domingo, 24 de junio de 2012

IV Cursa x Muntanya Almenara Xtrem; lógico final para una semana de locos

Cartel de la carrera

Después de la aventura por tierras de Tuéjar llegaba un periodo de quince días en el que las carreras desaparecían de la planificación y, en principio, tocaba apretarse y meter calidad en los entrenamientos. Sin embargo las cosas ha sido muy diferentes a lo que tenía planificado; diversos factores se aliaban para que estos días hayan sido más que complicados. Días muy duros en el trabajo que han hecho que la motivación en general, y particularmente para entrenar, haya sido más bien baja lo que me hallevado a cambiar los planes y sustituir esa calidad prevista por cantidad, intentando acumular kilómetros a ritmos suaves para no perder demasiado del trabajo ya realizado. Si a eso le sumamos una alimentación poco adecuada en regularidad y calidad de la misma, el calor que ya empieza a apretar y que complica los entrenamientos a mediodía hasta que el cuerpo se aclimate a las nuevas condiciones y, para rematar, que las piernas y la cabeza empiezan a notar lo cargado de la temporada y sigun mandando mensajes en la dirección de parar y descansar durante unas semanas, el resultado no puede ser demasiado alentador. Sin embargo la ilusión sigue por ahí por lo que después de mucho darle vueltas sigo con la intención de no parar hasta la segunda quincena de julio para entrar en agosto con las pilas cargadas y empezar a preparar esos retos que de cara a final de año rondan por mi cabeza. Y con esa intención, después de un sábado en el que se juntó una rodada de casi noventa minutos por el río (a ritmos suaves, sí, pero casi hora y media) que tuve que improvisar para sustituir la rodada prevista por la Calderona, y una fiesta de cumpleaños de esas que sabes que acabará complicándose, para el domingo tocaba nuevamente ponerse un dorsal y sentir ese gusanillo que todavía hoy, después de cerca de doscientas carreras desde finales del 2007, se deja notar a la hora de vivir el ambiente de cada una de las carreras en las que vamos participando. Para el domingo tocaba conocer las montañas de Almenara y su Cursa x Muntanya Almenara Xtreme, prueba en la que a pesar de ya la cuarta edición y estar cerquita de casa todavía no había tenido ocasión de participar.

El término Almenara proviene del árabe (al-manara), "faro", a su vez derivado de  (nar), "fuego". El nombre hace referencia a las torres árabes situadas en el cerro del Castillo, desde las que se encendían fuegos como señal de aviso. Los testimonios más antiguo del término de Almenara consisten en unos hallazgos líticos del Estany Gran, fechados en el epipaleolítico, así como de unos dólmenes y un posible menhir del eneol´ítico. Hay un poblado de la Edad de Bronce en la Montaña Blanca, y pequeños restos en la Corona y el Abric de les Cinc. En la zona que ocupa el actual castillo se han hallado un poblado y necrópolis ibéricos, bastante destruidos por las construcciones posteriores. Hay, asimismo, restos de una intensa romanización, ligada a la vecina Sagunto y que atestiguan el yacimiento del Punt del Cid y los restos de un embarcadero que han aparecido en los marjales costeroos. Se conocen, además, dieciocho lápidas romanas, algunos tramos de caminos y los restos de una villa y una torre en las cercanias de los estanys.


