Cartel de la prueba |
Después de casi once meses sin competir por la Senda Negra hace un par de semanas me decidí a inscribirme en la Media Maratón de Alcoi. Las razones fueron varias: el hecho de que mi hermana viva allí con mi cuñado y mis sobrinos, las ganas que tenía de comprobar si los progresos del último mes y medio, las buenas sensaciones, tenían continuidad en algo que se me hace tan cuesta arriba como el asfalto, y, como no, lo que me pareció un atractivo circuito que ya se intuía exigente y agradable al mismo tiempo para volver a disfrutar, o a sufrir no sé, de las carreras de asfalto.
Después de pasar la mañana con la familia y de una comida tempranera y ligera, pasta como no, enseguida tocaba ponerse las pilas y prepararse para correr. Cierto es que la hora era poco habitual, las 16.30, pero en principio tampoco parecía una mala opción aunque quizá con un tiempo más normal habríamos pasado frío. Sin embargo la climatología ha estado con nosotros y la tarde ha sido casi ideal para la práctica del running. En cuanto he dejado el coche y he llegado a la zona de salida ya me he dado cuenta de que el ambiente era espléndido y de que el mismo invitaba a ponerse las pilas y a dar el máximo. Sin embargo por mi cabeza no rondaba esa idea. Después de tanto tiempo sin sufrir por el asfalto insisto en que mi único objetivo era comprobar en un tipo de terreno menos favorable para mi cabeza los progresos de las últimas semanas, saliendo a un ritmo decente pero no excesivamente exigente y tratando en todo momento de correr en función de lo que mis piernas y, especialmente, mi cabeza, pidiesen. En esta ocasión, evidentemente, tanto por la lejanía de la carrera como por el tipo de prueba, pocos han sido los conocidos que me he encontrado; sin embargo me ha hecho ilusión volver a encontrarme con Torko después de Alpuente; por cierto, estás fuerte, muy fuerte.
En fin, llegado el momento, aunque con algo de retraso, se ha dado la salida y, claro, todos a correr. En esta ocasión me había ubicado bastante detrás en la salida (ahora creo que demasiado detrás) y ello ha hecho que me haya costado encontrar el ritmo adecuado; demasiada gente colocada por delante de mí que no era de mi guerra así que me ha tocado armarme de paciencia y, poco a poco, al tiempo que adelantaba a gente, ir encontrando el ritmo deseado.
El circuito ha resultado exigente desde el primer momento con continuos cambios de perfil, ahora subiendo, después bajando, que al final acababan por mermar las fuerzas. Especialmente exigente la primera mitad del recorrido, hasta prácticamente el kilómetro doce que eran siempre con un perfil ascendente. Los primeros cinco kilómetros han transcurrido por las calles de Alcoy y, salvo el cuarto parcial han sido siempre picando hacia arriba. Parciales de 5.09, 4.53, 5.27, 4.57 y 4.57 me han llevado a un parcial al paso del kilómetro cinco de 25.27, algo que en principio me daba bastante ánimo para continuar con buen paso hacia adelante. Las sensaciones hasta este punto eran bastante buenas y las piernas respondían correctamente... la cabeza, de momento, también.
Transcurrido este punto se entraba rápidamente en el tramo de vía verde, que nos iba a llevar aproximadamente hasta el kilómetro 13, siendo todo el tramo hasta el doce de continua subida. Alcanzado el doce volvíamos sobre nuestros pasos, en sentido contrario hasta el punto donde girábamos a la derecha para dejar la vía verde a la altura del polideportivo Francisco Laporta. En este tramo de ascenso han empezado ciertas dudas que me han llevado a perder un poco el ritmo; las piernas seguían bastante fuertes pero como siempre la cabeza iba dando tumbos y no acababa de ayudar en la tarea. Hasta el kilómetro siete he aguantado bien, con parciales de 5.06 y 5.13 pero a partir de ocho he pasado por algún momento de debilidad que se ha notado en los parciales desde este kilómetro al doce. Valgan como ejemplo el tramo del ocho al diez donde he marcado respectivos 5.33, 5.42 y 5.28. En este punto el Garmin se ha descontrolado algo al paso del último túnel y ello ha hecho que se haya "perdido" un kilómetro largo entre el 11 y el 12, tramo que en realidad era entre el doce y el trece y que marcaba el final de la subida y el inicio del largo descenso que nos llevaría hasta el kilómetro 16. En estos supuestos dos kilómetros que, insisto, en realidad son algo más de tres, el parcial ha sido de 16.42. El once ha sido de bastante sufrimiento; sin embargo el último de ascenso me he encontrado mucho mejor, quizás empujado por la cercanía del final de la subida.
