Más de 300 profesionales de extinción de incendios trasladados desde los retenes más cercanos. Siete vehículos aéreos, entre hidroaviones y helicópteros. 16 autobombas. La plantilla de vehículos y agentes trasladados avalan por sí solos la importancia del incendio declarado el pasado viernes al mediodía en una zona montañosa perteneciente a los términos municipales de Benagéber, Chelva y Tuéjar. Ahora, tras tres intensos y complicados días, todos los indicios apuntan a que la situación está estabilizada. Estas líneas, extraídas del diario Levante, sirven para dejar constancia de lo que desde el viernes por la tarde-noche, momento en el que me enteré del incendio que afectaba a la comarca de los Serranos en Valencia, vienen haciendo un ingente número de voluntarios y profesionales para salvaguardar la integridad de uno de los mayores patrimonios que en la actualidad nos queda, nuestros bosques. No sé todavía si este nuevo incendio hay que "agradecérselo" a la mano oculta y malintencionada de alguna mala persona pero no me extrañaría en absoluto. De todas formas creo que es momento de extremar las precauciones ya que las condiciones son del todo propicias para la proliferación de estos incidentes a lo largo de lo que queda de periodo de calor. Y me gustaría hacer también un llamamiento a nuestras autoridades para que se dejen de milongas y pongan los medios necesarios para que la prevención de estos incidentes no se vea mermada por esos recortes que afectan a todos los aspectos de nuestras vidas. Una de las entradas en el facebook hacía mención al "rescate" de Bankia porque con ese dinero se podrían mantener los montes en mejores condiciones. No pretendo hacer demagogia, sé que las necesidades en todos los ámbitos de la economía son muchas, pero solamente quisiera que nuestros políticos supieran entender la importancia de mantener el legado de nuestros bosques a futuras generaciones: ya basta de falta de prevención, de leyes poco concretas que permiten la utilización de montes quemados para otros menesteres. El monte es de todos y sin nuestros bosques algo muy importante nos faltará.
VALGA ESTE MODESTO RELATO COMO HOMENAJE A TODOS AQUELLOS QUE DURANTE EL FIN DE SEMANA TRABAJARON PARA APAGAR EL INCENDIO
Cartel de la prueba |
La casualidad quiso que esta semana, trágica para la comarca de los Serranos, la pasión por el trail nos llevara hasta la localidad de Tuéjar, una de las afectadas por el incendio de este fin de semana., donde se celebraba la segunda prueba de la Liga CxM de la Serranía, la VI edición de la Media Maratón Montes de Tuéjar. Evidentemente la carrera quedaba en un segundo plano frente a las noticias que desde el viernes por la tarde hablaban de este desagradable incidente, pero también es cierto que el esfuerzo de la gente de Tuéjar por sacar adelante una carrera en momentos como los actuales hacía necesario que, el domingo más que nunca, acudiéramos todos en masa para mostrar nuestro apoyo a una comarca que sufría en sus carnes tremenda desgracia como la del fin de semana. Por eso, una vez confirmada la disputa de la carrera, el domingo prontito cogimos los bártulos y, en compañía de Rubén, nos dirigimos hacia Tuéjar para dar buena cuenta del recorrido que nos habían preparado Emilio y el resto de gente de la organización. Como siempre que me desplazo hacia esta zona de Valencia, el recorrido se hizo muy agradable, disfrutando siempre de un bonito paisaje que nos ayuda a olvidar de manera progresiva las "bondades" de la ciudad y nos introduce en un modo de vida que, seguro, acaba siendo mucho más agradecido que el que sufrimos los urbanitas. El breve paseo en coche nos permitió pasar por Chelva y por las inmediaciones de Benagéber, las otras dos localidades afectadas por el incendio. Sin embargo durante el mismo no pudimos ver ni rastro del fuego así que solamente la presencia de camiones de bomberos y de la UME, con su base instalada en Tuéjar, daban fe del siniestro.
Corrales de Silla, lugar de pinturas rupestres en el pueblo de Tuéjar |
Cortesía de Kike Gallego, admirando el dorsal |
Llegados a Tuéjar nos dispusimos a cumplir con el trámite de la recogida de dorsales, ritual que en esta ocasión escondía la "sorpresa" de que la organización había decidido vestirme con el número uno algo que siempre coloca a uno en el punto de mira del resto de participantes que piensan que uno es candidato a disputar los puestos de privilegio, algo que evidentemente no se iba a producir. El momento de la llegada la zona de salida siempre es un hito para quien esto escribe. Es difícil describir lo que siento, innumerables carreras después, al poder comprobar el ambiente que siempre acompaña estos momentos previos a la carrera. Es el momento de saludar a amigos y conocidos, en este caso representados por Torko y el propio Emilio, así como de ir poquito a poco matando esos nervios previos al momento de la salida echándonos unas risas y tratando de olvidar esa sensación que siempre aparece al llegar de estar metiéndonos en la boca del lobo, dispuestos siempre a pasar un rato de sufrimiento que al tiempo se convierte en disfrute por poder hacer lo que nos gusta. En fin, el caso es que entre bromas, risas y alguna que otra "xarraeta" fuimos apurando el tiempo que quedaba hasta el momento de la salida y ahora ya nos encontrábamos listos para, al oír el imaginario pistoletazo de salida, salir a dar buena cuenta de esas sendas y caminos del término de Tuéjar. Además en este caso el día prometía; con el monte húmedo por esas más que nunca oportunas lluvias de la madrugada y que nos deleitaría con una recorrido en perfectas condiciones y sembrado por ese olor que tiene el monte mojado, con un cielo que a pesar de que abría algún hueco para que asomase el sol nos resguardaba del calor que empezaba a dejarse sentir, las condiciones para correr eran prácticamente perfectas.