Así, después de una larga fiesta de cumpleaños el sábado y de no haber podido pegar ojo en toda la noche por culpa de un agobiante bochorno, a las seis y media ya estaba el despertador recordándome que tocaba ponerse en pie, preparar los trastos, "recoger" a Rubén y poner rumbo a Almenara. En poco menos de media hora ya estábamos allí dispuestos a saludar a conocidos que por allí se citaban (al margen de la invasión de los Groc Men, algunos camuflados en esta ocasión, Rafael que cumplía 64 añazos, ¡pedazo de campeón!, Alfonso que pese a la salida de la Calderona del día antes andaba por allí, Luciano, Sofía, también de incógnito). Recogido el dorsal ya solamente quedaba esperar a que llegase el momento de la salida (una de las pocas cosas a mejorar porque eso del silbato no acabó de funcionar) y ponerse a correr un rato. El absoluto desconocimiento de lo que nos esperaba iba cambiando minuto a minuto porque los compañeros allí presentes ya iban dejando claro que nos esperaba una carrera dura a pesar de que las montañas que por allí podíamos ver no parecían indicar eso. Las perspectivas para la carrera no eran demasiado halagüeñas así que el objetivo era, ni más ni menos, que acabar de la mejor manera posible y disfrutar todo lo que se pudiese. El caso es que a la hora prevista, más o menos, se dio la salida y después de un primer intento en el que los allí presentes parecimos no darnos por aludidos, a la segunda fue la vencida y, como siempre digo, todos a correr como locos. En esta ocasión ya desde el principio la carrera picaba hacia arriba, de manera que el callejeo previo a la senda de subida al castillo ya iba dejando huella en las piernas. En cualquier caso, aunque con tranquilidad, estos primeros tramos los cubrí sin demasiados agobios y enseguida llegamos al inicio de la subida al castillo.

Castillo de Almenara
El castillo de Almenara es una fortaleza musulmana del siglo X, construida sobre restos romanos, que se localiza en una colina que domina el núcleo urbano de la ciudad a la que da nombre.  El topónimo de Al-manara, faro o atalaya, indica la posible función de este lugar estratégico en la frontera entre los estados de taifas de Valencia y Tortosa. Desde el castillo se controlaba el paso de la costa entre Castellón y Valencia así como la ruta interior que comunicaba con Aragón. La fortaleza, que aparece citada en el Cantar del Mio Cid, se desarrolla longitudinalmente sobre la colina escarpada. De planta irregular dispersa, constaba de tres recintos, con el castillo en la parte alta y dos torres aisladas (Bivalcadim y Bergamuza) situadas en los extremos. En la parte anterior al castillose situaba el albácar donde se encontraban el aljibe y la mezquita. Si bien se encuentra en ruinas, se conserva parte del recinto exterior al noreste, con defensas dispuestas escalonadamente, así como restos de edificaciones en la parte sur.

Empezaba aquí una subida que nos llevaría prácticamente hasta el kilómetro tres en la que después de pasar por una de las dos torres que flanquean el castillo llegaríamos hasta la parte principal del mismo. A pesar de que había algún tramo de reposo se trata de una subida que no deja demasiado respiro a pesar de no ser especialmente dura y en la que, dado lo estrecho de la senda, íbamos "sufriendo" pequeños tapones que nos hacían parar. En otras condiciones seguramente hubiera intentado pasar y adelantar, evitando los mismos, pero en esta ocasión, a pesar de los pocos metros recorridos, ya las sensaciones eran malas, con las piernas cansadas, mucho calor y cierta sensación de ahogo que achacaré a los excesos de la tarde anterior. En esas condiciones fuimos dando cuenta de la subida y después de sobrepasar el castillo empezábamos una de las innumerables bajadas a las que tuvimos que enfrentarnos, en esta ocasión de cerca de quinientos metros, y que no eran precisamente de esas que te permiten relajarte, antes al contrario. En pleno descenso llegó el primer aviso del cacharro, kilómetro tres en 26.59 que ya lo dice todo. Para este momento yo ya me había hecho a la idea, más teniendo en cuenta que todos los avisos iban en la dirección de que lo duro llegaba más tarde, de que iba a ser más una salida senderista que una carrera. En cualquier caso, fuimos bajando al trote, con mucho cuidado porque las piernas no me inspiraban confianza, sobrepasamos la segunda de las torres y a partir de ahí nos dirigimos a cruzar la AP-7 para enfrentarnos a la "Montaña del Cid".

El Punto del Cid se halla en el término municipal de Almenara, sobre una elevación del mismo nombre en la zona de L'Estany. En él se llevan a cabo actualmente investigaciones arqueológicas. Frecuentemente es asociado con las ruinas de un antiguo asentamiento romano que también cumplía funciones militares y que posiblemente fuera utilizado también por los visigodos, relacionado en todo caso con la vigilancia de la Vía Augusta y la defensa del litoral costero. Sin embargo, los restos que han llegado a nosotros son indudablemente medievales. Se trataba de un gran recinto amurallado, orientado hacia el sur y reforzado por numerosas torres. La tradición cuenta que este lugar fue tomado por El Cid en su marcha hacia Valencia, de ahí su nombre, aunque históricamente ese hecho de armas debió producirse en el Castillo de Almenara.

