Cartel de la quinta edición de esta carrera |
Josep Pasqual Tirado, Tombatossals
"Tombatossals" es el título de la novela del escritor castellonense Josep Pasqual Tirado que tiene como protagonista a un gigante mítico llamado Tombatossals. En torno a dicho personeje giran cierto número de leyendas, las cuales se han convertido en un referente popular de la mitología castellonense, hasta el punto que está presente en multitud de ocasiones durante sus Fiestas de la Magdalena e incluso tiene dedicada una escultura gigante en la Avenida de Lledó de la capital de la Plana.
Es Tombatossals un gigante bueno que con la ayuda de sus amigos hace posible la fundación de la ciudad de Castellón de la Plana. Nace fruto del amor entre la Penyeta Roja y el Tossal Gros durante una fuerte tempestad provocada por Bufanúvols a petición del segundo. En aquella tempestad todos los vientos, excepto la Tramuntana por alocada y peligrosa, fueron convocados y se arremolinaron en el cielo descargando una tempestad que arrastró una gran cantidad de piedras montaña abajo, hacia el valle que les separaba. Del montón de piedras se levanta, con los primeros rayos de sol, su querido hijo Tombatossals que, como su nombre indica, tenía la fuerza suficiente para levantar o tumbar las montañas.
Un momento de la carrera |
Con bastante tiempo me presento en las pistas de Penyeta para cumplir con el protocolo de recogida de dorsales y de los primeros cambios de impresiones con amigos y conocidos de este mundillo que por allí se han acercado dispuestos a dar buena cuenta de los veintiún kilómetros con los que nos obsequian los componentes del Running Castelló. En esta ocasión son muchos los que andan por aquí así que me temo que alguno me dejaría por lo que casi que dejaré de lado el nombrarlos con una única excepción: Takito y su nuevo bañador que, como ya le dije, "cantaba poco".
El caso es que, entre bromas y algo de calentamiento nos plantamos en el momento de la salida así que nos situamos en una zona intermedia de la multitud con el ánimo de disfrutar de una agradable mañana, ideal para practicar este deporte que tanto me gusta, de sufrir un rato entre ese disfrute con un recorrido que, un año más me sorprenderá con una dureza que nunca espero con tanta intensidad, y con un único objetivo marcado como es el de salir a ritmo medio, sin forzar demasiado y aprovechar el recorrido para hacer una buena rodada que me permita seguir afinando mi estado de forma de cara a retos que, aunque parecen lejanos, se acercan a pasos agigantados.
Y llegado el momento, en compañía de Albert y de Teo, arranca la prueba con una primera vuelta a las pistas de Penyeta para enseguida salir de ellas e iniciar un primer kilómetro que nos llevará en un continuado descenso hasta el puente de Penyeta donde nos desviamos a la derecha para acercarnos a la primera subida del día. Este primer kilómetro, como siempre, lo utilizo para buscar mi sitio en la carrera y empezar a coger sensaciones, de manera que al acabar el mismo (en 4.23) ya se puede decir que ambas cosas las he conseguido. A partir de este momento el recorrido paralelo a la autopista nos lleva a cruzar un barranco donde se forma un pequeño y único tapón para poco después girar nuevamente a la derecha e iniciar al principio por asfalto, para enseguida iniciar el recorrido por sendas y pistas, esa primera subida antes anunciada, al final de la cual se encuentra la meta volante. Al iniciar el ascenso, después de un segundo kilómetro que paso en 5.28 a pesar de ese ligero tapón, intento regular mi carrera al objeto de subir cómodo de pulsaciones así que bajo el ritmo e impongo una marcheta que intentaré alargar lo más posible. Sin embargo al final me toca desistir y comienzo a caminar durante ese tercer kilómetro que seguramente encierra lo más duro de este primer ascenso. Pasado lo más duro empiezo a alternar tramos de trote con otros de "andada" y, así, poco a poco y sin agobios llego al final de la subida, situada un poco más allá del kilómetro cuatro por donde transito en torno a los veintisiete minutos de carrera.
