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Cartel de la prueba |
Decíamos ayer que la historia quedaba en un momento de ánimo bajo y con más sombras que luces en el horizonte. Pese a ello la semana que ha transcurrido desde la última entrada, esa que acabó con la renuncia a mi querido Bartolo, no ha sido mala del todo, antes al contrario, y a pesar de que las cosas no están ni mucho menos resueltas parece que como suele ocurrir las novedades van asimilándose y poquito a poquito uno se va haciendo a la situación. Ha sido una semana intensa en lo laboral y en lo personal, aspectos que en estos momentos se entrelazan de manera muy fuerte; en ambos casos tocaba hacer un análisis de la situación y empezar a tomar decisiones que me permitiesen afrontar las cosas con otro ánimo. Parece que después de la reflexión las cosas se ven desde otra perspectiva; siguen tan difíciles como estaban pero me encuentro más dispuesto a afrontarlas de manera más positiva. Por lo pronto esta semana que ha acabado me ha servido para tranquilizarme bastante y, con ello, para volver a disfrutar corriendo. Sigo en la fase de hacer salidas tranquilas, sin más expectativas que las de rodar y acumular kilómetros, pero aún con todo, y a pesar del cansancio acumulado, físico y psicológico, a lo largo de estos días he conseguido sacar adelante un par de sesiones de esas que te dejan satisfecho. Si a ello le unimos el firme propósito de, a partir de hoy mismo, volver a centrarme en conseguir una alimentación equilibrada y acorde a mis necesidades, no dejándome arrastrar por la desidia que al final te lleva a comer cualquier cosa y de cualquier manera, creo que en el supuesto caso de conseguirlo habré puesto una segunda piedra en el proceso de reconstrucción de una situación personal que no hace mucho contemplaba de manera optimista las cosas.
Al final la semana en lo estrictamente deportivo se saldaba con casi cuarenta y seis kilómetros de rodadas tranquilas y sin agobios entre los cuales, como ya he dicho anteriormente, se incluían un par de salidas de algo más de una hora en las que el ritmo había sido muy alentador y ayudaba a coger moral de cara a lo que está por venir. Y esto hasta el sábado porque el domingo tocaba viajar hasta la Sierra de Irta a dar buena cuenta de una nueva carrera de las tantas que han surgido este año 2012 (parece que para esto no hay crisis, afortunadamente), la I Pujà a Santa Llúcia. Recuerdo como a principios de 2009 pude disfrutar de las maravillosas vistas que nos ofrece la Ermita de Santa Llúcia en una salida que montó el amigo Pipe para pegarnos un buen atracón de montaña y del otro que nos llevó hasta Peñíscola y cuya primera subida era la de Santa Llúcia. Ese recuerdo hizo que desde el primer momento en el que conocí de esta carrera me hiciese ilusión repetir la subida y hasta allí que nos fuimos. A pesar de que la pernocta fue en esta ocasión en Benicàssim, a pocos kilómetros de Alcossebre, el hecho de que la carrera saliese a las siete y media me obligó a pegarme un buen madrugón así que a eso de las siete menos veinte, previa excursión por Alcossebre para encontrar la zona de salida (quizá sea uno de los aspectos a mejorar), me encontraba en la zona de salida a cumplir con el trámite de recogida de dorsal y a empezar a preparar todo para iniciar la nueva aventura. A la vista del perfil, que ya desde el inicio picaba hacia arriba intenté hacer un ligero calentamiento que me permitiese no salir del todo frío y poder afrontar con mejor disposición la primera parte del recorrido. Entre medias, como siempre, saludos por doquier, en esta ocasión alguno menos de lo habitual y a empezar a empaparnos del ambiente de la carrera. Y al final a la hora prevista más cinco minutos de retraso, con la imponente vista de Santa Llúcia al fondo, en lo alto de la montaña, retándonos a más de trescientos corredores se dio la salida de la carrera.
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Ermita de Santa Llúcia i Sant Benet |
La ermita de Santa Llúcia se sitúa a 312 m sobre el nivel del mar, en la que se conoce como montaña de Sant Benet. Data de finales del siglo XVII y presenta una estructura simple con una nave de vuelta de cañón y contrafuertes. Es de estilo barroco valenciano. La parte posterior de la ermita pudo ser una torre más de la red de torres de vigilancia costera que funcionaban en los siglos XV-XVI; de hecho, desde este punto se se avistan perfectamente las islas Columbretes, el Prat de Cabanes-Torreblanca, el Desert de les Palmes, las Agujas de Santa Agueda y en la lejanía, en días claros, el Cabo de San Antonio, en Alicante.