Con Torko y Rubén al fondo, en animada conversación con Kike Gallego |
Al final de la cuenta atrás empezaba el sufrimiento; como suele ocurrir la salida se convirtió en una especie de "el último paga" porque desde el primer momento la gente se puso a correr como si estuviera poseída por algún mal espíritu. Y claro, como es habitual una vez te metes en un grupo se hace difícil sustraerse al ritmo que marca el mismo. Nunca se sabe quien lo marca pero al final acabas llevando un ritmo que seguramente nadie quisiera o al menos eso se deduce teniendo en cuenta que el comentario habitual es el de "vamos demasiado deprisa". Bien, el caso es que tras un breve garbeo por las calles del pueblo, enseguida desembocamos en una pista que poco a poco nos fue alejando del pueblo en dirección al río. Estos primeros kilómetros se demostraron corredores de manera que los dos primeros los hicimos a ritmos sensiblemente inferiores a los cinco minutos por kilómetro. Sin embargo, sobrepasado el kilómetro dos la carrera empezó a empinarse y, con ello, el ritmo fue bajando al tiempo que se incrementaba la dificultad del recorrido. Aproximadamente en el kilómetro tres empezaba la primera subida significativa del día. Se trataba de una subida no demasiado exigente, de aproximadamente un kilómetro, que pese a ello ya se encargaba de ir poniendo a cada cual en su lugar y, sobre todo, dejando que las piernas empezaran a mandar mensajes quejándose por el esfuerzo a las que les empezábamos a obligar. En cualquier caso casi sin darnos cuenta dejamos atrás esta primera dificultad del día y empezamos un cómodo descenso de kilómetro y medio en el que aprovechamos para pegar un pequeño trago en el primero de los avituallamientos del día.
A pesar del esfuerzo hay que mantener la buena cara |
Sin ir ni mucho menos a tope, que a estas alturas de temporada los esfuerzos se pagan más que nunca, afrontamos la bajada disfrutando de las sensaciones que da el correr por el monte y agradeciendo más que nunca la posibilidad de hacerlo. Fue un tramo muy especial porque me permitió relajarme y disfrutar, algo que en momentos como los actuales no tiene precio. Pero como todo lo bueno "acaba" enseguida nos dimos de bruces contra la realidad de una nueva subida, un tramo de kilómetro y medio posiblemente el más duro del recorrido si bien íbamos a estar subiendo con pequeños descansos hasta el kilómetro doce. Con las fuerzas todavía casi intactas afrontamos este tramo de subida intentando alternar momentos de trote, los menos, con otros en los que íbamos caminando aunque intentando mantener un buen ritmo. Y esta cadencia se mantuvo hasta el kilómetro doce, poco después del segundo avituallamiento, aprovechado este sí para meterle combustible al cuerpo en el que iba a finalizar la parte más dura del recorrido. Llegados a este punto se puede decir que llegaba bastante entero a pesar de que ya habíamos superado, a priori, la parte más dura del recorrido. Buenas sensaciones hasta este momento y con ganas de más traca así que tocaba cambiar el chip y preparar el cuerpo para empezar a correr cuesta abajo. De momento el recorrido me había sorprendido gratamente, sobre todo por los recuerdos del 2009, tratándose de un circuito bastante más montañero que aquél, como a mí me gusta, y con un terreno muy agradable para correr.
Como ya he comentado, a partir del doce empezaba una nueva carrera en la que debíamos bajar lo que hasta ahora habíamos subido. Poco después del segundo avituallamiento se iniciaba un prolongado aunque sostenido descenso que, aunque jalonado por puntuales repechos, se dejaba correr bastante cómodamente. El recorrido seguía transcurriendo mayoritariamente por sendas y así, acompañados por algún bosquecillo que nos permitía correr resguardados de nuestro amigo Lorenzo, seguíamos dando buena cuenta de los kilómetros. A pesar de tener que asistir en directo a la caída, sin consecuencias, del compañero que me precedía en carrera, se trataba de un descenso bastante sencillo, dentro de lo que cabe, a pesar de que en algún momento la cosa se complicaba ligeramente. Y así hasta el kilómetro dieciséis con un par de tachuelas en el camino que ponían a prueba las piernas de los corredores.