Cortesía de Laura, toda una crack de este mundo
Quizá estemos ante el único momento de la carrera (hasta llegar al mismo punto en sentido contrario ya llegando a meta) que daba un pequeño respiro. Un pequeño tramo asfaltado que aproveché para tratar de recuperar sensaciones y darme ánimos de cara a lo que ya temía iba a ser una pequeña gran encerrona. Finalizado este pequeño tramo, en torno al kilómetro cuatro y medio dimos cuenta del cortafuegos que nos iba a dejar al otro lado de la loma y de ahí, después de descender por el otro lado llegar al pié de la Montaña del Cid. Una vez allí lo primero que nos encontramos fue una inscripción en una roca que decía algo así como que si Anibal pudo cruzar los Alpes porqué no íbamos nosotros a vencer esta montaña (lamento no recordar la cita original porque me pareció curiosa y, al tiempo, admonitoria de lo que nos íbamos a encontrar). El caso es que la primera rampa que nos introducía en la montaña ya era durilla pero es que una finalizada ésta daba comiendo un sinfín de "subiditas", bajadas técnicas y un zigzagueo continuado que desde luego no invitaban a coger un buen ritmo. En este tramo en que nos enfrentamos a la montaña llegó un momento en el que uno se perdía y no tenía ni idea de dónde andaba (aprovecho el comentario para felicitar a la organización por un marcaje impecable y por un exhaustivo control de pase cada pocos kilómetros que pretendían, imagino, evitar los problemas de la primera edición donde los tramposos parecieron campar a sus anchas y las pérdidas fueron elemento común de muchos corredores. Acompañado por gente de "Los Lastres" y de "Los Coyotes" fuimos dando cuenta de las continuadas trampas que la montaña nos iba poniendo de manera que a final conseguimos llegar al final del laberinto que nos dejaba en pleno Marjal de Almenara. En este punto ya había dado cuenta de dos parciales más (26.37 y 40.43 que lo dicen todo). De hecho en alguno de los tramos de esta zona iba de traspiés en traspiés ya que las piernas no parecían acabar de responder a los órdenes que recibían. 

Marjal de los Ullals: se trata de un humedal que ocupa una franja de 1.486,76 ha paralela a la costa mediterránea repartida en los municipios de Almenara, Moncofa, Chilches, La Llosa, Cuartell, Benavites y Sagunto. Buena parte de estos marjales han sido ocupados por el cultivo de cítricos y urbanizaciones, lo que, junto con la desecación, ha disminuido considerablemente su extensión desde principios del siglo XIX. Entre la flora cabe destacar el endemismo exclusivamente valenciano Thalictrum maritimum, y como especie amenazada en la Comunidad Valenciana el nenúfar blanco (Nymphaea alba). En cuanto a fauna, es una de las áreas más importantes de la Comunidad Valenciana, con más de 300 especies de vertebrados (muchas de ellas amenazadas a nivel autonómico, estatal, e incluso internacional) correspondiendo 7 especies a peces, 4 a anfibios, 15 a reptiles, 254 a aves y 26 a mamíferos. Este humedal destaca especialmente por ser una localidad de gran importancia para la nidificación, migraciones e invernada de las aves acuáticas y marinas, habiéndose censado durante el invierno hasta más de 20.000 individuos pertenecientes a diversos grupos. Entre los reptiles destaca la presencia del galápago europeo y del galápago leproso, éste ya prácticamente desaparecido. Dentro del Catálogo de Zonas Húmedas de la Generalidad Valenciana pertenece al grupo llamado albuferas y marjales litorales.