La ermita tiene adosado un edificio, antiguo hostal con habitaciones para los peregrinos, establos para las caballerías y dos pozos en la plaza que daban idea de las romerías que se hacían antiguamente. A la ermita se subía el 11 de junio por Sant Benet, y el 13 de diciembre para Santa Lucía, celebración ésta que continúa vigente y que congrega a fieles de los alrededores, celebrando en su nombre una romería, misa y procesión.
Como ya he anticipado nada más salir la carretera ya se empina para dirigirnos a lo más alto de la montaña de Sant Benet, 312 metros de altitud, donde se ubica la ermita. Inicialmente por asfalto y con una pendiente moderada fuimos dando buena cuenta de estos primeros metros de carrera tratando de "adivinar" las sensaciones que el cuerpo mandaba y de ir cogiendo un ritmo que no me llevase a sufrir más de la cuenta. Como ocurre últimamente la precaución era compañera de viaje y eso me llevaba a ir en modo "reservón" para tratar de ubicarme en un punto en el que sin ir de paseo tampoco fuera con el gancho puesto. Así, poco antes del primer kilómetro el asfalto se convirtió en pista y poco después en senda, dando inicio a la verdadera ascensión a Santa Llúcia. El camino de ascensión no era el que yo conocía y su dureza tampoco tenía nada que ver o, al menos, yo recordaba una subida menos dura. Desde este punto sustituí el correr por el andar y así di cuenta de este segundo kilómetro de ascensión que, así como quien no quiere la cosa, se traducía en un 19% de pendiente media, algo que a la vista de mi estado y de lo pronto que hubo que afrontarlo hizo que la subida fuera más bien mediocre.
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En pleno tránsito hacia el segundo avituallamiento en compañía de los "Macarunners" |
Alcanzada la ermita y sin perder detalle de las vistas a pesar de que el día estaba nublado y no se alcanzaba a disfrutar de las mismas en toda su plenitud, iniciamos el primer tramo verdaderamente corredor de la carrera. Bueno, antes de eso, algún pequeño tapón en la primera parte de la bajada, que sin ser demasiado complicada sí que exigía poner los cinco sentidos en la misma, y sin pretender adelantar a nadie fui bajando en un trayecto que me llevó al kilómetro tres y medio, con un primer paso a diez minutos el kilómetro que creo que deja claro el ritmo de subida a la ermita. Se iniciaba aquí un segundo tramo de carrera que, ahora sí, iba a permitir correr a pesar de que el perfil siempre iba ligeramente en ascenso. Se trata de un tramo de aproximadamente cuatro kilómetros que discurren entre pistas y algún que otro tramo de barranco pero que en líneas generales se deja correr con facilidad. En este punto me acomodé al ritmo de un grupito del Club Macarruning y con ellos siempre como objetivo fuimos dando cuenta de estos kilómetros donde se trataba de correr y poco más. El segundo parcial sonó por aquí, a un ritmo de 5.35 el kilómetro, ritmo en el que iba muy cómodo aunque hay que decir que era algo más rápido porque ese medio kilómetro largo de bajada inicial se hizo lago más lento. En estos cuatro kilómetros el ritmo estaba siempre entre 5.15 y 5.20 y las sensaciones eran bastante buenas. Alcanzado el kilómetro siete y medio se iniciaba la segunda ascensión del día, que nos tenía que llevar hasta prácticamente la Torre Ebrí...
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La Torre Ebrí |
La torre Ebrí está situada a 496 m sobre el nivel del mar, justo en la vertiente de la Serra d'Irta, colindante al Mediterráneo. Su ubicación no responde al puro azar sino más bien al minucioso estudio de la orografía de nuestras costas ya que, por ejemplo, desde aquí y en días claros la vista alcanza hasta el Delta del Ebro.
Fue construida para proteger a la población del desembarco y ataque, por la costa, de los piratas berberiscos y turcos. Es de planta circular, de 5,5 metros de diámetro y 8,5 metros de altura. La planta baja era un espacio para los caballos y la superior una vivienda para los guardias. La puerta de arriba, de acceso exterior por una escalera de mano, está protegido por una ménsula.