Se inicia aquí un largo tramo en su mayor parte de descenso que nos llevará hasta el kilómetro siete y medio y que realizo a un ritmo cómodo, en torno a 5.20 el kilómetro, regulando el esfuerzo y en compañía al principio del mismo del amigo Iban, del CxM, que siempre que coincidimos me trae a la mente esa maravillosa MiM del 2010. Alcanzado ya ese punto del siete y medio se inicia un segundo ascenso que aunque corto es muy intenso y que nuevamente me tomo con calma. Esta subida nos lleva hasta más allá del ocho iniciándose aquí una bajada que sin ser especialmente técnica sí que se me atraganta un poco, entre otras cosas porque el dichoso dedo del pié empieza a dejarse notar. Afortunadamente esta bajada deja paso a otro tramo mucho más sencillo y corredor que nos llevará a las puertas del kilómetro diez y, con ello, al inicio de la siguiente subida. En esta ocasión me la toma con bastante, quizá demasiada, calma y poco a poco voy dando cuenta de sus rampas. Lo cierto es que a estas alturas de carrera mis piernas ya han empezado a dar síntomas de cierto cansancio, producto seguramente del intenso tute que llevo estas semanas. Pese a ello sigo muy bien de ánimos y la cabeza me empuja a seguir hacia arriba. Al llegar arriba toca volver a ponerse las pilas y prepararse para afrontar un tramo de algo más de dos kilómetros donde toca correr así que me pongo a ello y con un breve descanso para hidratarme en el tercer control del día doy buena cuenta del tramo y, casi sin quererlo me planto en el kilómetro catorce y, con ello, en el inicio de la ascensión al Tossal Gros, ese coloso, padre de Tombatossals....
Al inicio de este tramo me alcanza Eva con quien pudimos compartir muy buenos y emotivos momentos en la Course de Fiances allá por el mes de agosto y con ella como referencia afrontaré las rampas del Tossal Gros. La verdad es que esta subida se me hace bastante menos pesada de lo esperado y casi sin darme cuenta me encuentro arriba del todo con la misma sensación de cansancio muscular descrita antes pero con buen ánimo para afrontar lo que resta de carrera.
Y lo que queda siempre acaba por engañarme, y más en esta edición en la que ha cambiado el acceso al depósito que ya dará paso a la bajada final. Esta vez nos espera una subida adicional, después una breve bajada, subida cortita pero que se hace notar a estas alturas de carrera. Al acabar la misma nos plantamos en el kilómetro diecisiete y es aquí donde retomamos la subida al depósito, suave pero que también pica después de dos horas de esfuerzo. En este punto nuevamente los recuerdos me asaltan... el año pasado por esta zona se encontraba la inolvidable Irene, siguiendo la carrera después de su hazaña del GR10, y regalando su sonrisa y sus ánimos a todos los que por allí pasamos. La verdad es que al alcanzar el punto donde se encontraba la emoción volvía a hacer acto de aparición y las lágrimas estuvieron a punto de hacer aparición pero desgraciadamente la vida sigue y también la carrera así que con ese recuerdo permanente me dispuse a afrontar el último tramo de la carrera. La bajada empieza siendo complicada (aún recuerdo el esguince de Julia el año pasado en este punto) pero enseguida desemboca en una pista y, más tarde, en la senda que nos llevará de vuelta a Penyeta, este año sin la temida vuelta final ya que alcanzadas las pistas se entra directamente en ellas y a dar la dichosa vuelta final que siempre se hace durilla. Este año me encuentro con la sorpresa de encontrar en mitad de la misma al amigo Fernando García y a Kinetads (gracias por los ánimos chicos). Bueno, al final entrada en meta en un tiempo de 2.30.35. La verdad es que inicialmente me hubiera gustado bajar un poquito ese tiempo pero después de todo, a la vista del recorrido, y teniendo en cuenta que es me mejor marca en tres participaciones, tampoco está tan mal. Además las sensaciones siguen siendo positivas y la carga de trabajo tampoco permite demasiadas alegrías en estos momentos (llegarán tiempos mejores).
