al Bartolo, prevista para el domingo, pocas horas después de acabar esta carrera de Chulilla acabó por "no ser". A pesar de todas las ganas con las que afrontaba la misma problemas menores pero suficientes me aconsejaron no ser de la partida. En fin, al año que viene será.

5 comentarios:

Jose dijo...

Hola Tinyo
Conozco esta ruta pero andando, no corriendo jajaja.

Espectacular el paso por el río con el agua hasta la cintura ufff...

Un abrazo
Jose
TROTASENDES BENICALAP

Celina dijo...

Qué chulada cruzar el río con el agua por la cintura! espero que hayas disfrutado muchísimo y lo sigas haciendo el resto del verano. Cuando salgas a correr llévate las preocupaciones contigo, así podrás dejarlas en cualquier parte olvidadas, jeje. Y como dices, el año que viene te desquitas

Tinyo dijo...

Jose, gracias por la visita. El recorrido por la parte baja de Chulilla, siguiendo y cruzando el cauce, sencillamente espectacular.
Celina, intentamos disfrutar de lo que nos gusta y aunque las preocupaciones no nos dejan hacerlo al cien por cien, tratamos de olvidarlo todo por un rato

RAMONRUNNING dijo...

Animo Tinyo, como dice Celina cuando salgas a entrenar tiras las preocupaciones en un rincon, que no decaigan los entrenes y si vas nos vemos en Vistabella.

Tinyo dijo...

Ramón, cuánto tiempo!!!

Gracias por la visita y tranquilo que los ánimos van arriba. Un abrazo