La ascensión se iniciaba en un giro a la derecha que nos metía en un pequeño tramo de asfalto al final del cual pude saludar al amigo Vicent Ferrer, en labores de organización y que me informó de cómo era la subida. La verdad es que esta segunda ascensión era bastante más suave que la de la ermita de Santa Llúcia y creo que en otras circunstancias la hubiera podido trotar casi en su totalidad pero llegados a este punto en un agradable grupeto con la gente del Macarruning y unos cuantos compañeros más lo cierto es que me acomodé al ritmo que llevaban, siempre caminando aunque en un ritmo alegre y así fuimos subiendo el tramo de senda, muy agradable por cierto. Hay que reconocer que en todo momento el tiempo nos acompañó, con Lorenzo siempre tapado por las nubes y, aunque la humedad era apreciable, creo que la mañana fue casi perfecta para correr. Dicho esto, al final llegamos al final de la senda, que no de la subida porque esta desembocaba en un tramo de pista, también ascendente que, previo paso por el control de avituallamiento, me dispuse a hacer ahora sí, corriendo. Antes de ello el tercer parcial, 8.24. Y así alcanzamos el punto más alto de la carrera, allá por el kilómetro diez y medio poco antes de alcanzar la Torre.
A partir de este momento.... a bajar como locos, la mayor parte de la misma por pista y algún que otro tramo de urbanización asfaltado, bajada que con un pequeño respiro, también en bajada pero por senda un poquito técnico pero muy corto nos iba a llevar hasta Alcossebre pueblo de nuevo. La bajada la inicié con calma, tratando de no acelerarme demasiado pero la verdad es que se hizo difícil porque me encontraba bastante bien de piernas y poco a poco fui acelerando el ritmo. Al inicio de la bajada suena la señal del cuarto parcial, 7.06, que incluye el último tramo de subida, en parte caminando y el parón en el avituallamiento, no demasiado largo, la verdad. Pero bueno, como ya he dicho poco a poco me fui haciendo el ánimo en la bajada y ello me llevó a ir adelantando a compañeros que iban quedando atrás. Poco antes del kilómetro quince teníamos el desvío que nos llevaba a ese tramo de senda antes mencionado y que desembocaba en unas antenas y, una vez sobrepasadas éstas nuevamente por pista, en una bajada algo incómoda al principio pero después, ya en el pueblo, por asfalto. En el tramo de senda, antes de las antenas llegaba el parcial del quince, 4.36, ritmo que hacía mucho tiempo del que no disfrutaba. Y una vez en el pueblo tocaba callejear, mayoritariamente en tramos descendentes aunque nos encontramos algún repecho de esos que una vez has acostumbrado las piernas a bajar hacen daño, y algún que otro tramo de llano. Y así alcanzamos la recta de llegada, situada en la misma plaza de la salida y en la que me presentaba una hora y cincuenta y cinco minutos después del inicio.
¿Valoraciones?. A nivel personal, y a pesar de las malas sensaciones durante la subida a Santa Llúcia, acabé muy satisfecho porque en los tramos corredores las piernas respondieron bastante bien y la cabeza todavía mejor. Creo que a la vista de las circunstancias actuales podríamos decir que la marca final es mejor de la que hubiera planteado de haber conocido el recorrido y eso es buena señal. En cuanto a la organización me sorprendió en la charla postcarrera descubrir que hubo problemas de gente que se perdió y que aludían a una mala señalización. En este caso me tengo que referir a eso de que "cuando el río suena...." porque personalmente no tuve problemas en ningún momento con la misma; si bien es cierto que no es que hubiera overbooking de cintas, no lo es menos el que en ningún punto tuve necesidad de más. En cualquier caso comparto las palabras de un compañero en el sentido de que son problemas de bisoñez porque nunca es fácil una primera edición y siempre acaban por quedar ciertos detalles por pulir. Pero dicho esto creo que en líneas generales las cosas estuvieron bien organizadas (a mejorar la señalización de los accesos a meta en coche, creo) y salió una carrera bonita, quizá demasiado corredora en su tramo final pero que combina de manera adecuada los tramos montañeros con otros corredores. Vamos, personalmente la recomiendo.
Y poco más; a ver si esta semana las cosas siguen en la misma línea de la anterior y poco a poco voy recuperando sensaciones antes del parón veraniego que ya está ahí, a la vuelta de la esquina. Si no pasa nada este fin de semana toca desplazarse hasta la Serra d'Engalceran a dar buena cuenta de una bonita y montañera carrera que ya tengo el gusto de conocer. Mientras eso llega, os dejo los habituales enlaces de todas las carreras
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Perfil de la carrera en Wikiloc |