El bonito detalle del regalo de la bolsa en sustitución de la consabida camiseta ponía el broche de oro, junto con ese pedazo de bocadillo, a una magnífica organización de los chicos del Running Castelló, algo que a fuerza de repetirse parece que se da por sabido pero, bueno, el empeño de esta gente merece mi pequeño homenaje. Lástima que tampoco tuviera demasiado tiempo para compartir con la gente y para disfrutar del radiante sol que brillaba en Castellón. En fin, una nueva experiencia por montaña y ahora a volver a centrarse en el asfalto: las próximas citas serán la Galápagos del CrM de Valencia, la Mitja de la Vall de Sego, el 10k H2O y, como verdadera prueba de fuego, la Media de Benicàssim donde espero poder salir a ver mi estado de forma para ese momento como verdadero test de cara a Roma.
Pero todo eso serán otras historias; de momento os dejo con los habituales enlaces a los tracks.
Por detrás de Eva en la cima de Tombatossals |
Y lo que queda siempre acaba por engañarme, y más en esta edición en la que ha cambiado el acceso al depósito que ya dará paso a la bajada final. Esta vez nos espera una subida adicional, después una breve bajada, subida cortita pero que se hace notar a estas alturas de carrera. Al acabar la misma nos plantamos en el kilómetro diecisiete y es aquí donde retomamos la subida al depósito, suave pero que también pica después de dos horas de esfuerzo. En este punto nuevamente los recuerdos me asaltan... el año pasado por esta zona se encontraba la inolvidable Irene, siguiendo la carrera después de su hazaña del GR10, y regalando su sonrisa y sus ánimos a todos los que por allí pasamos. La verdad es que al alcanzar el punto donde se encontraba la emoción volvía a hacer acto de aparición y las lágrimas estuvieron a punto de hacer aparición pero desgraciadamente la vida sigue y también la carrera así que con ese recuerdo permanente me dispuse a afrontar el último tramo de la carrera. La bajada empieza siendo complicada (aún recuerdo el esguince de Julia el año pasado en este punto) pero enseguida desemboca en una pista y, más tarde, en la senda que nos llevará de vuelta a Penyeta, este año sin la temida vuelta final ya que alcanzadas las pistas se entra directamente en ellas y a dar la dichosa vuelta final que siempre se hace durilla. Este año me encuentro con la sorpresa de encontrar en mitad de la misma al amigo Fernando García y a Kinetads (gracias por los ánimos chicos). Bueno, al final entrada en meta en un tiempo de 2.30.35. La verdad es que inicialmente me hubiera gustado bajar un poquito ese tiempo pero después de todo, a la vista del recorrido, y teniendo en cuenta que es me mejor marca en tres participaciones, tampoco está tan mal. Además las sensaciones siguen siendo positivas y la carga de trabajo tampoco permite demasiadas alegrías en estos momentos (llegarán tiempos mejores).
El bonito detalle del regalo de la bolsa en sustitución de la consabida camiseta ponía el broche de oro, junto con ese pedazo de bocadillo, a una magnífica organización de los chicos del Running Castelló, algo que a fuerza de repetirse parece que se da por sabido pero, bueno, el empeño de esta gente merece mi pequeño homenaje. Lástima que tampoco tuviera demasiado tiempo para compartir con la gente y para disfrutar del radiante sol que brillaba en Castellón. En fin, una nueva experiencia por montaña y ahora a volver a centrarse en el asfalto: las próximas citas serán la Galápagos del CrM de Valencia, la Mitja de la Vall de Sego, el 10k H2O y, como verdadera prueba de fuego, la Media de Benicàssim donde espero poder salir a ver mi estado de forma para ese momento como verdadero test de cara a Roma.
Pero todo eso serán otras historias; de momento os dejo con los habituales enlaces a los tracks.
El perfil de un recorrido rompepiernas y más exigente de lo que parece |
2 comentarios:
Como siempre una gran cronica. Enhorabona !!!!
Roberto!, eres incombustible
Animo y a por la próxima
Saludos
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