Finalizado el suplicio de la Montaña del Cid nos esperaba un agradable aunque corto paseo por la Marjal de Almenara. A través de pistas corredoras, otro de los pocos tramos que daban respiro, y a pesar del calor que ya apretaba de valent, pudimos disfrutar de un maravilloso paisaje húmedo de los pocos que quedan en esta zona. En este tramo volví a alcanzar a los dos compañeros coyotes que me habían dejado atrás en el último descenso y después de alcanzar la parte final de la Marjal nos aprestamos a dar buena cuenta de los últimos kilómetros de carrera, que volverían a ser de nuevo "pestosos". En estos momentos todos los voluntarios que te encontrabas te iban diciendo que solamente quedaba volver a subir y bajar el cortafuegos del principio pero la verdad es que alcanzado el kilómetro once volvía a empezar esa sucesión de subidas, algunas más duras y otras menos, y bajadas, todas técnicas que impedían de nuevo poder coger un ritmo cómodo. En el doce recibí con alegría el remojón de una manguera allí dispuesta para aliviar el calor que apretaba y a partir de ese punto esperando en todo momento la llegada del cortafuegos. Alcanzamos aquí el cuarto parcial en 23.02 y alrededor del kilómetro trece y medio iniciamos el último ascenso del día, el esperado cortafuegos, seguido por la consiguiente bajada que nos dejaba de nuevo en ese tramo anterior de asfalto que, ahora sí, nos llevaría hasta el pueblo donde, después de un pequeño descenso nos plantábamos en meta ligeramente recuperado (creo que al final fue donde mejores sensaciones encontré) y un tiempo más que siginificativo de 2.27.59 para apenas quince kilómetros y medio.

En fin, poco más se puede decir respecto de la carrera que calificarla como una pequeña gran encerrona, plagada de trampas y en la que, como era mi caso, si no llegas en buenas condiciones acabas pagándolo caro. Pese a ello, o a lo mejor por eso, quiero dar mi más sincera enhorabuena a la gente de la organización porque creo que en un recorrido muy complicado de controlar dieron un ejemplo de cómo marcar una carrera y de cómo controlar la misma. Otro de los pequeños peros a poner sería la falta de isotónica en los avituallamientos que dado el calor de esta época del año quizá sería conveniente. En cuanto a la hora de inicio creo que hay otros factores que deben influir a la hora de marcar el inicio de la carrera que el calor así que no entraré a valorar el horario de inicio (todos nosotros sabemos a qué hora empezaba la carrera y si decidimos acudir lo hicimos con todas las consecuencias).
En fin, creo que hasta aquí hemos llegado. Felicitar a Ramón y Sofía por sus victorias y ahora ya a pensar en la siguiente que será el próximo sábado en Benassal. Mientras os dejo los habituales enlaces...



Perfil de la carrera

4 comentarios:

Alfonso dijo...

Pedazo de crónica! Te superas cada vez.
Menudo infierno ayer en Almenara. A mí me pesó tanto el mal estado de forma actual, como los 18 km del día antes por la Calderona, como el calor que hizo.
Tampoco recuerdo exactamente lo que decía aquel cartel, pero me hizo gracia cuando lo ví...al rato la gracia ya despareció y se convirtió en sufrimiento jeje.
A ver si este Domingo en Ludiente se me da mejor.
Un saludo y nos vemos en la próxima

Tinyo dijo...

Alfonso, gracias por la visita. Sí se hizo dura, sí.
Por cierto, cuidadín por Ludiente que mis referencias son de cuidado. Yo estaré por Benassal el sábado y si las fuerzas acompañan por la tarde quiero correr la Volta a Peu de Godella. Ya que a veces entreno por allí me apetece hacerla.
Saludos y a ver cuando hacemos la salida que quedó pendiente el sábado.

Jose dijo...

Hola Tinyo
Ni siquiera con estos calores haces un stop en las carreras??

Esto es verdadero amor por el deporte...

Un abrazo
Jose
TROTASENDES BENICALAP

Tinyo dijo...

Hola Jose
La verdad es que el calor empieza a ser sofocante pero aún y así no se me ocurre mejor manera de completar un fin de semana que un "paseíto" por alguna montaña .
Saludos y gracias por la visita