viernes, 22 de julio de 2011

Galarleiz 2011; buenas sensaciones

Dos años después tocaba volver a vivir la experiencia de la Galarleiz, carrera que se celebra entre San Pelayo (BU) donde se sitúa la salida y la localidad vizcaína de Zalla, lugar donde se ubica la meta, este año con gran acierto en el Ayuntamiento de la localidad, escenario perfecto para recibir a los sufridos corredores, marchadores y bikers, que de todo "habemos" en la carrera.

Después de un largo viaje, en compañía de Mónica y de un pequeño asueto en Bilbao, el sábado nos marchamos a Balmaseda donde nos alojábamos y de ahí hasta Zalla a recoger el dorsal y a aprovechar la tarde del sábado para hacer un poco de turismo; reseñable la visita a las Cuevas de Pozalagua que creo que merecen ser visitadas a pesar de que están algo alejadas del mundanal ruido. En fin, el caso es que con las Fiestas del Carmen en Balmaseda y con la compañía de un nutrido grupo de runners de Berga, Barcelona y Pollença con los que hicimos grupo en el hotel, fuimos pasando el sábado y casi sin quererlo me encontré el domingo en el autobús que nos llevó hasta San Pelayo.
Perfil de la carrera
Y San Pelayo nos recibió con mucho viento y mucho frío así que esa hora que tuvimos que esperar hasta el momento de la salida fue algo durilla, tratando de combatir las inclemencias como buenamente se pudo. Menos mal que poco antes de la salida salió tímidamente el sol y ayudó a calentar el ambiente y los ánimos. A la hora prevista, las 9.30, y después de ver a los marchadores ascender la primera dificultad del día se dio la salida a la carrera. Con mucha tranquilidad empecé a rodar en los dos primeros kilómetros que pican para abajo porque la verdad es que no tenía muy claro que estuviese en una forma mínimamente apropiada así que había decidido tomármelo con mucha calma. Rápidamente finalizó el tramo de calentamiento e iniciamos la primera de las subidas, la más larga del recorrido, que nos llevaría a coronar el Monte Zalama. A partir de ahí nos esperaba un recorrido traidor, de esos en los que están permanente subiendo y bajando, con muy poquitos tramos de llano. Como ya he dicho mi intención era tomarme las cosas con calma y así fue; en las subidas apretaba un poquito y las bajadas me las tomaba con bastante calma, al igual que los tramos rodadores.

Espectacular foto de una de las subidas
Y así, poco a poco, fueron cayendo los kilómetros; primer avituallamiento del km 10, media maratón, avituallamiento del Golitza y tras muchas subidas nos plantamos en la Garbea, última dificultad importante del día (a pesar de que todavía quedaba el Prado de Martinxu pero que no deja de ser una "tachuela" al 31 por ciento de desnivel) especialmente porque al acabar la subida nos esperaba el temido cortafuegos de bajada que, además, este año se había alargado. Y todo lo que hasta ese punto eran buenas sensaciones, con una carrera de menos a más y con el objetivo inicialmente inesperado de las seis horas bien encarrilado, pasó a ser un pequeño calvario: dieciocho minutos para completar el kilómetro del cortafuegos, problemas musculares al acabar que me complicaron bastante rodar hasta la subida del Martinxu, la propia subida al Prado del Martinxu que con esos problemas musculares se complicó aún más...
Menos mal que finalizada la subida recuperé un poco el tono y pude acabar dignamente la carrera aunque al final con un tiempo de 06.09, que al principio hubiera firmado pero que en meta me supieron a poco, especialmente porque llegué muy bien de fuerzas  y con la sensación de poder seguir durante varios kilómetros más. 

En resumen, después de un largo periodo de complicaciones y de malas sensaciones en los entrenamientos, con demasiados días de mala gana a la hora de ponerme al tajo, había conseguido un par de semanas de volver a encontrar motivación pero eso no me parecía bastante para afrontar con garantías la Galarleiz. A pesar de ello, teniendo todo el viaje planificado me pareció inapropiado no acudir así que para allá que nos fuimos con la cosa de que como mal menor pasaríamos cuatro días de relax por tierras vascas. Y mi sorpresa fue encontrarme mucho mejor de lo esperado aunque como era de esperar los problemas físicos acabaron por aparecer. En fin, que no tengo queja, creo que el tiempo empleado no es un fiel reflejo de las sensaciones y, muy importante, este fin de semana ha supuesto un subidón importante en la moral de quien esto escribe. Y para mi el factor mental es especialmente importante así que veremos si esta carrera se convierte en la palanca que me permite reiniciar con fuerza el asalto a mayores metas. De momento los entrenes de esta semana, menos intensos de lo normal por razones obvias, sin embargo han sido muy buenos y me he encontrado más que bien.
Bueno, acabo ya que me enrollo. En este caso no puedo dejar enlace al Garmin porque no sé a santo de qué no lo he podido descargar y ha desaparecido del cacharro. A cambio de ello os dejo un enlace a un video de esta edición de la prueba. Ah, que no se me olvide; felicitar a Remigio que fue el ganador de la carrera, record de la prueba incluido, y que aparece en el mismo tocado con una espectacular txapela.

Marxa al Bartolo 2011, va por ti Irene (10/07/2011)

El pasado domingo 17 de julio se celebró en Benicàssim, Castelló, la tradicional Marxa al Bartolo que todos los veranos desde hace unos cuantos (en mi caso son ya cuatro años seguidos), con salida en el mismo pueblo de Benicàssim nos lleva a disfrutar del paraje del Desierto de las Palmas, subiendo hasta el Bartolo después de un precioso cresteo por esa zona, para después afrontar la subida de las Agujas de Santa Agueda y descender hasta la misma playa en el Paseo del Voramar.
Y aunque seguro que en los años venideros esta carrera volverá a depararme buenos momentos ninguna edición podrá parecerse a ésta porque desgraciadamente este año nos tocó afrontarla por primera vez sin la presencia física de Irene, Amiga del alma, que voló hace un par de meses en busca de nuevos horizontes y de otras aventuras en un viaje en el que no podemos acompañarla por más que siga en nuestro recuerdo.
Emotivo fue el homenaje que desde el Club MiM le brindaron a la salida de la prueba y más emotivas si cabe las más de cinco horas que pasé en compañía de un grupo de amigos, Rober, Carmen, Pascual, Paco y Javi, que decidimos convertir nuestra participación en un sentido recuerdo a Irene y tratar de "disfrutar" del paseo sin los agobios y prisas habituales. La verdad es que fue una mañana difícil, con los sentimientos a flor de piel, porque era como volver a casa de Irene (esta era su segunda casa), y porque su recuerdo, su presencia, lo impregnó todo... las risas que también las hubo, los recuerdos y, creo, sobre todo ciertos silencios que decían muchas cosas de cual era nuestro ánimo en esos momentos.
Me hubiera gustado hablar de marcas, momentos de sufrimiento y esas cosas habituales en mis entradas pero en este caso el único sufrimiento lo puso una ausencia que intentamos llenar con ese recuerdo a una gran amiga que nos dejó sin avisar y también a Miguel y al resto de la familia (un orgullo haber podido compartir parte del paseo con Fernando, hermano de Irene).


En fin, valga esta imagen como homenaje al recuerdo de Irene, que siempre correrá con nosotros por esas montañas que tanto amó desde lo más profundo de nuestros corazones. Espero que allá donde el destino te haya llevado puedas leer estas líneas y recibir un beso enorme. Te queremos y siempre estarás con nosotros, nunca podrás imaginar cuanto se te echa de menos.