Dando cuenta del técnico descenso del dieciséis |
Y llegamos al dieciséis y su anunciado descenso. Desde la organización se nos había puesto sobre aviso de que en este punto había aproximadamente un kilómetro, que al final se quedaba en setecientos metros, de descenso muy complicado así que llegados a la marca del dieciséis que coincidía con un giro a la derecha que nos metía por terreno más incómodo nos preparamos para afrontar lo que al final sería la última dificultad seria del día. Después de un inicio más o menos sencillo, de golpe nos encontramos con un tramo muy complicado que nos obligaba a bajar con sumo cuidado, evidentemente sin poder correr, y tratando de no ser víctimas de alguna caída. La verdad es que en este primer tramo de descenso, corto pero difícil, quizá sería conveniente colocar alguna cuerda que permitiese ayudarnos de ella pero en cualquier caso al final el mismo desembocaba en un segundo tramo de descenso, de esos de piedra suelta, en el que a pesar de ir zigzagueando tienes que intentar no acelerarte y en el que a pesar de la precaución tuve la "suerte" de besar el suelo. Bueno, más que besar fue otra parte de mi cuerpo la que tuvo el honor de probar la dureza del terrenos de Tuéjar después de un resbalón provocado seguramente por un exceso de confianza que me animó a intentar trotar un poquito con el resultado de un pequeño incidente que, aún hoy, tiene mis posaderas resentidas. De todas formas la caída fue de esas con rebote porque sin saber cómo me vi de nuevo corriendo sin un momento de pausa como da buena muestra este última foto tomada poco después de la caída (y en la que a pesar de todo mantengo la compostura y la sonrisa). Bien, finalizado el tramo de piedra suelta todavía quedaba un último tramo, de menor dificultad pero que seguía poniendo a prueba las piernas y el espíritu de los corredores. Al final alcanzábamos el camping y con ello de nuevo a correr por una pista que nos dejaría poco después en el Azud del Tuéjar por el que ya habíamos pasado al principio de la carrera y que ahora nos alegraba los últimos momentos de carrera rodeándonos de agua por doquier y refrescando a su manera el ambiente ahora que ya el calor empezaba a dejarse sentir. Sobrepasado este punto ya solamente quedaba disfrutar de los dos últimos kilómetros de carrera, un agradable paseo por la ribera del río que nos dejaría a las puertas del pueblo el cual alcanzamos por el mismo lugar que un par de horas antes había sido testigo de nuestra partida.
Y así llegamos al final; nunca se agradece suficiente a la gente que espera nuestra llegada, dándonos ánimos en esos momentos en los que las fuerzas empiezan a ser escasas aunque el ánimo se recupera ante el sonido de la megafonía de meta y la visión del arco que desde el primer momento ha sido el objetivo buscado. El caso es que después de poco más de dos horas y veinte minutos de agradable sufrimiento, de 22.700 metros de recorrido, y de 1.400 metros de desnivel acumulado, la mitad de ellos positivo, cruzaba el arco de meta (mucho menos sobrado de lo que dijo Emilio) pero contento por poder añadir otra muesca en forma de carrera finalizada a mi historia de, hasta el momento, cuatro años y medio de corredor, popular donde los haya, repletos de grandes satisfacciones. Como siempre, agradecer a la organización y, sobre todo, a los voluntarios y a un pueblo volcado en su carrera, por todo el cariño con que nos reciben. Felicitar a los ganadores, Juan María Jiménez, del Runnersworld Valencia, y Alicia Hernández, del Iron Trial Women Evasion (si mal no recuerdo, las Anxoitas).
Permitidme en esta ocasión una felicitación especial a Emilio Illueca: tú sí que eres un crack!!. No olvides nunca que mientras las cosas se hagan con la ilusión que tu pones no se podrá reprochar nada. Gracias por todo y por permitirnos disfrutar, un domingo más, de nuestra pasión. Ale, os dejo hasta la próxima con los habituales enlaces
Perfil de la prueba |
5 comentarios:
Felicidades! gran carrera, con culetazo incluido, pero lo mejor es verte seguir con esa sonrisa, menudo campeón! a seguir disfrutando y a ver si este verano no nos llevamos más sustos con el fuego, siempre es terrible que perdamos este gran patrimonio
Hola Tinyo
Ya me contarás como haces para poder sonreir corriendo después de llevar un montón de kilómetros a la espalda, aún quedan fuerzas para eso???
Un saludo
Jose
TROTASENDES BENICALAP
Celina, muchas gracias por tu visita y tus palabras. Y no hablemos de campeones, ¿vale?.
José, gracias por una nueva visita. La clave de esto está precisamente en disfrutar y poder sonreir.
Una gran carrera, crónica y denuncia de los piromanos. Esperemos que los Serranos no se quemen más.
Saludos
Gracias Ramón, esperemos que los incendios se extingan SIEMPRE antes de iniciarse. Desgraciadamente ahora le toca a la Safor y esto es un sinfin.
Gracias por tu visita y saludos
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