El tramo más cómodo de la carrera lo encontrábamos entre los kilómetros doce y diecisiete, metros de claro descenso y que, una vez abandonada la vía verde, nos llevaban de nuevo al casco urbano. En este tramo, pese a que las piernas en un principio parecen haber notado el cambio de perfil, me he encontrado muy entero, siempre sin forzar más de la cuenta, y las piernas enseguida se han adaptado al cambio. Especialmente importante ha sido el cambio que he notado a nivel de coco y que se ha mantenido bastante estable hasta el final. Ha sido, en resumen, un tramo muy provechoso, siempre por debajo del ritmo de cinco minutos el kilómetro y que, además me ha servido para reponer fuerzas.
Poco después de la llegada... la cara dicen que es el reflejo del alma |
A partir del kilómetro 18 la carrera se ha endurecido bastante. El paso por la Alameda, que esta vez no ha sido precisamente un paseo, nos ha dejado un tramo que alternaba momentos de subida, los más, con algún que otro descansillo o, incluso, bajada. Aquí sí que las piernas han empezado a dar muestras de cansancio y sorprendentemente he tirado más de coco que de físico. Sin embargo han sido tres kilómetros con ritmos muy bajos, especialmente el del 18. Llegados al kilómetro veinte, con la aparición de un nuevo descenso las piernas parecen haberse recuperado y el ritmo ha recuperado también alegría. Y ello a pesar de un último repecho, justo antes de la recta final que acababa por dejarte vacío. No obstante ello aún me he permitido el lujo de esprintar la recta final con muy buenas sensaciones hasta que me he encontrado a Leyre con la que, como es de recibo, he hecho la entrada en meta, acompañados en esta ocasión de mi sobrino Jorge (el nombre, siendo de Alcoi, no podía ser otro, ¿no creéis?).
En fin, en este punto solamente quedaba recoger el merecido avituallamiento donde he perdido el dorsal, personalizado en esta ocasión, algo que me ha molestado bastante. Quizá este punto, el del avituallamiento final, ha sido lo peor de la organización porque el atasco era monumental y debería ser un punto a mejorar el año que viene. Por lo demás un notable alto a los organizadores...
En cuanto a mí, satisfecho es la palabra. Volver a disputar una media de asfalto y hacerlo con unas sensaciones tan prometedoras me hacen reafirmarme en que esto marcha por buen camino. Eso es lo importante y lo demás queda en un segundo plano, incluyendo ese 1.49.06 que oficialmente he marcado en meta y que entra dentro de las previsiones iniciales de rodar en ritmos cercanos a los cinco minutos el kilómetro de media. Tanto es así que ya ando pensando en qué media me embarco antes de final de año.
Bueno, os dejo que en un rato tengo que salir a disputar otra aventura; con las piernas seguramente cansadas y con molestias en ese pie que tanto me está fastidiando últimamente, dentro de nada sonará el despertador y saldré rumbo al I Trail Roquette de Benifaió, otra vez mi querida montaña. Pero eso formará parte de otra historia que os contaré en la siguiente entrada. De momento os dejo con los habituales enlaces al Garmin y Wikiloc que en esta ocasión ya os he dicho que no son del todo fiables.
2 comentarios:
Enhorabuena Roberto. Buen tiempo, teniendo en cuenta lo exigente del perfil y que tienes otra dura carrera al día siguiente. A por la siguiente.
Gracias Fernando, la tuya sí que fue una carrera notable. A ver si coincidimos pronto. Un abrazo
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